Cuatro personas murieron y al menos quince resultaron heridas de gravedad en un ataque terrorista registrado el lunes por la noche en Viena, la capital de Austria. Los atacantes, de los que no se precisó el número exacto, portaban armas largas. La policía analizaba si el atacante asesinado a tiros portaba un cinturón de explosivos. Alrededor de las 20 horas locales, los atacantes empezaron a disparar contra la gente sentada en las terrazas y los interiores de bares y restaurantes en pleno centro de la ciudad, a pocos metros de la Sinagoga Central de Viena. 

El canciller de Austria, Sebastian Kurz, se refirió a lo sucedido como "despreciables atentados terroristas". "Me alegra que nuestros policías ya hayan eliminado a uno de los autores. Nunca nos dejaremos intimidar por el terrorismo y lucharemos contra esos ataques con todos los medios", señaló el político conservador. "En estos momentos creemos que es aparentemente un ataque terrorista", dijo por su parte el ministro del Interior, Karl Nehammer, en declaraciones a ORF televisión. 

El gobierno austríaco desplegó un enorme dispositivo de seguridad en el centro de la ciudad, con grupos especiales de la policía y comandos antiterroristas. Incluso activó las fuerzas especiales del Ejército, los Jagdkommando, que asumieron la vigilancia de los edificios públicos de Viena para liberar a los agentes de policía allí destinados.

Los servicios sanitarios establecieron un punto de emergencia en el centro de la ciudad para recibir y atender a los heridos de acuerdo a su gravedad. Durante horas la situación fue confusa y no parecía estar controlada. La policía local pidió encarecidamente a los ciudadanos que no se muevan de sus casas.

Las fuerzas de seguridad delimitaron la zona y cerraron la calle Rotenturmstrasse. Esa calle forma parte de una de las zonas de ocio nocturno más populares de Viena, y cientos de personas aprovechaban allí las últimas horas abiertas de los bares antes de que a partir de la noche del lunes entrara en vigor un toque de queda y un cierre por un mes, debido a la segunda ola de la pandemia de coronavirus que afecta al continente europeo. 

Un testigo interrogado por una cadena de televisión austríaca dijo que vio "correr a una persona con un arma automática que disparaba intensamente". Jasmin, una vienesa de 17 años que se refugió en un restaurante, explicó que "de repente aparecieron muchos policías fuertemente armados". El diario austríaco Kronen Zeitung fue el primero en informar que uno de los tiroteos se produjo en las inmediaciones de una de las sinagogas más importantes de Viena, donde en 1981 se produjo otro atentado que dejó dos muertos. 

El canciller argentino, Felipe Solá, repudió el ataque. En su cuenta de Twitter indicó que "Argentina condena estas acciones cobardes" y definió al tiroteo como un acto terrorista. "Una vez más el terrorismo golpea y mata. Esta vez es Viena. "Argentina abraza a las familias y amigos de las víctimas, y condena estas acciones cobardes que destruyen vidas y resquebrajan sociedades sembrando dolor y odio", completó.

Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, condenó "enérgicamente" la serie "cobarde" y "horrible" de ataques perpetrados en el centro de Viena que "violan la vida y nuestros valores humanos". El presidente de Francia, Emmanuel Macron, salpicado por brutales ataques terroristas en las últimas semanas, aseguró que los franceses "comparten el shock" de los austríacos. "Nuestros enemigos deben saber con quien se las tienen que ver. No vamos a ceder", agregó Macron. En la misma línea el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, afirmó que "el odio no doblegará nuestras sociedades" y que "Europa permanecerá firme ante el terrorismo".