Apenas un puñado de días antes de la oleada de cancelaciones en el deporte por el brote mundial de coronavirus, José Acasuso brindó una exhibición de padel nada menos que en las Cataratas del Iguazú. El ex integrante de La Legión, la mejor camada de la historia del tenis argentino, compartió un evento sin precedentes con David Nalbandian, uno de sus compañeros de generación, y Miguel Lamperti, actual 27° del ranking del World Padel Tour.

"El padel es una diversión, es diferente y lo hago bastante seguido porque es menos traumático para el físico. Tuve varias lesiones y en el padel encontré una actividad que no molesta tanto", explicó el misionero, quien vive en Buenos Aires pero viajó a sus pagos en un momento especial: lo acompañó su mujer Micaela Morán, diputada provincial del Frente de Todos, embarazada de más de ocho meses. Ex número 20 del mundo y entrenador de Guido Pella desde hace una temporada y media, Chucho se siente feliz y espera con ansias a Milo, su primer hijo.

"Ya tengo 37 años y creo que es una buena edad para ser padre", contó en diálogo con Página I12, a metros de la Garganta del Diablo. Acasuso atendió a este medio en el único hotel ubicado dentro del Parque Nacional Iguazú para hablar sobre su presente personal con Pella y repasar momentos de su vida como tenista, en la que logró tres títulos ATP y llegó a disputar dos finales mundiales en la Copa Davis -registró siete triunfos y cinco derrotas entre singles y dobles de 2006 a 2009-.

-¿En qué momento te llega todo esto?

-Me siento muy feliz. Siempre dije que mientras el tenis fuera mi trabajo no iba a tomar ninguna decisión de ese tipo. Me encuentro bien, en Buenos Aires; entreno a Pella pero viajo la mitad de las semanas que juega en el año. Al no estar full time lo puedo combinar bien. Apenas me retiré no me veía entrenando a nadie y no pensaba nada relacionado con el tenis, pero después de un par de años llegó la oportunidad y decidí probar. Quería confirmar si pensaba otra cosa para mi vida o me picaba el bichito. Más allá del buen año que tuvo Guido yo me siento muy a gusto.

Chucho Acasuso, con la paleta de padel,

-¿Dónde creés que estuvo el clic que le faltaba a Pella para llegar a la elite?

-Yo le dije que tenía que mejorar algunas cosas en la parte deportiva, sobre todo que tenía que ser más agresivo. El tenis de hoy se juega de otra forma. Guido siempre fue un jugador muy sólido y muy bueno en lo físico, pero con eso tenía un techo. Si quería seguir subiendo tenía que mejorar esa parte: ganar más puntos por él y no siempre esperar el error del rival. Y creo que en la parte mental le faltaba el convencimiento de que podía estar entre los mejores 25 del mundo. Fue un trabajo duro pero hubo resultados rápido. Y esos resultados inmediatos ayudaron para que él se convenciera y creyera en lo que yo le decía. Las expectativas están intactas.

-¿En tu faceta de entrenador apuntás a transmitir experiencia o trabajás más la técnica y la táctica?

-Hay un poco de todo. Guido es una persona que se identifica mucho conmigo y le gusta que yo le cuente lo que viví como jugador, sobre todo cuando las cosas no salen muy bien y tiene algunas dudas. Le gusta escuchar lo que yo sentía en esos momentos. Después apuntamos a que pueda mejorar como jugador: creció mucho pero todavía falta y vamos por ese camino. Lo bueno es que Guido está convencido y confía en lo que yo le digo.

-¿La Copa Davis es un tema de conversación entre los dos?

-Sí, pero tampoco tanto. Hablamos de la Copa Davis pero él ya tiene su propia experiencia. Fue parte del equipo que salió campeón y es un tipo experimentado en ese sentido. Y cada vez que tiene que jugar una Copa Davis se potencia y se motiva. El año pasado, por ejemplo, en la última gira ya estaba cansado y tenía pocas energías, pero sacó una fuerza extra y jugó una gran Copa Davis en Madrid. Y me lo dijo: “Es por la Copa Davis, si hubiera tenido que jugar otro torneo me habría costado mucho”. Está muy bueno que pueda maximizar eso y sentirse bien cuando la juega.

-¿Cuál es el mayor recuerdo que tenés de tu carrera?

-Y… los momentos más lindos los viví en la Copa Davis. A mí me gustaba mucho representar al país, la pasábamos bien. Si bien no pudimos ganarla llegamos a varias finales. Y nosotros nos sentimos parte también de todo lo que se logró después, porque es un proceso largo. También tengo buenos recuerdos de cuando gané mis torneos, aunque son sensaciones diferentes. Pero siempre digo que lo más gratificante que podemos tener nosotros es haber sido parte del resurgimiento del tenis después del bache que hubo en los años ’90 y a principios de la década del 2000. Nuestra camada hizo crecer al tenis de nuevo y mucha gente volvió a jugar y a interesarse. Y lo más lindo es que muchos chicos de hoy estén jugando por habernos visto a nosotros. Es lo más importante que dejamos en las nuevas generaciones.

-¿Cómo te hubieses sentido hoy si te tocara jugar el nuevo formato de la Davis?

-Sería extraño pero la Davis necesitaba un cambio. El formato anterior ya estaba un poco agotado. Y si me pongo del lado del jugador, antes era muy estresante, demandaba mucho en lo físico pero mucho más en la parte mental. Después de una Copa Davis necesitabas dos o tres semanas para recuperarte por el estrés. Ahora son partidos más cortos, más rápidos y más dinámicos. Creo que es el camino que tiene que tomar el tenis para que no perder el interés de la gente.

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