El premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, brindó el viernes una conferencia bajo el título “Los desafíos para los pueblos en contextos de pandemia: ¿se plantea un fin de ciclo?”. A tono con el aislamiento social, preventivo y obligatorio para frenar la propagación del coronavirus, la actividad fue transmitida de forma virtual a través del canal de Youtube de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. La presentación estuvo a cargo de la decana Carolina Mera y fue moderada por Sonia Winer, Coordinadora Académica de la Diplomatura en Movimientos Sociales, DDHH y resistencia frente al neoliberalismo, dirigida por Pérez Esquivel.

“Esta pandemia nos está anunciando el fin de una etapa. Se trata de la conciencia de la humanidad, no podemos retroceder y volver otra vez a lo vivido. Creo que es un desafío de construcción colectiva”, comenzó proponiendo Pérez Esquivel. De esta manera, analizó cómo el coronavirus impactó drásticamente en numerosos países y qué tipo de políticas públicas adoptaron estos para combatirlo. “Aquí entra el neoliberalismo, muchos países han privatizado la salud, la educación y todas las estructuras del Estado. El Estado pasa a ser un mero administrador y creo que ahora están las consecuencias. Son políticas donde se privilegia el capital financiero sobre la vida del pueblo”, reflexionó.

Los problemas históricos que reveló el coronavirus

El también presidente de la Comisión Provincial por la Memoria vinculó inmediatamente el punto anterior con las otras “pandemias” que comenzaron a revelarse, como la problemática del hambre a nivel mundial, que continúa expandiéndose “con estas masas enormes de seres humanos que ya no tienen recursos económicos y que el Estado tampoco se los va a suministrar”. Así sostuvo que es falsa la afirmación de que hay escasez de alimentos, ya que en realidad el hambre es un “crimen” producido por una “decisión económica y política”. No obstante, rescató las decisiones del gobierno de Alberto Fernández en el contexto de la “grave” situación económica que sufre el país. “El presidente lo dijo claramente: una situación económica se puede resolver, la vida no. Entonces, tenemos que apostar a la vida del pueblo y esto es de hablar de humanidad”, señaló.

Por otra parte, contó que le causó “mucho dolor” los ataques que protagonizaron diferentes vecinos contra trabajadores del sistema sanitario en distintas partes del país, hecho que reveló que "vivimos en sociedades violentas del sálvese quien pueda”. En esa línea, recordó que las políticas de derechos humanos significan “vida” y que “nunca son un paliativo ante el dolor, son una acción transformadora y liberadora de la conciencia de los pueblos para respetar cada persona como ser humano”. En este sentido, aseveró que la democracia no se cierra al sufragio ni tampoco existe por sí misma, sino que significa “derecho e igualdad para todos y todas” e implica “espacios a construir que sirven para tomar conciencia de nuestra responsabilidad". "Cuando trabajamos para defender los derechos de los demás nos estamos defendiendo a nosotros mismos como ciudadanos”, agregó. 

La deuda externa

En cuanto a la problemática del endeudamiento externo que aqueja América Latina, Pérez Esquivel aprovechó para mencionar el caso argentino, cuya deuda la denominó como “impagable, inmoral e injusta”, y también citó a Eduardo Galeano para explicar sus históricos resultados en la región: “Más pagamos, más debemos y menos tenemos”. Siguiendo esta línea, opinó que más que una división entre primer, segundo y tercer mundo, existe un “mundo mal distribuido”, el cual tiene su origen en el saqueo realizado a las regiones de África, Asia y Latinoamérica de parte de numerosos países hoy considerados como desarrollados.

Luego, remarcó que el sistema educativo debería ser una de las principales prioridades que debe tener una sociedad. “Como bien nos enseñó Paulo Freire: La educación es una práctica de la libertad. Si nos educamos para un sistema de dominación terminamos siendo esclavos. En cambio, nos podemos educar para un sentido de la vida, de la liberación, del encuentro”, indicó. A su vez, expuso la necesidad de profundizar la democracia “participativa” por sobre la democracia “delegativa”, así como también planteó que se debería retomar la integración regional a través de los organismos que fueron “destruidos” durante el gobierno de Cambiemos, como la Unasur, la Celac, el Mercosur y el Banco del Sur.

Nuevas oportunidades

El premio Nobel de la Paz manifestó que la pandemia del coronavirus también dejó al descubierto el desequilibrio que se vive en relación a la naturaleza y la “madre tierra”. Para ejemplificar, relató que recibió este jueves un llamado urgente de parte de las comunidades indígenas de la Amazonia porque estaban siendo “masacradas para quitarles las tierras”. Acto seguido, afirmó que existen alternativas respecto del actual “sistema de opresión” y que una de ellas es el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil, el cual posee más de 40 años de funcionamiento. “La soberanía alimentaria no comienza por las grandes corporaciones ni por los monocultivos, sino que está en el pequeño y mediano productor rural. Respetan la madre tierra porque es parte de ellos. Es ahí donde se puede generar un nuevo amanecer”, apuntó.

Asimismo, enmarcó la agrupación brasileña dentro de lo que considera como “movimientos no violentos de transformación social”, donde también incluyó al movimiento de mujeres dada su gran importancia a nivel mundial. “Se necesita que los pueblos se asuman en rebeldía porque sino vamos a ser tragados, fagocitados por el sistema. El sistema no descansa, es cruel y no se va a mejorar porque simplemente nació sin corazón”, aseguró. De esta manera, sugirió construir nuevos “paradigmas de vida” y nuevos “encuentros” mediante la “resistencia social, cultural y política”.

Para finalizar, Pérez Esquivel eligió dejar un mensaje esperanzador a modo de despedida: “No hay que desesperar. Vamos a salir de esto, pero tenemos que salir fortalecidos. No hay que repetir lo mismo que se ha hecho, sino mirar en perspectiva. De esto va a depender el mundo que le vamos a dejar a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos. Así que mucha fuerza, mucha esperanza y como decimos con Norita (Cortiñas): Hasta la victoria, siempre”.

Informe: Marcos Bentancourt