Hace un año trascendía el video en el que se veía a un policía de la Ciudad cuando golpeaba con una patada mortal a un hombre indefenso en la calle, video que se viralizó y derivó en dos causas judiciales, en fuertes críticas a la violencia policial, y en la bandera levantada por la entonces ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que como acostumbraba (lo sigue haciendo sin funciones) salió a justificar la violencia policial. En la primera causa, el policía, Esteban Ramírez, será llevado a juicio oral (a cargo del Tribunal Oral 9, pero sin fecha aún), en libertad ya que la fiscal Ana Yacobucci lo acusó por homicidio preteritencional, un delito excarcelable, mientras que Ignacio Trimarco, abogado de los familiares de Jorge Gómez, la víctima, lo acusa de homicidio con dolo eventual, ya que el policía debía figurarse que la patada podía provocar la muerte, que prevé prisión perpetua. La otra causa es conexa pero desconexa, es decir, un oxímoron para la justicia penal porteña: se investiga el ocultamiento policial del hecho, pero lo investiga otra fiscalía y en esa causa no tiene acceso el denunciante, es decir, la familia de Jorge Gómez cuyo asesinato fue ocultado.

El crimen ocurrió el 20 de agosto a las 7.43 de la mañana, en Carlos Calvo al 2600, entre Saavedra y Alberti. En ese momento, Gómez interrumpía el tránsito con un cuchillo en la mano. Una pasajera de un colectivo que vio la escena llamó al 911 para denunciar el hecho. La reacción de la mujer fue la lógica, ya que llamaba a quienes cualquiera entendería que están capacitados para resolver la situación. La cuestión es qué significa para la policía de la Ciudad resolver una situación semejante, y mucho más, qué significaba en el contexto de las banderas que levantaba desde la Nación la entonces ministra de Seguridad Patricia Bullrich y sus doctrinas.

En el video que se viralizó se ve a un policía motorizado -luego identificado como Esteban Ramírez- detener su moto y acercarse a Gómez e inmediatamente asestarle la patada que le produjo la muerte.

"La defensa sostiene que Ramírez quiso darle una patada en la zona baja, y que entonces se agacharía por el golpe y en ese momento lo podría reducir fácilmente -señaló a Página|12 el abogado de la querella, Ignacio Trimarco-. Pero nosotros aportamos pruebas a la causa, pedimos que se cite como peritos a expertos en artes marciales, para demostrar que no fue así. Todas las pruebas desmienten la versión del policía".

Las pruebas que señala Trimarco demuestran: 

* Que Jorge Gómez no representaba ningún peligro, iba caminando tambaleándose y cuando aparecieron los policías "se quedó quieto, con las manos detrás".

* El policía estaba parado en la vereda y Gómez en la calle, con lo que a su altura se agrega que estaba más arriba, con lo que la patada inevitablemente fue dirigida al pecho.

* Trimarco señala que Ramírez se bajó de la moto y sin dar ninguna alternativa, ni buscar mantener calma la situación, y sin detenerse se dirigió directamente hacia Gómez y sólo hizo un gesto subiendo sus brazos, para luego darle la patada.

* "El movimiento que hizo Ramírez al subir sus brazos es un distractivo que le hace para desconcertar a su objetivo, e inmediatamente le asestó la patada", señala Trimarco.

* Fue todo tan rápido, describe el abogado, que los otros policías ni llegaron a acercarse.

* No había ninguna posibilidad de peligro, Gómez estaba "quietito", con las manos atrás, sin armas, sin ir amenazante en dirección al policía, sino que se quedó parado esperando indicaciones y rodeado por policías.

* "Los expertos en artes marciales demostrarán que todos los movimientos no estaban dirigidos solo a reducir" y agrega que al ser un funcionario policial, con instrucción marcial, "tendría que haber previsto que podía matar".

El policia imputado, Esteban Ramírez.

Pero además, Trimarco agrega algunas preguntas que deberían responderse en el juicio oral: "Si creía que había actuado correctamente, ¿por qué se fue del lugar enseguida y en vez de contactarse con la fiscalía, lo primero que hizo fue cambiarse, especialmente su calzado? ¿Para qué se cambió los borceguíes con los que golpeó a la víctima? ¿Por qué recién fueron aportados por su abogado al día siguiente? No es normal actuar de esa manera, ¿qué es lo que está ocultando?".

Paradójicamente, la policía de la Ciudad, tan habituada y veloz para informar detenciones por "resistencia a la autoridad", en este caso demoró más de una hora en contactarse con la fiscalía de turno, para el caso la fiscal en lo Criminal y Correccional 32, Ana Cristina Yacobucci. Lo que le transmitieron es que se toparon con "un óbito NN en la calle", lo que técnicamente significa que hallaron un cuerpo de una persona no identificada en el asfalto. Lo que comunicaron es doblemente llamativo y se explica porque en el horizonte de los policías no existía el video. En primer lugar, porque el término "óbito" sitúa la muerte en una zona dudosa y de causa desconocida. Y en segundo lugar, porque los policías saben que en la Ciudad una fiscalía interviene cuando se desconoce al autor, pero en caso de conocerse la autoría interviene un juzgado. ¿Por qué entonces llamaron a la fiscalía y dijeron lo que dijeron? "La fiscalía obró inicialmente en ese sentido y tomó diferentes recaudos a que si hubiera conocido la participación policial, con lo que se pueden haber perdido pruebas".

Los querellantes presentaron una denuncia por encubrmiento lo que se abrió una causa paralela que recayó en otra fiscalía y otro juzgado, causa a la que curiosamente los denunciantes no tienen acceso.