Una antropóloga, una abogada y un referente indígena sostienen que la producción de coca es viable en la zona de Yungas de departamentos Orán, San Martín, Santa Victoria e Iruya. La coca entra de contrabando de Bolivia a Argentina, donde hay una contradicción legal, ya que en Salta se permite el consumo, pero sigue prohibida la comercialización aunque las hojas se venden en kioskos y mercados de toda la provincia.

Durante la cuarentena, el precio de la hoja coca no tiene techo y por estos días las comunidades originarias y los sectores populares en general no están pudiendo comprarla. 15 gramos cuestan alrededor de 400 pesos. 

En la Cámara de Diputados salteña ingresó un proyecto de ley firmado por legisladores del saencismo que propone producir coca en Salta. Allí se propone la creación de un consorcio integrado por representantes del Estado Provincial, los productores y los expendedores que tenga a cargo las plantas de acopio y fraccionamiento de hojas de coca. En caso de ser insuficiente la producción, el proyecto también prevé que pueda importarse desde Bolivia.

Producción viable en Salta

La antropóloga Eugenia Flores aseguró a Salta/12 que la producción de coca es viable en la provincia de Salta pero consideró que debe haber control del Estado para que no se desvíe al uso del narcotráfico y las cocinas de cocaína.

“En el año 1940 hubo intentos de hacer plantaciones de coca en Orán pero fracasaron por la circulación de los vientos. La zona de Yungas es apta, a 2.500 metros sobre el nivel del mar”, sostuvo.

La abogada Mara Puntano dijo a Salta/12 que en Urundel y en Orán los pobladores guaraníes y kollas cultivaron coca, pero que dejaron de hacerlo por la persecución de Gendarmería y de la Policía.

“Cuando voy al campo y hablo con campesinos e indígenas me cuentan que hay una especie que es la coca del monte”, indicó Flores. La antropóloga explicó que existen 200 variedades de coca, y que varía el porcentaje de alcaloides de cada planta.

El presidente de la comunidad Lules de Salta, David Torres, como estudiante de historia de la Universidad Nacional de Salta, también investiga la coca y sus usos ceremoniales. Explicó que hay al menos seis variedades nativas de la coca en la provincia, "en las comunidades les dicen sacha coca". “Eso muestra que la producción es viable, sobre todo porque hay un clima parecido al de zonas cocaleras de Bolivia. Como en el municipio Isla de Cañas, del departamento Iruya”, sostuvo.

La provincia “tiene altura y precipitación en la línea subtropical de Tartagal y Aguaray en el departamento San Martín, en Orán, Santa Victoria e Iruya”, señaló Torres. Consideró que tal vez “adecuando la planta” podría producirse incluso en un clima como el del municipio de La Caldera, en Finca Las Costas, y en El Encón, de Salta capital. “La coca no tolera mucho el frío”, explicó.

Torres consideró que “debería ser legal la producción, el acopio, el fraccionamiento y la venta”. “El mercado está esperando a quien pueda producir. Se está pidiendo desde hace rato que sea legal y se produzca. Es negocio redondo”, manifestó.

Además, señaló que las extensiones de tierra donde se podría producir coca son indígenas, "por ejemplo en Isla de Cañas, en Finca Santiago, expropiada a los Patrón Costas". Estando el negocio en manos de grandes empresarios, el dirigente indígena teme que pueda haber avances sobre el territorio originario para poder sembrar. Consideró "justo" que la producción esté en manos de las comunidades originarias, pero evaluó que se requerirá mucho capital para invertir en sistemas de riego, alambrado y seguridad "porque la coca es muy solicitada y la van a robar"

"Tendría que estar bien pensado dónde y con quién se va a producir. Darle la producción a los sojeros y tabacaleros, sería seguir alimentando el mismo sistema. Dársela a las comunidades sería distinto, habría una mesa más grande para la toma de decisiones. No sé si los políticos habilitarían a las comunidades a tomar decisiones y pararse de igual a igual con los grandes productores", analizó. Torres opinó que en Argentina primaría el afán de ganancias más que el cultivo tradicional y ancestral como el que se hace en Bolivia y Perú

Legalidad e ilegalidad 

Puntano también consideró que si se plantea la producción de coca en Salta, debe estar en manos de los pueblos originarios "que son los guardianes del planeta y que ancestralmente utilizaron la coca por la explotación de los conquistadores".

