Luego de que se conociera que un repartidor de Pedidos Ya fuese agredido físicamente por el dueño y un empleado de Bonafide, desde la Asociación Sindical de Motociclistas Mensajeros y Servicios (ASIMMS) se manifestaron ayer en las puertas del local ubicado en la céntrica calle Balcarce de la ciudad de Salta. Tras el reclamo, pidieron reunirse con el ministro de Seguridad de Salta, Juan Manuel Pulleiro, para que les dé garantías de seguridad en sus trabajos.

“El reclamo es para visibilizar la situación que surgió por este patrón que se cree patrón de estancia”, reclamó el titular de la ASIMMS, Carlos Cruz. “No seguiremos tolerando ninguna agresión física, verbal ni material”, subrayó tras contar que la moto del empleado fue dañada y eso imposibilitó que siga trabajando.

Cruz contó que los repartidores de apps y de cualquier servicio de delivery o cadetería tienen “un alto índice de desprotección”. Los trabajadores ya han sufrido en diferentes zonas de la ciudad aprietes, el robo de los celulares, del pedido y de la recaudación. “Nos cuidamos del coronavirus, pero no de la delincuencia en la vía pública”, cuestionó el titular de ASIMMS.

La manifestación que ocurrió ayer pasadas las 10 tuvo el pedido puntual de una reunión con Pulleiro y el secretario de Seguridad, Benjamín Cruz. Para el secretario general del gremio, es necesario que se visibilice la problemática y se tomen medidas acordes desde el Ejecutivo provincial. Cruz sostuvo que, en caso de no darse el encuentro, “vamos a salir tocar y manifestarnos como lo hicimos hoy (por ayer).

“Queremos sentarnos a dialogar para hacerles saber dónde hay un alto índice de inseguridad. Nosotros lo sabemos porque estamos en la calle constantemente”, aseguró. Destacó que es un pedido urgente porque además de la precarización laboral que sufren, se suma el estado de vulnerabilidad en el momento en que realizan su actividad. “No es solo laboral el problema, es también de seguridad”, reiteró.

Cruz dijo que desde que empezó la cuarentena le resulta “imposible” tener un listado de los trabajadores pertenecientes a las aplicaciones. “Todos los días ingresan porque la informalidad del trabajo te lleva a que se decidan a entrar y más con la pandemia”, relató.

El último suceso

El domingo 31 de mayo un repartidor de Pedidos Ya, de origen venezolano, se dirigió a retirar un encargo en el local de Bonafide. Tras la cancelación del pedido por demora, el dueño no lo aceptó y junto a un empleado lo agredieron físicamente y le rompieron la moto. El trabajador realizó la denuncia en la Comisaría 1ª de Salta ese mismo día.

“El compañero fue a retirar el pedido y hubo demora”, contó Cruz. Según el titular de la Asociación el local tiene un horario de apertura de 8.30. El trabajador llegó a las 9.30, pero el local recién estaba abriendo sus puertas y provocó que tuviera que esperar hasta que cancelaron el pedido.

“El soporte llamó al compañero diciendo que tome otro servicio”, dijo Cruz. En el momento en que se estaba retirando uno de los dueños del local le dijo que ya estaba lo ordenado. “El compañero le dice que el soporte le informó que el cliente anuló la compra” y tras esta afirmación se produjo un intercambio de palabras y el dueño salió “a recriminarle por qué se hacía el vivo”. 

“Lo agrede físicamente y le rompió la moto en una parte eléctrica”, dijo Cruz, quien añadió que en la manifestación de ayer el dueño del local negó lo sucedido.

La cuestión de la demora “no es nueva y pasa en muchos locales. El repartidor tiene que estar esperando afuera y para nosotros el tiempo es plata”, se quejó. “Si te demorás en un pedido y eso es más de 40 minutos no es redituable para el trabajador y deja en disconformidad al cliente”, añadió.

De acuerdo a lo que contó Cruz, el empleado agredido se encuentra bien físicamente pero tras la rotura de la moto no pudo trabajar en toda la semana. “Económicamente está mal porque no generó plata para mantenerse y lamentablemente sigue sin poder trabajar. Andaba queriendo vender su teléfono móvil”, finalizó.