"No todos los equipos tienen nombre propio, no cualquier equipo lo tiene", reconoce Marcelo Bielsa en un segmento de la carta que le dedicó a Las Leonas, la Selección Nacional de hockey, por el vigésimo aniversario del surgimiento del apodo que inmortalizó a la escuadra en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. El texto fue publicado por la ex jugadora y actual secretaria de Deportes de la Nación, Inés Arrondo, en su cuenta de Twitter.

El entrenador del Leeds United de Inglaterra compartió Juegos Olímpicos con Las Leonas en Atenas 2004, cuando era el entrenador del seleccionado de fútbol que conquistó la medalla de oro, mientras que su par de hockey conducido por Sergio "Cachito" Vigil se quedó con la de bronce. Aquel equipo tenía a Arrondo, Magdalena Aicega, Mariela Antoniska, Luciana Aymar, Soledad García, Vanina Oneto y María Cecilia Rognoni, entre otras.

Destacando el "rol social y cultural" que tienen ciertos equipos en el deporte argentino, el Loco reconoce a Las Leonas como un "símbolo del deporte nacional" y "parte del patrimonio que todo país necesita". El rosarino, quien este domingo se enfrenta a Sheffield United por la Premier League, conlcuye: "Reconocerlas y valorarlas es una forma de fortalecer a la sociedad, especialmente a la porción que se nutre de la pasión, la seguridad y la alegría que otorga tener una referencia sana. Por eso debemos cuidarlas, homenajearlas y mantener su vigencia".

Las Leonas, medalla de plata en Sidney 2000. (Télam)

El texto completo

Ante la conmemoración por los 20 años del nacimiento de Las Leonas, diversas reflexiones surgen cuando pienso en lo que representa desde ese momento la Selección Femenina de Hockey sobre césped", inicia el Loco en su mensaje.

El deporte se convierte en un componente de la cultura, que al mismo tiempo divierte, apasiona y educa, tanto al jugador como al espectador. A través de idolatrar a sus protagonistas, se gestan símbolos con lo que la sociedad se identifica.

Los deportistas y equipos que son referentes, si bien precisan del triunfo, dan el paso decisivo en su constitución cuando se independizan de éste. Dicho de otro modo, si logran que el nombre propio releve a los resultados en su función de describir, argumentar o justificar el prestigio su sola mención condensa las virtudes y valores que automáticamente hereda aquel que se identifica y quiere parecerse. El amor por el juego es el que finalmente une todas las partes.


Sin desconocer a las mejores jugadoras, las que destacan en este caso son Las Leonas. No todos los equipos tienen nombre propio, no cualquier equipo lo tiene. Como todo ídolo, Las Leonas son una propiedad popular que enorgullece al pueblo argentino en general, pero especialmente al grupo de mujeres que hace veinte años no contaban con un equipo tan representativo del deporte nacional.

Mi reconocimiento está entonces especialmente dirigido al equipo que termina de consolidar ese rol social y cultural. A todas las jugadoras y conductores de la Selección, y también a quienes la sostienen día a día, ilusionándose con pertenecer a un lugar tan valorado. Ellas también conforman ese equipo aunque no jueguen, porque al identificarse sienten que lo hacen. Mágica sensación que vivencia aquel que ama a su ídolo, puente que le permite soñar y fantasear... Emociones que el espectador común no conoce.

Las Leonas, símbolo del deporte nacional, son parte del patrimonio que nuestro país, como todo país, necesita. Reconocerlas y valorarlas es una forma de fortalecer a la sociedad, especialmente a la porción que se nutre de la pasión, la seguridad y la alegría que otorga tener una referencia sana. Por eso debemos cuidarlas, homenajearlas y mantener su vigencia.