En estos días de invierno, Vicente Quintreleo se dedica a la poda de un árbol que está ocupando demasiado espacio en el patio de su casa, dice. Lo cuenta al pasar, en el mismo mensaje en que informa que el Festival Distópico Disidente, que organiza su grupo, Sudor Marika, junto con otres artistes, tendrá una segunda edición. No es difícil imaginarlo metiéndole mano a la cosa, aunque esta vez con herramientas de jardinería en lugar del rallador cumbiero con el que hizo bailar a todo Buenos Aires al ritmo de Si vos querés Larreta también, el éxito con el que la marikísima banda acompañó las últimas elecciones. 

Pero el movimiento se demuestra andando, acertaría una vez más Carlitos Bala, y no importa con qué lo hagas andar mientras logres despertar nuevas significaciones para una época como esta, coronada de parálisis y dolor. “Una de las cosas que más cuestan es pausar la tristeza, el agobio, la angustia, el sinsentido…”, dice la cantante de Sudor Marika, Rocío Tirita, a quien el aislamiento social le sirvió, como a tantes, para adueñarse de las posibilidades tecnológicas y consolidar su autonomía como artista: “Entre otras cosas, estuve armando un video de una canción que lancé en mayo, en plena pandemia: “Fuego en la piel”, con Flor Linyera. Un video que invita a pensar los devenires de la materia sensible, del placer, del juego, del erotismo. Una apuesta que también intenta poner en cuestión la moral sexual dominante y las lógicas binarias con las que se leen los cuerpos. Fue filmado, producido y editado en casa por mí, con lo que hay. Mucho cuerpo, tutoriales, intuición, ganas de jugar e imaginación”. Tirita, autora de la tortísima canción "La ex de mi ex" , participará del Festival Distópico, que se llevará a cabo hoy 17 de julio a las 21, y lo hará en compañía de Ayelen Beker, Marilina Bertoldi y Putite de mamá. 

Esta segunda entrega viene precedida por una primera jornada festivalera que tuvo gran repercusión y contó con la presencia, obviamente virtual, de Susy Shock, Son pololos, Gemma Ríos y Barbi Racanati. Sus organizadores hacen una salvedad: “Pretendemos sostener este proyecto por el tiempo que sea necesario, pero no nos queremos acostumbrar -se planta Vicente-. Nos resistimos a que esta nueva realidad nos configure modos distantes de relacionarnos. Un día lo celebraremos con un gran Festival Distópico en donde nos volveremos a encontrar y ver sobre escenarios reales las bandas, artistas y proyectos que tanto queremos”. Pero por supuesto que no se trata solamente de conjurar la normalidad online que amenaza el futuro, sino básicamente de sobrevivir a la catástrofe económica y anímica que afecta el presente, porque como dice Rocío: “Para muchxs el sostenimiento de la vida se basa en eso, en aquello que puede hacerse y mostrarse en los escenarios para un público; y también está la cuestión anímica, porque realmente esas experiencias (las de los shows en vivo) dan sentido y contagian alegría. Y esos contagios queremos, los vitales”. La comediante Michelle Lacroix, otra de las organizadoras del festi, aporta su visión sobre la necesidad política de seguir alzando la voz en tiempos de aislamiento: “Nosotres, las disidencias no estamos dispuestes a dar marcha atrás por más de que exista la pandemia. Buscamos los medios para estar en la escena, porque veníamos abriendo caminos y cada vez más presentes. Siempre tenemos menos posibilidades a nivel de los lugares donde presentarnos y esto obviamente repercute en nuestra economía, y Distópico es otro modo de hacer dinero con lo que sabemos hacer: actuar, cantar, bailar. Sabemos que hay una parte de la sociedad que consume nuestras producciones y por eso también acá estamos, para dárselo. Me parece importante que haya una trava al frente de una producción. Yo no tengo un sueldo fijo ni a ganchos y para mí esto es de una gran ayuda. La resistencia es el motor y el corazón de lo que hacemos”.

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