El pasado 19 de julio Paola Maldonado (40), una trabajadora del área de limpieza del Hospital Piñero, murió tras haber dado positivo en la prueba de hisopado de Covid-19. Su muerte hizo estallar la bronca e impotencia que se venía acumulando puertas adentro del hospital entre la primera línea de la primera línea: el personal de maestranza.

El Hospital no realiza comunicados oficiales ni informes epidemiológicos sobre el personal que allí trabaja, desde la Asamblea de Trabajadorxs del Piñero aseguran que el hisopado de Paola dio positivo y por esta razón no se le realizó la autopsia correspondiente para determinar el motivo de su muerte. Muchos de los contagios dentro del hospital se deben a la falta de medidas de cuidado en el área de limpieza: “En el sector entre los tres turnos -mañana, tarde y noche- hay aproximadamente 80 trabajadorxs -la mayoría mujeres- contratadas por la empresa Dynamic Clean que está terciarizada por la empresa Lesko que tiene a su cargo las tareas de mantenimiento. El personal de maestranza no entra en licencia ni es aislado a pesar de tener contacto estrecho con personas que dieron positivo, les pagan los sueldos en cuotas y con retrasos, no les brindan ningún insumo de protección personal ni tampoco capacitación” cuenta una trabajadora del área de psicología que pertenece a la Asamblea.

“Nos mandan al muere, ¿sabés quienes nos ayudan? Las enfermeras. Cuando empezó la pandemia, las de limpieza rompíamos los camisolines para ponernos de cofias en la cabeza y usarlos de botas en los pies para entrar a hacer un covid”, dice una trabajadora del turno mañana. “Hacer un covid” en la jerga de maestranza es ir al muere o rebuscarselas para no contagiarse. La misma trabajadora cuenta que al principio de la pandemia llegaron como refuerzos unos chicos del barrio del La Boca: “Nadie les dijo nada sobre cómo se tenían que proteger. Uno casi entra directo a una habitación covid sin protección ni nada”, cuenta.

Lesko tiene entre sus principales clientes al Gobierno de la Ciudad y una decena de municipios en la provincia de Buenos Aires. La empresa está a cargo de la gestión, operación y mantenimiento integral y limpieza del hospital desde el 2014, en la última licitación pública -que va de abril del 2019 a marzo del 2020- figura un contrato de cerca de 500 millones de pesos. La semana pasada el personal y la empresa tuvieron una reunión, en la que lxs trabajdorxs denuncian que sufrieron amedrentamiento y por eso prefieren preservar si identidad: “Nos dijeron que si nos seguíamos quejando iban a poner abogados y empezar a mandar cartas documento”, cuenta una trabajadora y agrega: “¿Cómo no nos vamos a quejar?: limpiamos el suelo con trapos que tenemos que escurrir con las manos, te salpica todo el agua con la que limpiaste el piso y además tenemos guantes descartables que se rompen de nada”. Lo que la empresa llama “quejas” resultan ser reclamos por la ausencia de protocolos, insumos de protección, rotación de personal y capacitación. “Tenemos los vestuarios en el mismo lugar que la sala de descanso, y ahí están todas las personas que trabajan en el sector de limpieza, o sea que además de no haber distancia, descansás en el mismo lugar que tenés que cambiarte la ropa con la que limpiaste una sala de covid. Las precauciones las tomamos la gente de maestranza porque sabemos que nadie nos va a cuidar”, dice una trabajadora del turno tarde. Otra agrega: “Cada vez que una persona hace la limpieza de una sala donde hay pacientes con covid debería poder higienizarse el cuerpo luego de hacer la limpieza, en los vestuarios del Hospital muchas veces no hay agua y si hay, sale fría”. A veces se bañan igual con tal de no volver a sus casas con el riesgo de contagiar a sus familias.

Las Unidades Febriles de Urgencia (UFU) son containers ubicados en el estacionamiento del hospital, allí se atienden a las personas que tienen síntomas o son casos sospechosos. En ese lugar es donde se realizan los hisopados y en donde se esperan los resultados en aislamiento. Una trabajadora del área de limpieza que hace dos años trabaja para la empresa asegura que solicitó que la hicieran rotar para no estar todo el tiempo en esa zona, la respuesta de la empresa fue: “vos me servís ahí hasta el día que te enfermes”. Según lxs trabajadorxs hubo 20 personas contagiadas del área de limpieza y no todas fueron reemplazadas, lo que significan horas extras no pagadas para el personal que sigue desempeñando las tareas en el hospital.

El desahucio es absoluto. Ni la empresa, ni el hospital, ni el sindicato (SOM) asisten en la ultra precariedad que están padeciendo en el sector. El único apoyo que reciben es el de la Asamblea de Trabajadorxs del Piñero, una propuesta autogestiva para un problema que se extiende en todas las áreas del hospital: las condiciones de trabajo y la infraestructura no son las adecuadas para afrontar la pandemia. Las autoridades del Hospital Piñero permanecen en silencio frente a los reclamos que han presentado dos veces en forma de carta desde la Asamblea.

Del aérea de cobertura del Hospital Piñero, solo en la villa 1-11-14, del 6 al 26 de julio hubo un promedio diario de 24 casos nuevos confirmados por día, es una zona en donde la mayoría de población tiene como única cobertura el sistema público de salud. El pasado 25 de julio hubo una asamblea interhospitalaria de trabajadorxs de la salud de la mayoría de los hospitales de la Ciudad de Buenos Aires, según sus relevamientos las imágenes que proyecta en números el Gobierno porteño están muy alejadas de lo que se vive en hospitales y Cesacs. Se habla de robustecer un sistema de salud que está colapsado, no solo es algo vinculado a la ocupación de las camas, lxs trabajadorxs aseguran que tienen que “pelear” para que se cumpla el aislamiento de personas que tuvieron contacto estrecho, no hay rotación por falta de personal, no hay capacitaciones y los graves problemas de infraestructura afectan a la separación en zonas “limpias” de covid. Por eso los reclamos son concretos, ayer jueves se realizó una jornada de visibilización conjunta de todo AMBA convocada por varias organizaciones de trabajadorxs de la salud para reclamar aumento del personal, información oficial de los contagios dentro de los hospitales y de los Cesacs, rotación de todo el equipo de salud y elementos de protección personal (EPP) de calidad y suficientes para todo el personal sin distinguir modalidad de contratación.

A casi seis meses de convivencia con el virus, el cuidado de la primera línea de la primera línea no está planteado como urgencia, “servir hasta que te enfermes”, esa parecería ser la cuestión.