Parece una broma de mal gusto, pero no: el 28 de septiembre de 1980, durante una fecha interzonal del entonces Campeonato Nacional, Huracán llegó a su propia cancha para "visitar" a San Lorenzo. Acuciado por la dictadura militar que hacía años planificaba caprichosamente construir una autopista que surcara el histórico césped ubicado en Avenida La Plata, el equipo de Boedo no pudo albergar el clásico de barrio en su viejo y querido Gasómetro, y debió conformarse con ser el "anfitrión" de su máximo rival nada menos que en el mismísimo Tomás Adolfo Ducó. A tal fin, las autoridades del Globo le alquilaron su casa al Ciclón, cuya extraña y forzada "localía" terminó con un 1-2 a favor del "visitante" de casaca blanca.

Pese a las estrellas conseguidas por la Selección Mayor (en el Mundial 1978, como local) y la juvenil (en Japón 1979), ambas de la mano de César Luis Menotti, conforme amanecía una nueva década el fútbol local asomaba más bien pobre. Con una notable excepción, claro está: la rutilante consolidación en la Primera de Argentinos Juniors de Diego Armando Maradona, que con 18 tantos resultaría a la postre el máximo artillero de aquel Campeonato Nacional de 1980 que tuvo a dos finalistas de distintas provincias: Racing de Córdoba y Rosario Central, el recordado equipo de Angel Tulio Zof que se llevaría merecidamente el trofeo para Arroyito.

Huracán y San Lorenzo tuvieron discretos rendimientos en aquel certamen en el que compitieron 28 participantes (11 de ellos provenientes del Torneo Regional), divididos en cuatro zonas de siete equipos cada una. Clasificaban a la fase final los dos primeros de cada grupo. Pero ni el Globo ni el Ciclón accedieron a dicha instancia, dado que ambos arañaron apenas sendos cuartos puestos.

Por caso, San Lorenzo conformaba la Zona D con Instituto de Córdoba, River (ambos clasificados a la ronda final), Platense, Colón de Santa Fe, Cipolletti de Río Negro e Independiente Rivadavia de Mendoza. A su turno, Huracán animaba la Zona B junto con Argentinos Juniors, Unión de Santa Fe (los dos pasaron de fase), Talleres de Córdoba, Boca, San Martín de Mendoza y San Lorenzo de Mar del Plata.

Llegado el momento de disputar la fecha interzonal, San Lorenzo se vio en serios aprietos para afrontar un nuevo clásico de barrio, porque el sorteo previo había dictaminado que el conjunto dirigido entonces por Carmelo Faraone debía recibir a Huracán. Pero en el emblemático estadio de Avenida La Plata hacía más de diez meses que pesaba una inhibición municipal impuesta por la dictadura.

En este punto, cabe recordar que en 1971, durante el gobierno militar de Agustín Lanusse, la Municipalidad de Buenos Aires había establecido una ordenanza para trazar una autopista que cruzaba la cancha de San Lorenzo. Fue una puñalada en pleno corazón azulgrana, que se terminó desangrando durante el Proceso cuando Osvaldo Cacciatore fue designado intendente municipal. Y fue el mismo brigadier quien con saña dictó una especie de ultimátum al club de Boedo, obligado a despedirse del Gasómetro el 2 de diciembre de 1979 en un pálido 0-0 ante Boca. 

De tal forma que, por la 5ª fecha del Campeonato Nacional, San Lorenzo rentó la cancha de Parque Patricios para ser el "anfitrión" de Huracán, en una nueva edición del clásico de barrio que en términos de juego resultó poco vistoso. 

El equipo de Faraone salió a jugar con Mendoza; Pena, Lupo, Villar, Osvaldo Rinaldi, Ruiz; Lazbal, Coffone, Jorge Rinaldi; Corro y Morandini. Por su parte, los dirigidos por Eduardo Janín formaron con Rigante; Galván, Verón, Cheves, Gutiérrez; Clide Díaz, Ojeda, Babington; Houseman, Avallay y Sanabria. El arbitraje estuvo a cargo de Claudio Busca.

En la primera etapa, el inolvidable Loco Houseman puso en ventaja al Globo, pero enseguida Osvaldo Morandini, puntero izquierdo que había llegado a la institución de Boedo desde All Boys, anotó la transitoria igualdad. No obstante, antes del entretiempo, Dante Sanabria marcó el segundo tanto de Huracán. El que a larga terminaría dándole el triunfo definitivo a "la visita", que no le alcanzó para aspirar a pasar de fase.

San Lorenzo finalizó dicho torneo en el puesto décimo quinto. Fue acaso el principio de una larga caída que terminaría un año más tarde con la pérdida de la categoría. Trascartón sobrevendría el doloroso remate de sus instalaciones en Avenida La Plata, en la idea de que el Viejo Gasómetro era antiguo, de madera y sus accesos eran complejos en un barrio que crecía día a día. Los militares presionaron al club, envuelto en cuantiosas deudas y pedidos de quiebra, para vender los terrenos a un hipermercado por todos conocido.

En cuanto a Huracán, la mentada década tampoco le sentó bien, ya que el fantasma del descenso golpeó por primera vez las puertas de Parque Patricios en 1986, luego de 72 temporadas ininterrumpidas en Primera. Pasó cuatro duros años en el Nacional B, hasta lograr el retorno en 1990. Claro que más tarde, en 1999, 2003 y 2011, volvió a sufrir la pérdida de categoría. Pero ése es otro tema.