De inverosímil a rumor y, ahora, a certeza. Lionel Messi quiere dejar el Barcelona. El rosarino le comunicó este martes al club su intención de cambiar de aire a los 33 años, luego de forjar toda su carrera profesional en el club catalán.

La reestructuración del plantel que está comandando el flamante entrenador culé Ronald Koeman parece que no lo sedujo demasiado al rosarino. La fama de "inflexible" del neerlandés, quien ya limpió a varios referentes del club, incluido el súper amigo de Messi, Luis Suárez, habría sido demasiado para el zurdo.

Este martes, Messi y su entorno le enviaron un burofax (sistema para mandar documentos legales) al club, según informó la señal de noticias TyC Sports, indicando su deseo de cambiar de camiseta y de hacer uso de la cláusula que figura en su contrato desde 2017, que le permite rescindir el vínculo sin ningún impedimento al final de cada temporada.


El abanico de posibilidades que se la abre a Messi con el pase en su poder
 (tasado en 700 millones de euros según la cláusula de rescisión oficial) para fichar con quien quiera es interminable. Desde las obvia opción de sumarse al Manchester City de su amigo Sergio Agüero y su ex mentor Josep Guardiola, hasta romper el mercado y regresar a Newell's Old Boys, el club del que es hincha. En el medio aparecen destinos más exóticos, como reencontrarse con Neymar en el París Saint-Germain, comandar la refundación de un gigante caído como Manchester United o imitar a Cristiano Ronaldo y llegar al Calcio italiano, donde Inter de Milán siempre ha expresado sus deseos de sumarlo. O hasta incluso juntarse con el portugués en Juventus.

Tras el 2-8 ante Bayern Múnich por la Champions League y un decepcionante reinicio post pandémico que incluyo el subcampeonato en La Liga española, el Barcelona dio lugar a un proceso de refundación, comandado por Koeman, ídolo del club en sus tiempos como jugador, quien tomó el lugar del saliente entrenador Quique Setién.

Una de las primeras acciones del neerlandés en el cargo fue la de reunirse con Messi, la semana pasada. De aquel encuentro trascendió que el rosarino le habría dicho que se veía "más afuera que adentro" del club. Este martes, tal textual dejó su categoría de trascendido y pasó a ser un antecedente.


Pero según la prensa española, fue una frase de Koeman la más determinante de la reunión: "Se terminaron los privilegios en el plantel". Lo que vino después, podría decirse, estuvo lejos de mimar al capitán del equipo para convencerlo de que se quede: el DT les comunicó a históricos como Suárez, Ivan Rakitic y Arturo Vidal que no serían tenidos en cuenta.

De todos modos, Messi ya había dado señales de disgusto en plena competencia, aún antes de que Koeman asome su colorada cabellera en el club. Con Setién al mando del equipo, el rosarino protagonizó algún que otro desplante al cuerpo técnico, sufrió una caída en su rendimiento en el campo de juego y hasta pospuso las charlas para la renovación de su contrato, que vence en junio de 2021.

Lo que tienen en común los ciclos de Setién y Koeman es, claro, la dirigencia. La cúpula comandada por Josep María Bartomeu quedó en el foco de todas las críticas por el mal manejo de la situación del rosarino. La polémica con la dirigencia se retrotrae hasta principios de año, cuando aparecieron las denuncias contra el club por la contratación de una empresa que utilizaba "trolls" para criticar a Messi y sus compañeros en las redes sociales. De no creer.

Al fin y al cabo, aquella fue una de las tantas gotas que rebalsaron el vaso del argentino, quien desde 2008 no finalizaba una temporada sin títulos en el Barcelona y que, aparentemente, no tiene problemas en pegar el portazo y dejar como último registro de su carrera culé el estruendoso 2-8 en Lisboa, lejos de su público y sin oportunidad de despedirse, poniendo cierre a una etapa de 17 años y 34 títulos en el club.