La victoria de Luis Arce en las elecciones del pasado domingo en Bolivia es cada vez más impactante a medida que el escrutinio oficial llega a su fin: Arce ya alcanza el 54,5 por ciento de los votos frente al 29,2 del expresidente Carlos Mesa. En la Argentina, que representa casi el dos por ciento del padrón electoral, el voto de los bolivianos residentes en el país estuvo cerca de alcanzar su pico histórico de 2014: llegó al 88 por ciento aún teniendo una no tan alta participación del 62 por ciento, justificada por las maniobras de desgaste que el Órgano Electoral Plurinacional (OEP) puso en marcha. Pero con estas cifras incontrastables, además de caerse el relato de una alianza antimasista que terminó reducida a cenizas, quedó sepultada la denuncia de fraude orquestada por la Organización de Estados Americanos (OEA) en los comicios de octubre de 2019. Ese fue el origen de los once meses de calvario tras la asunción de la golpista Jeanine Áñez.
El Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) realizó un estudio comparativo entre los resultados de las elecciones anuladas en 2019 y las del pasado domingo, y descubrió que el MAS supera la votación en los 86 recintos objetados por el informe de la OEA que alimentó el discurso del fraude. La entidad señala que el MAS logra una votación promedio de 97 por ciento en esos recintos, cuando en los comicios anulados de 2019 llegó al 91,6 por ciento. A la misma interpretación llegaron los investigadores del prestigioso Centro de Investigación en Economía y Política de EEUU (CEPR).
"Tenemos datos de resultados oficiales de 13 centros de votación donde, en 2019, la OEA alegó que TODAS las actas eran fraudulentas. Así es como se ven las cosas en 2020 en comparación con 2019", tuiteó el investigador principal del CEPR, Jake Johnston. Se trata de actas registradas en recintos electorales donde la votación es coincidente e incluso supera a los registros que la OEA dijo que eran fraudulentos el año pasado. El CEPR es un centro de investigación con base en Washington cuya junta consultiva incluye a dos premios Nobel de Economía, Robert Solow y Joseph Stiglitz.
La OEA, que todavía no dio una respuesta a estas investigaciones, había basado su discurso del fraude en la interrupción por casi 24 horas del conteo rápido de votos, cuando ya estaban cargadas el 83,85 por ciento de las actas. En el escrutinio definitivo, el MAS alcanzó el 47,08 por ciento, un 10,5 por ciento por encima de Mesa. Así Evo Morales podía proclamarse ganador sin recurrir a una segunda vuelta. Pero la OEA exigió que se repitan las elecciones debido al "cambio drástico y difícil de explicar en la tendencia de los resultados preliminares del conteo rápido". Tanto el CEPR como el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), entre otros, explicaron que ese repunte de Morales se debió a que el voto rural que masivamente acompaña al MAS suele cargarse más tarde en el conteo por obvias razones logísticas.
En la cumbre del cinismo, el titular de la OEA, Luis Almagro, felicitó días atrás a Luis Arce por su desempeño, y le deseó "forjar un futuro brillante" para ese país "desde la democracia". Desde CELAG, en tanto, exigieron la "remoción" de Almagro por "su papel en los sucesos de octubre de 2019 que (...) se fundamentaron en un informe sin rigurosidad técnica". El mismo pedido fue realizado este miércoles por el progresista Grupo de Puebla debido al "papel que jugó en la desestabilización democrática de Bolivia".
Informe: Guido Vassallo.