Leonardo Peiti fue imputado ayer, tras presentarse en Fiscalía, después de permanecer unos días prófugo. Los fiscales Edery y Schiappa Pietra lo acusaron por asociación ilícita y extorsión en grado de tentativa. "Cumple el rol de identificar a potenciales personas para que luego sean objeto de extorsiones por miembros de la asociación. Además es quien se relaciona con integrantes de las fuerzas de seguridad o agencias judiciales a los fines de obtener de ellos algún beneficio lícito, ilícito o delictivo, para los miembros de la organización". Según reza la acusación, "cumpliendo con ese rol, el 9 de enero, en oportunidad que dos personas fueron detenidas se contactó con él Alberto Torrisi, policía retirado ya imputado en la causa, para que intercediera en su favor. Además le envió el contacto telefónico de ese expolicía a Maximiliano "Cachete" Díaz (ya imputado en la causa).

Peiti es una pieza clave del escándalo que se desató en torno al fiscal Ponce Asahad en el día de ayer. Según la acusación, Peiti es quien "se contactó con una persona que cumpliría funciones en una dependencia de la Fiscalía Regional para obtener información y algún beneficio para favorecer a los detenidos" por los que preguntaba el expolicía Torrisi.

Además, a Peiti se le atribuyó –con otras personas, bajo un mismo plan y adoptando diferentes roles– haber obligado a una víctima a entregar dinero, invocando que se trataba de un pedido de “Guille Cantero”. El 8 de enero, "entre las 13 y 14, se hacen presentes 2 personas en calle Entre Ríos y Córdoba donde funciona una casa de cambio, y luego de manifestarle al dueño que su presencia se debía a un pedido de “Guille Cantero”, y que eran amigos de Peiti, haberle exigido la entrega de U$S 5.000, manifestando que en caso contrario, le efectuaría disparos al frente de su local, dejándole a la víctima un número de teléfono donde comunicarse para hacer la entrega del dinero exigido", dice la acusación. Al día siguiente, "el dueño del local se reúne con Cachete en el bar de calle Mendoza y Río de Janeiro, gracias a que Peiti convence la víctima. Allí le efectúan amenazas. Por su parte, otro de los imputados tenía conocimiento de la maniobra que se estaba ejecutando contra el dueño del local, se comunica con Díaz y acuerda que hará una investigación patrimonial de la víctima, los términos en que debe ser proferida la amenaza y los montos de dinero a exigirle". Tras ello, el dueño del local abandonó el país.

La jueza Valeria Pedrana tuvo por formulada la imputativa y se indicó que Peiti declaró en calidad de arrepentido –la pena en expectativa se reduce a la mitad–, por lo que se dictó la libertad del imputado bajo fianza de $2 millones de pesos y restricciones.