Jorge Todesca, director general del Indec, concretó su amenaza de presentar una denuncia penal contra los delegados de UPCN en el instituto, que esta semana realizaron un paro de 24 horas en demanda del pago de un plus remunerativo que cobran desde hace una década y que la actual administración decidió suprimir porque “no hay una tarea” que lo justifique. Todesca descalificó la medida de fuerza calificándola de actitud “extorsiva”, le apuntó a los delegados como “la patota que volvió” y acusó a los huelguistas por “sabotaje”. Por si fuera poco, el ex consultor de la city le adjudicó a los trabajadores en conflicto la intención de evitar que “se normalice el Indec; hay gente que no tolera que pueda funcionar bien y tenga credibilidad”. Todesca tampoco tomó nota, al parecer, de las duras críticas que viene recibiendo la actual gestión por los cuestionables resultados de sus mediciones y prefiere darse a sí mismo altas calificaciones. Como el presidente de la Nación, que autocalificó su gestión con “un ocho”.  

 En la última semana, Todesca no sólo protagonizó un lamentable episodio en el que increpó a delegadas gremiales cuando intentaban defender a un empleado que era sometido a presión del titular del organismo, acusándolo de haber desconectado un servidor. “Cállese la boca, retírese”, le gritó a una delegada cuando quiso intervenir en defensa del joven empleado, que le reclamó que no la insultara. “No la insulto, soy la autoridad en este organismo”, se justificó elevando la voz Todesca, ya sacado. Ocurrió el viernes, amenazó con denunciar penalmente al gremio por la medida de fuerza, y cumplió.

Más que una acción para impedir la normalización, Todesca parece enfrentarse a dificultades para explicar el cuestionable funcionamiento del organismo bajo su mando. El índice de precios que elabora refleja subas sistemáticamente más bajas que las que resultan de la medición de la Dirección de Estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires, donde gobierna el PRO, pese a que en ambos casos la encuesta abarca un espacio geográfico similar (el Indec abandonó la toma de datos en el interior del país). Además, el investigador Mariano Kestelboim expuso las cuestiones metodológicas y de manipulación de ponderaciones (suplemento Cash del 12 de marzo), por las cuales se subvaloran los aumentos en las tarifas de servicios públicos, mientras que se sobrevalora el peso en el presupuesto familiar de rubros bajo ataque de la competencia importada, como indumentaria.

En la última semana también se conocieron las estimaciones del Indec sobre desempleo en el cuarto trimestre de 2016, que se presentaron como “un decenso” del índice respecto de los trimestres anteriores (7,6 por ciento, contra 9,3 en el segundo y 8,5 en el tercero). Así expuestos, los datos pecan de varias falacias simultáneas. La principal, es que los distintos períodos no son comparables, porque de hecho presentan diferentes niveles de participación de la población trabajadora en el mercado. De hecho, la tasa de empleo bajó entre el tercer y cuarto trimestre del 42,1 al 41,9 por ciento de la población. Baja la tasa de desocupación por la menor cantidad de mano de obra que se ofrece en el mercado: pero los empleados en el último trimestre del año eran 80 mil menos que en el trimestre anterior.