La semana pasada terminó con un fuerte optimismo financiero. El salto diario de los bonos en moneda extranjera permitió acumular ganancias de más del 30 por ciento en el mes. El tipo de cambio implícito en la bolsa marcó una baja de 10 pesos en cinco días y las acciones argentinas en Nueva York cerraron con aumentos mensuales de hasta 40 por ciento.

El plazo para finalizar el canje de la deuda pautado para el 22 de mayo volvió a extenderse hasta los primeros días de junio. Los fondos de inversión mandaron sus propuestas al Gobierno. El equipo económico las analizó y se encuentra trabajando para encontrar un punto intermedio: o sea, un acuerdo que no implique perder la sustentabilidad financiera.

Esto es el abc de una negociación: las expectativas de las partes pueden no tener convergencia en un comienzo. Eso no implica que no exista espacio para encontrar el punto en común. Los acuerdos se consiguen cuando ambos lados hacen concesiones. Los bonistas modificaron el tono de su primera propuesta. El Gobierno aceptó mejorar su oferta inicial.

Esto no es una trivialidad. La sensación es que de ambos lados empiezan a resignarse parte de las expectativas iniciales. Los expertos en negociación aseguraran que esta sensación de trato justo -en este caso que tanto bonistas como Gobierno aflojan sus posiciones en forma equitativa- es una las claves con las que se cierran los acuerdos exitosos.

En una negociación de reestructuración de deuda resulta relativamente sencillo entender cuál es el esfuerzo que tiene que hacer cada una de las partes. Lo que se resigna de ambos lados puede medirse en miles de millones de dólares. En otro tipo de negociaciones las concesiones pueden ser subjetivas pero con los bonos los números lo dicen todo.

Los fondos hicieron una primera propuesta que apuntaba a conseguir un valor de recupero en la reestructuración de la deuda de más del 65 por ciento. La cifra surge de uno de los documentos que circularon en la city hace algunas semanas.

En la otra punta la oferta inicial del Gobierno implicaba un valor de recupero varios puntos porcentuales por debajo de la expectativa de los bonistas. Estos cálculos se suelen hacer con una tasa de descuento (tasa de salida) debido a que la deuda no se paga toda al contado sino que van haciéndose desembolsos a lo largo del tiempo.

El último informe de la consultora ARPartners menciona que -con una tasa de descuento del 12 por ciento- la oferta inicial del equipo económico arrojaba un valor de recupero del 35 por ciento (40 por ciento sería el recupero con tasa de salida del 10). La cifra es el recupero promedio de los nuevo bonos. El valor presente de los 2030 daba 36 por ciento.

Entre los analistas existe cierto consenso que en las próximas semanas la negociación avanzará a cerrar un canje con valor de recupero cercano a 50 por ciento. En número redondos –si se alcanza a concretar el acuerdo- los fondos habrá modificado en 15 puntos sus expectativas iniciales (de 65 a 50) y el Gobierno habrá hecho lo mismo con las suyas (de 35 a 50).

La oferta de un lado y del otro no tiene que calcularse necesariamente en forma lineal. Existen otros endulzantes con los que el equipo económico puede plantear un acuerdo a los bonistas. En las contrapropuestas de los fondos circuló un pedido de cupones PIB (similares a los que habían sido ofrecidos en 2005).

En el último informe del Observatorio de Coyuntura Económica y Políticas Públicas (Ocepp) se menciona que los cupones PIB no son el mejor endulzante porque la Argentina cada vez que crece enfrenta problemas de divisas (y justamente vincular el pago de deuda en dólares al crecimiento parece contraproducente).

Lo que proponen es ofrecer algún instrumento de tipo de cupón Exportador en el que el país comprometa pagos si se superan ciertos umbrales de exportación, lo que sería una apuesta por el desarrollo de sectores como Vaca Muerta.