En cuanto a la legalidad, explicó que "hay una contradicción con la ley de estupefacientes, que permite el coqueo en Salta y Jujuy pero no la introducción de coca al país, eso está prohibido además por el Código Penal y el aduanero. Que se comercialice es lo contradictorio. Hay contrabando. Se evaden impuestos que no vienen a la provincia, se genera una cadena de corrupción", sostuvo.

Puntano indicó que durante el gobierno peronista de 1945, "se permitió el consumo de coca a pesar de que desde 1926 la Argentina había refrendado un acuerdo internacional que incluía a la coca entre los estupefacientes. Perón saca un decreto que permitía la importación de 190 mil kilos para consumo de la población de Salta , Jujuy y Tucumán, que estaba a cargo del sistema de salud pública y de las farmacias. Fue un gobierno popular el que escuchó a la gente y permitió en estas zonas el consumo". 

Con la autodenominada "Revolución Libertadora se anuló ese decreto y volvió a estar prohibido el consumo. Después en 1978 salió un decreto firmado por el dictador Jorge Rafael Videla que prohibía absolutamente la introducción o tenencia de coca y cualquier estupefaciente en el país aumentando todas las penas", señaló Puntano

La abogada explicó que con el advenimiento de la democracia, surgió la ley 23.737, de estupefacientes y "en el artículo 15 que contempla la situación de Salta y Jujuy donde se permite la tenencia de hojas de coca para consumo personal". 

Pese a la prohibición de la comercialización, Puntano dijo que en Salta la costumbre "arrolla toda la legislación". La única forma de obtener coca por ahora es "a través del contrabando y de la venta ilegal". 

Consumos

"La coca es un complejo biocultural y social, tiene un montón de propiedades, y prácticas rituales asociadas. Está relacionada a los pueblos originarios, a zonas geográficas y culturas. Es una cosa que tiene una vida social. El curandero o el gaucho se relaciona de una forma especial con la plantita. La coca genera agencia social, el curandero habla con la coca, y la coca le indica cómo curar, es una dimensión espiritual y mágica", señaló Flores. Para la antropóloga, la coca genera un mundo social, simbólico y ritual, "elementos que suman para alejarla de la cocaína".

"Aunque en Salta tengamos el 80% de sangre indígena no se reconoce ni el 30%. Hay una reconfiguración de la identidad regional asociada a la coca, no niegan el origen indígena pero se diferencian. Plantean 'yo consumo esto pero de manera diferente' (...) Para el indígena la coca genera vida, para el gaucho no", precisó Flores. Planteó que el consumo en la provincia se da sobre todo en lugares masculinos.

"En Salta en todos los niveles sociales consumen coca. Desde un senador hasta un laburante. El uso es muy normal y es sumamente necesario. Que no haya (en cuarentena) es una desgracia para muchos”, afirmó Torres.

"Sin coca se distorsiona la vida de las comunidades. Las mujeres van coqueando a hacer pastar las cabras y ovejas. Es una forma de nutrirse también. Cuando salimos a buscar animales, siempre se deja coca como una ofrenda a la tierra. Es una tradición previa al cristianismo. Eso no se está pudiendo hacer", contó.

Torres indicó que la coca tiene usos medicinales, se toma en "té mezclado con otros yuyitos". O incluso hay quienes "consultan la suerte, agarran de a tres hojitas, las sueltan y según del lugar en que caigan, hacen una interpretación".

Por su parte, Flores detalló que la coca en Salta está asociada a la bohemia y que fue Juan Carlos Davalos quien empezó a escribir sobre esta planta.