El primer ministro británico Boris Johnson defendió a su asesor Dominc Cummings ante las críticas que recibió de parlamentarios por teleconferencia. La polémica estalló cuando la prensa reveló que Cummings, cerebro de la campaña por el Brexit en 2016, viajó 400 kilómetros en abril pese al confinamiento obligatorio ordenado por el gobierno. El tema fue creciendo en los últimos días y parece habérsele ido de las manos al ejecutivo británico. Las críticas llegaron desde el propio partido Conservador donde casi 40 legisladores reclamaron la renuncia del asesor. El Reino Unido sigue siendo el segundo país del mundo con más casos de coronavirus.

Mano derecha de Johnson

El líder conservador fue acribillado a preguntas en una videoconferencia del comité de enlace de las diferentes comisiones parlamentarias. Los legisladores hicieron llegar al premier los mensajes enfurecidos de sus votantes. "La razón por la que no da a la gente una respuesta directa es porque no quiere incriminar a Dominic Cummings", lanzó la opositora laborista Yvette Cooper, ante los balbuceos de un primer ministro esquivo. La parlamentaria criticó a Johnson por anteponer sus elecciones políticas a los mensajes de salud pública. Además agregó que ante esta doble vara los británicos podrían dejar de respetar las reglas. Pese a que el Reino Unido es el segundo país del mundo más golpeado por el coronavirus, con 37.460 muertos por covid-19 confirmados --46.0000 sumando los sospechosos--, desde hace cinco días los medios británicos solo hablan del polémico Cummings.

Ante estos reclamos Johnson aseguró que se dijeron muchas cosas falsas sobre su consejero. Sin embargo no precisó cuáles. Además reprochó a los diputados estar haciendo acusaciones partidistas, aunque varios eran de su propio partido. Existe una sensación creciente de rebelión interna: casi 40 diputados conservadores exigieron que Cummings deje el gobierno. Pese a todo, Johnson lleva días defendiendo a su asesor al que llegó a calificar como imprescindible. El premier lo había nombrado "asesor especial" ni bien llegó a Downing Street. Ahora, salió a la luz que el consejero realizó al menos dos viajes en auto en pleno confinamiento.

Los hechos y las explicaciones

A finales de marzo el ideólogo del Brexit condujo más de 400 km, desde Londres a Durham, en el noreste de Inglaterra, con su esposa y su hijo de cuatro años. Después, en abril, se lo vio el día del cumpleaños de su mujer en alrededores de un castillo medieval situado a 50 km de Durham. Todo esto no se supo hasta el pasado viernes cuando los diarios Daily Mirror y The Guardian publicaron la noticia. Entonces estalló el escándalo. Los desplazamientos "no esenciales" estaban prohibidos en aquel momento según las reglas del confinamiento impuesto el 23 de marzo. Muchos británicos se enfermaron sin tener a nadie cerca para cuidar de sus hijos. Aún ahora siguen sin estar autorizadas las visitas a la familia.

El lunes el propio Cummings se defendió en rueda de prensa alegando que actuó en forma legal y razonable. Afirmó que, temiendo estar infectado de la covid-19, se instaló con su esposa y su hijo de cuatro años en la casa de sus padres en Durham, porque buscaba a alguien para cuidar del pequeño. El asesor no se arrepintió ni pidió disculpas y afirmó que nunca consideró la posibilidad de renunciar.

Ya desde el martes el ejecutivo británico quiso bajar el tono del conflicto. "El primer ministro considera que Dominic Cummings actuó con responsabilidad e integridad", sostuvo la portavoz de Johnson. El ministro del Gabinete Michael Gove, número dos del gobierno, describió al funcionario como un hombre de honor. "Creo que la mayoría de la gente entenderá que estaba bajo presión y quería poner la salud de su esposa e hijo en primer lugar", dijo Gove a la BBC. Pero pronto quedó claro que el ejecutivo no había logrado apagar el fuego. El subsecretario de Estado para Escocia, el "tory" Douglas Ross,  renunció el martes en señal de protesta. "Los habitantes de mi circunscripción no pudieron despedirse de sus seres queridos, las familias no pudieron llorar juntas, la gente no pudo visitar a sus seres queridos enfermos porque estaban siguiendo las recomendaciones del gobierno", afirmó Ross en su carta de renuncia. “No puedo, de buena fe, decirles que estaban todos equivocados y que un consejero del gobierno tenía razón", agregó el subsecretario.

El confinamiento obligatorio rige en el Reino Unido desde hace más de dos meses. Johnson anunció una desescalada a partir del 1 de junio con la reapertura de las escuelas primarias. Dos semanas después podrán abrir los comercios no esenciales. Pero el caso Cummings le está costando al primer ministro una brusca caída de popularidad, según Tim Bale politólogo de la Queen Mary University de Londres. "El peligro es que esto refuerce una preocupación de larga data entre los votantes británicos. Esta sostiene que el Partido Conservador se preocupa más por sus amigos ricos que por la gente común", sostuvo el politólogo a la Agencia Francesa de Prensa (AFP).