Nueve de cada diez adolescentes que viven en el barrio Carlos Mugica no tienen tiempo para leer, mirar televisión o usar la computadora y eso afecta su relación con la tecnología. Los datos surgen de un estudio de Microsoft para profundizar acerca de los usos digitales en jóvenes de clases populares y establece que los chicos de la ex villa 31 pueden pasar 3 o 4 días sin acceso a Internet debido a que la conexión depende del crédito de su celular. Jorge Cella, director de Tecnología y Filantropía de la compañía electrónica, explicó: “Los chicos quieren aprender y crear con tecnología, y es responsabilidad del Estado y las empresas generar la inclusión social”.

“La pobre utilización de Internet en sectores populares es, en el siglo XXI, la nueva forma de exclusión.” Con aquella sentencia, Roxana Morduchowicz, coordinadora del informe presentado por Microsoft, indicó que la principal desigualdad en tecnología (la brecha digital) entre adolescentes de clase media y los de zonas vulnerables no radica en el acceso a los soportes tecnológicos (“que mejoró notablemente con la entrega de netbooks del Plan Conectar”, según Morduchowicz), sino que es producto de la limitación en los usos y prácticas. 

Para apoyar esa afirmación, este informe –basado en entrevistas personalizadas a cien chicos escolarizados de entre 15 y 18 años del barrio Carlos Mugica– “intentó sacar una radiografía”, tal cual comentaron desde Microsoft, sobre las condiciones de uso de tecnología por los jóvenes de clases populares. Allí se reveló que sólo el 10 por ciento de los chicos que viven en la ex villa 31 tienen tiempo para actividades como navegar en Internet o hacer deportes, mientras que la mitad de ellos trabaja en las horas afuera de la escuela y el 90 por ciento ayuda en las tareas de la casa. “La falta de tiempo libre de los chicos condiciona directamente su desarrollo tecnológico”, comentó Morduchowicz, especialista en cultura juvenil.

Este estudio, de marzo de 2017, indagó sobre los aparatos tecnológicos que tienen los chicos del barrio Carlos Mugica y qué hacen con ellos: si bien todos tienen la netbook entregada en las escuelas, no tener wifi en sus casas provoca que el celular sea la única pantalla con acceso a Internet. Y esa limitación, expone el informe, afecta por partida doble. Por un lado, el tiempo de conexión se ve notablemente reducido al depender del crédito del teléfono –en algunos casos, los adolescentes pasan más de cuatro días sin Internet– y a la vez, las opciones de navegación son muy reducidas, al punto que sólo el 50 por ciento de los chicos escolarizados en la ex villa 31 consigue navegar en la web para hacer la tarea. Incluso cuando tienen acceso a Internet, lo económico sigue siendo el mayor condicionante: por el poco tiempo o crédito que tienen, los chicos sólo copian y pegan, no reescriben, y su referencia no pasa de Wikipedia o YahooRespuestas.

“Hay que romper con el prejuicio de que ‘los chicos no quieren aprender nada más’. Los jóvenes que encuestamos expusieron sus propias inquietudes tecnológicas y no se conforman con lo que tienen”, dijo Jorge Cella, de Microsoft. Aquella opinión del director de Filantropía para Argentina coincide con el informe. Los adolescentes del barrio Carlos Mugica aseguraron que querían potenciar sus conocimientos informáticos “para sentirse más incluidos” y distinguieron, entre otras cosas, aprender a organizar la información, descargar música, armar un currículum en Word y crear videos para subirlos a Youtube. “Son todos elementos básicos que sí manejan adolescentes de sectores medios, lo que refleja la brecha digital existente”, aseguró Cella.

Informe: Jeremías Batagelj.