“Saber quién es uno es el principio de ser culto”, decía la cantora mapuche-tehuelche Aimé Painé (1943-1987), una artista pionera en cantar en lengua mapudungun en los escenarios y que logró incluso llevar la lucha de los pueblos indígenas al Palacio de las Naciones Unidas, en Ginebra. Su figura no es tan conocida en la cultura popular argentina, pero su historia comenzó a cobrar más relevancia en los últimos años con el florecimiento del feminismo y la reivindicación en América latina de las raíces indigenistas con el comienzo del nuevo siglo. En vida, de hecho, Aimé Painé no grabó ningún disco de estudio, solo circulan grabaciones caseras tomadas de conciertos. Su trabajo principal estuvo enfocado en la divulgación del canto oral mapuche y en la denuncia de los atropellos históricos que sufrió su pueblo, desde la Campaña del Desierto. Este domingo 23 llega a la plataforma digital gratuita Cont.ar la miniserie Aimé, que retrata la vida de esta cantora y militante social mapuche.

Con dirección, producción y guión de la cineasta neuquina Aymará Rovera, esta ficción biográfica de cuatro episodios realizada íntegramente en la Patagonia refleja los momentos más significativos de la vida de Aimé Painé -interpretada por Charo Bogarín- y la búsqueda constante de su identidad. “Creo que esta ficción va a hacer que conozcan a una heroína cultural, una mujer realmente valiosa que nos dejó un legado de lucha y convicción enorme. Era muy inteligente, sabía lo que decía y estaba muy preparada para defender lo que pensaba. De alguna manera, Aimé pasa a ser una prócer de la historia argentina porque expande la cultura de su pueblo. ¿Por qué no puede ser prócer una mujer patagónica?”, resalta Rovera sobre los fundamentos de la serie. “Aimé está más presente que nunca”, dice. De hecho, su figura aparece desde 2009 en el Salón Mujeres Argentinas de la Casa Rosada.

Aimé solía viajar sola por los pueblos del país divulgando saberes y cantos de su comunidad -y canciones propias- a fuerza de su voz y de instrumentos autóctonos como el cultrún, la cascahuilla y el trompen. “En los años ‘80 era transgresor que una mujer cantara en su propia lengua (mapudungun), que la aprendió por fonética. En ese momento no había mujeres que denuncien estos temas, porque estaban silenciados. Ella aprovechaba para cantar y después denunciaba. Se animaba a decir cosas que no se decían en ese tiempo. En los libros de la escuela los indios eran ‘malos’, pero en realidad la historia era otra. Y ella hablaba de esa otra historia. Era muy espiritual, tenía una templanza enorme y una gran valentía”, destaca la también actriz, quien se sintió identificada con la vida de la cantora y eso le sirvió también para indagar en su propia historia.

En una de las escenas más representativas de la serie, Aimé se encuentra con las abuelas mapuches para aprender el idioma originario y los valores de la comunidad. Al principio, las abuelas se muestran esquivas, pero luego le transmiten su conocimiento. "Muy pocas abuelas se animan a hablar la lengua, pero para mí es sagrado escucharlas", dice Aimé en una escena, mientras una abuelita le enseña los distintos tipos de cantos en las ceremonias, en el bello paisaje de Aluminé, Neuquén. El film va retratando el camino que hizo Aimé para reencontrarse con su identidad a partir del reconocimiento de su origen. Nació con el nombre Olga Elisa Painé en Ingeniero Huergo (Río Negro), en 1943, pero a los tres años fue arrebatada de los brazos de su padre, quien no podía hacerse cargo de ella, y trasladada a un orfanato de monjas, el Instituto Unzué de Mar del Plata. En este lugar algo hostil, descubrió el canto gregoriano y la personalidad de su voz.

Con la participación de Juan Palomino, Marite Berbel y Loren Acuña, la miniserie refleja diferentes momentos históricos, desde el amor y odio que despertaba la figura de Evita -una mujer admirada por la protagonista- hasta los días agitados durante la última dictadura cívico-militar. "Siento que mi lugar de lucha es al lado de mi gente, es desde la denuncia, desde el canto", le dice Aime Painé, ya de grande, a una amiga que le reprocha que no participe en la militancia política setentista, durante su residencia en Buenos Aires.

"Los primeros desaparecidos hay que buscarlos en la Campaña del Desierto", sentencia Aimé y comienza un proceso de búsqueda de la memoria de su pueblo que la lleva a disertar a un congreso de las Naciones Unidas, en Suiza, y a redactar una ley para la aplicación de educación bilingüe en el país porque consideraba “fundamental recuperar la lengua de los antepasados". “En mi país no se habla de mi pueblo y las lenguas se están perdiendo. Por eso yo canto”, decía la cantora en sus presentaciones en vivo. Aimé Painé falleció muy joven, a los 44 años, a causa de un aneurisma cerebral en 1987 en Asunción, Paraguay, mientras estaba de gira.