Liliana Giménez tenía 44 años y vivía en Córdoba, donde daba clases de literatura a los presos en la cárcel de cárcel Bouwer. Murió el lunes, con síntomas de coronavirus y dio cuenta por Twitter de lo que fue una lucha de nueve días hasta ser internada. 

Falleció un día después de haber sido ingresada a la Clínica Privada de La Falda, donde se constató que tenía los pulmones tomados por lo que, según informó su familia, era una neumonía. Días antes, le habían recetado, por teléfono, paracetamol. Mientras se espera el resultado de los últimos tests (el primero por coronavirus dio negativo), el cuerpo de quien en Twitter era conocida como Lilipad fue cremado. 

Con esta referencia, el 29 de marzo Giménez contó en Twitter por primera vez que se sentía mal. Más tarde, ese mismo día, informó que tenía 38,3 de fiebre. Dos días más después escribió:

El 1º de abril tuiteó sobre sus "proyectos febriles":

El 3 de abril contó que "hace tanto que estoy en cama que cuando hago dos pasos se me acalambra el gemelo". Al día siguiente, se refirió a su primer contacto con un médico:

El mismo 4 de abril se refirió a la visita a la terraza de su propia casa, que describió como un "logro", y en un tuiteo posterior se explayó de manera casi premonitoria:

Su último tuiteo llegó el 6 de abril. Anunciaba su internación de este modo:

Horas más tarde, su amiga Elizabeth Auras confirmó su muerte:

Seis días antes de morir, con total lucidez, escribió en la red social acerca del destrato hacia quienes han contraído la Covid-19. Ella estaba enferma, no se sabe si de coronavirus pero estaba enferma y fue estigmatizada, "como si enfermarte fuera tu culpa".