Angela Merkel ganó su primera gran pulseada contra Martin Schulz a casi cinco meses de los comicios de septiembre, en los que ambos lucharán por la Cancillería. La Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller alemana se impuso ayer con claridad frente al Partido Socialdemócrata (SPD) en el primer test electoral del año, en el estado federado de Sarre. La CDU, fuerza dominante en ese estado federado desde hace 18 años, obtuvo un 40,7 por ciento de los votos, algo que no sólo confirma al partido de Merkel como la primera fuerza regional, sino que además supone un incremento de más de un 5 por ciento de los sufragios respecto a las regionales de 2012. El SPD perdió alrededor de medio punto y quedó en el 29,6 por ciento, de acuerdo a los resultados oficiales finales de la elección.

El llamado “efecto Schulz” –un repunte atribuido por los sondeos al SPD bajo el liderazgo del ex presidente del Parlamento Europeo (PE)– no existió esta vez, o por lo menos no se dio a escala del pequeño “Land” de Sarre. Todo indica que volverá a reeditarse la gran coalición que gobierna actualmente allí la misma constelación que a escala federal dirige Merkel en Berlín y que en este “Land” lidera su correligionaria Annegret Kramp-Karrenbauer. 

Una semana después de haber sido elegido líder del SPD por sus correligionarios, Schulz admitió su decepción por el resultado de ayer de su partido. El resultado en el “Land”, donde se había pronosticado una lucha codo a codo entre las dos grandes formaciones, echa por lo menos un manto de dudas sobre los sondeos que apuntan a un empate técnico del 33 por ciento en las elecciones generales del 24 de septiembre. “La buena noticia es que ha habido una alta movilización. Y esto es bueno para todas las fuerzas democráticas”, apuntó Schulz, en una primera reacción ante la televisión pública, en referencia al 70 por ciento de participación.

La teórica competencia entre iguales en el bipartidismo tradicional actuó, según los primeros análisis, en contra de las formaciones minoritarias. En tercer lugar quedó La Izquierda, con un 12,9 por ciento (tres puntos menos que en 2012), lo que aleja al SPD de una hipotética alianza con ese partido, surgido de la escisión provocada en 1999 en las filas socialdemócratas por el veterano Oskar Lafontaine.

La posibilidad de que el SPD y esa formación de izquierda llegasen a ser una alternativa de poder habría disparado también las expectativas ante una constelación semejante a escala nacional, capaz de asumir el poder en Berlín y apuntalada por Los Verdes. La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) se ubicó en un 6,2 por ciento y logró así entrar en otra cámara regional, la undécima del total de 16 estados federados.