La fórmula de las parejas desparejas u ocasionales compañeros de aventuras que deben unirse para enfrentar un conflicto ha sido explotado con éxito a lo largo de la historia del cine, principalmente por Hollywood, e incluso tienen un nombre propio: buddy movies. Un buen ejemplo dentro del último tiempo de esta suerte de subgénero es Dos tipos peligrosos, una mezcla de comedia negra, con policial y momentos de acción, dirigida por Shane Black, quien ya había dado muestra de un estilo similar en su film Entre besos y tiros.

Ambientada en Los Ángeles de los años 70, la película presenta al mediocre detective privado Holland March y al rudo matón a sueldo Jackson Healy, quienes se ven obligados a colaborar para resolver una serie de casos en los que están involucrados: la desaparición de una joven mujer, la muerte de una estrella porno y una conspiración criminal que llega hasta las altas esferas políticas de la ciudad.

Ryan Gosling y Russell Crowe se encargan de dar vida a esta particular y divertida dupla que inicialmente decide trabajar por separado, entorpeciendo la tarea del otro, hasta que entienden que si se unen, a pesar de sus antagónicas personalidades, podrán llegar a lo que buscan. La química que manejan ambos actores es lo que permite que toda la historia pueda funcionar, dándole el tono de humor justo para este tipo de relatos de compinches que primero se odian y luego terminan agradándose. Más allá de los entretenidos momentos de comedia y de acción, hay aquí una intención de homenajear a las grandes películas de los 80 que sentaron las bases más sólidas de este subgénero. 

Dos tipos peligrosos, de Shane Black, disponible en HBO GO.