El núcleo de los desvelos y del compromiso político-intelectual de Juan José Hernández Arregui, expresado en obras como La formación de la conciencia nacional, se desenvuelve en torno a su idea acerca de que un peronista puede no ser marxista, pero un marxista no puede no ser peronista.

1. En estos días, conmemoramos el nacimiento de este pensador argentino (29 de septiembre de 1913) en la ciudad de Pergamino de la Provincia de Buenos Aires. Los trazos de su práctica social lo encuentran militando en el ala yrigoyenista del radicalismo de Córdoba. Provincia mediterránea donde escribe para el periodico partidario “Debate”, al tiempo que ingresa en el año 1938 en la Facultad de Filosofía y Letras. Facultad donde conoció a su mentor, el filósofo italiano exiliado Rodolfo Mondolfo, quien le acercó los “cuaderni” de Gramsci y contribuyó tanto al desarrollo del pensamiento crítico de Juan José como a la elección del tema de su tesis doctoral sobre “Las bases sociológicas de la cultura griega”, por la que obtuvo el Diploma de Honor. En ese acontecer, hacia el año 1947, Hernández Arregui entabla relación con miembros del grupo Forja, renuncia al partido radical y se acerca al peronismo.

2. Producido el golpe cívico-económico-militar conducido por el general Aramburu, el autor de Nacionalismo y Liberación integra la generación de escritores que radicalizan sus búsquedas estéticas, literarias y políticas en el marco del espíritu del Movimiento Cóndor, el Grupo Contorno o de la revista El escarabajo de oro y se aboca entonces, durante la “resistencia peronista”, a dar conferencias, escribir sus trabajos más importantes, dedicarse a la formación de cuadros políticos y de jóvenes oficiales del Ejército argentino, acompañando a Perón en su viaje de retorno del exilio. El 1 de julio de 1974 la banda parapolicial Triple A detona una bomba en su departamento de la calle Guise, ante lo cual se muda para instalarse en la casa de la calle Rawson, donde vivía la familia Elizagaray en la ciudad de Mar del Plata. Ciudad donde fallece de un infarto, dos meses después de ese atentado, el día 22 de septiembre.

3. La prédica de Hernández Arregui, a la par de la lucha de intelectuales comprometidos con los pobres como Rodolfo Puigróss, John William Cooke, Ricardo Carpani, Ortega Peña, Luis Duhalde o Conrado Eggers Lan, se centró en la tarea de procurar articular el método de análisis marxista con los principios y acciones de la clase obrera y el movimiento peronista. Tarea que permitió superar algunos rechazos “basistas” respecto a la labor de los intelectuales y quebrar las formas habituales de aproximación de “la izquierda internacionalista” al peronismo, contribuyendo así a modelar lo que él denominó “izquierda nacional”.

4. En oportunidad de escribir su último editorial para la revista Peronismo y Liberación, del mes de agosto de 1974, Juan José puso de relieve la cuestión de que la propia rivalidad entre los países capitalistas y las pujas entre monopolios son los conflictos que conducen a la crisis del dólar, la pérdida de reservas, un menor desarrollo de las fuerzas productivas y el aumento de la desocupación obrera. A lo que podemos agregar, en estos tiempos, su análisis respecto al “temor a cambiar” de una clase media errática, que presenta desigualdades de composición, asimetrías de nivel y diversidades ideológicas. Desigualdades que, destaca, se expresan en formas extremas de individualismo y resistencias ante la solidaridad social organizada.

* Presidente de la Asociación de Abogados de Buenos Aires (2011-2013).