Si alguien creyó que el debate por la llamada "ley de necesidad pública" había quedado en segundo plano por el advenimiento de la pandemia, ayer Omar Perotti se encargó de advertirle que no. El gobernador reinstaló el tema que lo desvela para abrirse paso, y lo hizo con una apelación directa y personal a su adversario, el presidente de la Cámara de Diputados, Miguel Lifschitz. Según reveló ayer, lo llamó el martes a la noche para pedirle que deje a un lado su posición negativa y habilite el tratamiento y la aprobación de la ley que en diciembre le frenó. "En estas circunstancias que estamos atravesando todos, es más que necesaria la colaboración y el acompañamiento" de la oposición, comentó el mandatario acerca de su llamado al socialista.

Perotti telefoneó a su predecesor, según dijo a la prensa, para ponerlo al tanto de su decisión de cerrar la frontera provincial con Chaco, como una medida más de prevención ante la expansión del coronavirus. Y de paso, aprovechó para referirle el tema fundamental. "Lo llamé para pedirle su mayor colaboración en el tratamiento de la ley porque la instancia que hoy estamos todos atravesando hace más que necesaria la posibilidad de contar con la colaboración y el acompañamiento" de la oposición, señaló el jefe de la Casa Gris. 

El proyecto de ley que naufragó en diciembre a instancias de Lifschitz como jefe de la oposición legislativa volvió en febrero al Senado y allí obtuvo media sanción. El gobierno se dedicó entonces a exigir con voces propias y ajenas -sindicatos- que el Frente Progresista se allane a darle tratamiento y, finalmente, aprobar la ley. El Ejecutivo espera con esa norma tener las manos sueltas para reorientar partidas y tomar financiamiento externo. En el texto que salió del Senado hay previsto un financiamiento transitorio de 1400 millones de pesos para Rosario, razón de más para que el interbloque del Frente Progresista exhiba grietas: el intendente Pablo Javkin, con su diputado en el bloque Creo, Ariel Bermúdez, juega a favor de la ley que pretende Perotti. Pero Lifschitz y el bloque socialista se mantiene renuente. No quieren autorizar más allá de un techo de 22 mil millones de pesos durante el corriente año. Y el gobernador ya avisó que ni siquiera lo que él pide en el texto de la ley alcanzará en estas circunstancias.

"Hay que ver lo que se está viviendo, los requerimientos que se plantean y que van surgiendo en cuanto a equipamiento, indumentaria, insumos, despliegue logístico, todo por la necesidad de contar con la mejor capacidad de respuesta instalada en la provincia", reseñó Perotti. "Sin dudas que cualquier instancia de números que hemos planteado (sic) en esa ley ya es una anécdota. Seguramente, no solo que lo vamos a necesitar, sino que además tendremos que juntarnos durante el transcurso del año para realizar algunas evaluaciones adicionales", avisó.

El titular del Ejecutivo provincial movió una ficha que hasta entonces no había tocado: el llamado personal y nocturno al destinatario directo. "Ojalá que se entienda de la mejor manera, porque es una de las señales más importantes que pueda estar recibiendo cada santafesino en este momento: ver a su dirigencia trabajando junta en una emergencia de estas características", apretó Perotti.

Lifschitz accedió la semana pasada a darle ingreso a la ley con media sanción, que pasó a un trámite breve en comisiones (Labor Parlamentaria, Presupuesto y Hacienda, y  Asuntos Constitucionales y Legislación General) con la premisa de "lograr un proyecto de consenso que contemple las posiciones de los distintos bloques, en el menor tiempo posible", según dijo en una escueta comunicación a través de redes sociales. Desde entonces, volvió a sumirse en el hermetismo que aplicó durante todo el verano. Por lo menos, parece que a Perotti le atiende el teléfono.