Favio (Fútbol, Oui Oui Records) La atípica formación de Fútbol sale de memoria: Federico Terranova –¿es su violín el más célebre del rock desde el de Pinchevsky?–, Juan Pablo Gambarini (el guitarrista que hace la base) y Santiago Douton (el baterista que canta) invocan a Leonardo Favio (prudentemente enfierrado en tapa) en un disco alegre e iracundo cuya exuberancia instrumental está sintetizada en canciones como El terraplén: “La patota sale mal intencionada, sin destino, bien alcoholizada; solo el flaco llega un arcabuz”. Sanguíneo, urbano y fantasioso, grabado por Tito Fargo y Christian Algañaraz en El Santito y Dub Station Studios, su quinto CD rescata el lado militante de esa “guerrilla mental” en la que son titulares inamovibles hace más de una década.

MK Ultra (MK Ultra, Cathedral Records) El nombre en clave de un programa secreto e ilegal de la CIA para la experimentación en seres humanos eligió este tremendo trío de power pop integrado por Javier De Luca, Christian Urquijo y Maximiliano Díaz. Producido en Cathedral (donde también se gestó el regreso de Charly García) por los “turfistas” Fernando Caloia y Nico Ottavianelli, su debut es energético e intenso, con la expresiva voz de De Luca que propone “Pedí lo que quieras pero no me pidas memoria” y termina preguntándose qué hizo mal. Con ecos del pop-rock de grupos como The Kinks, Arctic Monkeys o The Strokes, sus temazos como Victoria, El baño de un bar y Maribel sugieren un plan secreto, y por supuesto ilegal, para incrustarse en lo más recóndito de las mentes.

El último latido de Lao (Translúcido, Scatter Records) Con Poseidótica, Tantra, D.I.E.T.R.I.C.H., Dancing Mood y tantos otros proyectos, cada vez son más las bandas que deciden que su música sea instrumental, que sus canciones no tengan palabras. El viaje de este cuarteto integrado por Martín Rizzola, Manuel Acosta, Ramiro Rodríguez y Martín Greiner pasa por permitir que sus influencias fluyan como energías: desde el lado más abstracto del dj Sasha de la época de Airdrawndagger, pasando por la referencia obligada de Pink Floyd, el ambient dub de Massive Attack o el lado más abstracto de Radiohead, tal como lo sugieren las ilustraciones de la gráfica. Para describir su fusión entre el rock sinfónico y la electrónica, el cuarteto incluso ha inventado un término: electro go.