El presidente y los parlamentarios libaneses lograron un acuerdo para nombrar un nuevo primer ministro, de modo de descomprimir la tensión y las protestas desde la enorme explosión en el puerto de la capital, Beirut. El nuevo premier es el ex embajador en Alemania Mustafá Adib, que prometió reformas y un acuerdo con el FMI horas antes de que el presidente francés Emmanuel Macron, llegue a Beirut.

Adib, de 48 años, fue designado por la mayoría de los diputados tras consultas parlamentarias en el palacio presidencial. Tras su designación, visitó un barrio destruido por la explosión del 4 de agosto, donde dijo "querer la confianza" de la población. "Es la hora de la acción", afirmó y prometió formar rápidamente un equipo de expertos y de personas competentes que llevarían a cabo reformas "inmediatamente".

"La tarea que acepté se basa en el hecho de que todas las fuerzas políticas son conscientes de la necesidad de formar un gobierno en un tiempo récord y empezar a poner en marcha reformas, con el punto de partida de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional", dijo Adib en un discurso en televisión.

Macron, que visita el país por segunda vez desde la explosión, exhortó a los dirigentes libaneses a nombrar rápidamente un "gobierno de misión" para sacar al país de la crisis económica y política.

Adib, relativamente desconocido entre la opinión pública, fue elegido el domingo por la noche por los más influyentes representantes de la comunidad sunita, de donde se elige el jefe del gobierno. La presidencia está reservada a un cristiano maronita y la presidencia del Parlamento a un musulmán chiita.

El presidente del país, Michel Aoun, reconoció la víspera en un discurso en ocasión del centenario de Líbano, que se celebra mañana, que es necesario cambiar el sistema político y pidió un "Estado laico". El mismo día, el poderoso jefe del Hezbolá, Hasán Nasralá, dijo estar dispuesto a negociar un nuevo "pacto político" en Líbano, donde las comunidades religiosas se reparten el poder. En el mismo sentido, Nabih Berri, presidente del Parlamento y jefe del movimiento chiita libanés Amal, pidió el lunes "cambiar el sistema confesional" que rige la política en Líbano, "fuente de todos los males" según él.

Adib, profesor universitario y próximo al ex primer ministro y millonario Najib Mikati, del que fue jefe de gabinete, podría ser rechazado por el movimiento popular de protesta. Hasan Sinno, miembro de un grupo de la sociedad civil, advirtió que ésta rechazaría cualquier candidato del sistema. "No le daremos tiempo, como algunos de nosotros hicimos por error con el anterior, para lograr éxitos. No tenemos el lujo de darle tiempo", dijo.

El ex primer ministro Hasan Diab, nombrado por los partidos en el poder, renunció el 10 de agosto tras la explosión que dejó al menos 188 muertos y devastó barrios enteros de la capital. La deflagración, provocada por la presencia de una enorme cantidad de nitrato de amonio en el puerto de Beirut cuya existencia conocían los dirigentes, alimenta la cólera de la población, que considera responsables a los políticos por su negligencia y corrupción.

El nombramiento de Mustapha Adib obtuvo la aprobación de los principales bloques parlamentarios. Sólo el partido cristiano Fuerzas Libanesas, en la oposición desde las protestas populares de octubre de 2019, apoyó al independiente Nawaf Salam, un antiguo embajador en la ONU respaldado por el movimiento de protesta.

Macron, igual que otros funcionarios extranjeros que pasaron por Beirut, subrayó la necesidad de hacer profundas reformas. El presidente francés que llegó a Beirut anoche, visitará a la conocida cantante Fairouz y mañana se reunirá con responsables políticos. Francia es un aliado tradicional de Líbano, con relaciones históricas que se remontan al siglo XVI e incluyen el periodo del mandato francés en Líbano, a principios del siglo XX.

Pero para Hilal Khashan, profesor de Ciencias Políticas de la universidad estadounidense de Beirut, es difícil que cambie el sistema del país. "Cuando los políticos hablan de un Estado laico, me recuerdan al diablo predicando la virtud, no tiene sentido", afirma, asegurando que la llegada del nuevo primer ministro "no inaugurará una nueva era en la historia de Líbano".