Con 48 años, Javier David ya tiene un largo recorrido por la gestión pública y la política provincial y nacional. Arrancó en el 2000, de la mano de Juan Carlos Romero; con tan solo 26 años ya era secretario de la Función Pública y más adelante se convertiría en ministro de Economía. Fue uno de los Golden Boys romeristas, un grupo de jovenes que ocuparon puestos relevantes durante el gobierno del actual senador nacional, y que integraban, entre otros, Juan Manuel Urtubey, Fernando Yarade, Rubén Fortuny y Gustavo Ferraris.

En 2007 fue candidato a vicegobernador en la fórmula con Walter Wayar que perdió con Urtubey, de allí pasó a integrar el gabinete de la Ciudad de Buenos Aires comandada por Mauricio Macri. Al volver a Salta, fue diputado provincial entre 2010 y 2015, y tras perder la intendencia capitalina en manos de Gustavo Sáenz, se convirtió en diputado nacional con el visto bueno de Urtubey y acompañando a la lista del Frente para la Victoria que encabezaba Daniel Scioli.

En 2019, intentó sin éxito ser candidato a gobernador, lo que le valió distanciarse del Frente de Todos local, pero igual apoyó la candidatura de Alberto Fernández, al que a fines del 2018 había invitado a Salta a dar unas charlas cuando todavía no asomaba como posible postulante a presidente.

Desde marzo de este año ocupa un lugar en el directorio de la empresa petrolera de bandera, YPF, en representación de las provincias productoras de hidrocarburos. Puesto al que accedió con el visto bueno nacional y provincial. En estos días dejará ese lugar, que pasará a manos de un representante de otra provincia.

En diálogo con Salta/12, Javier David consideró que a los políticos salteños les falta audacia para generar verdaderos cambios que le den otro rumbo a la provincia. Criticó a la dirigencia del FdT y a los 12 años de Urtubey. Así como al gobierno de Sáenz, por no demostrar verdadera voluntad “al menos hasta el momento”, de transformar la realidad, “nadie se anima a patear el tablero y decir que las cosas se van a hacer de otra manera”.

-¿Cómo llegaste a YPF?

­-Porque habíamos hablado en su momento con el jefe de Gabinete (Santiago Cafiero), también con Sergio Massa, y finalmente a principio de año se dio que Salta debía proponer un nombre como parte de las provincias petroleras y el gobernador me llamó y me preguntó.

A mí me interesaba sobre todo en esta etapa participar desde otro lado, y además me genera en lo personal un crecimiento. A veces uno está tanto tiempo metido en los temas políticos, que esto era un desafío grande. Lamento que haya tocado esta pandemia que puso todo patas para arriba, pero creo que muchas cosas se vienen haciendo y creo que en un futuro se van a poder ver.

-¿Qué cambió en YPF entre la gestión Macri y la de Alberto Fernández?

-Principalmente, volver al negocio original, porque en los últimos años se lo había llevado a otro tipo de actividades y se había descuidado la producción de gas y petróleo. Pero también por su administración en el patrimonio, para ser más eficiente. La intención es volver a enfocarse en las grandes cuencas del país como Vaca Muerta.

-Hubo dos aumentos en estos meses, que fueron segmentados por las diferencias de precios históricas entre las provincias del centro y las del norte.

-Sí, eso para mí fue la coronación de años de pelea en ese sentido. Porque en muchos ámbitos hay brechas injustas entre capital e interior, y una de ellas es el precio del valor de los combustibles. Se paga en el interior a veces 15 o 20% más que en Capital Federal, incluso en zonas como las nuestras, que producen.

Bueno, esos aumentos, que ni siquiera fueron a la par de la inflación, porque fueron menores, han ido en el sentido de achicar esa brecha. Ojalá lleguemos a que se pague el mismo valor sin importar a dónde vivimos.

-¿Cuál es tu vínculo con los funcionarios del gobierno nacional?

-Hay muchos funcionarios con los que uno tiene una relación de antes, de la política, de haber compartido bancas en el Congreso. Yo no soy de los que está todo el día en el despacho de los funcionarios. Pero creo que tengo el reconocimiento de lo que fue el año pasado en un momento difícil, en donde no todos los que dicen que se la jugaron, en ese momento se la jugaban de esa forma. Yo planteé claramente la necesidad de unir todo el espectro de los sectores del peronismo y los sectores populares a favor de ganar la elección.

Después creo que el gobierno nacional tiene cosas muy positivas, otras que no me gustan tanto, pero como todo gobierno, hoy está atravesando una situación dificilísima porque la herencia fue terrible y la pandemia lo agravó, y porque Argentina viene arrastrando problemas históricos. Bueno, Alberto tiene un desafío grande y mi idea es colaborar desde el lugar que me toque.

-A más de un año de tu distanciamiento con los referentes del Frente de Todos en Salta ¿Qué análisis haces de lo sucedido?

-Yo creo que la miopía de algunos dirigentes políticos impidió conformar un frente a la altura de las circunstancias. Esto mismo que pasó a nivel nacional se podría haber dado en Salta con una excelente elección. Podría haberse evitado el mamarracho que fue que un presidente electo termine sacando menos del 25% en una provincia como la nuestra.

Pero, bueno, la política no es lo que uno piensa, sino también poder convencer a los demás y poder de alguna manera tener la suficiente amplitud para conformar una opción que la gente vote. Yo vi que eso no se estaba dando y no participé. Hoy por hoy me siento conforme con esa decisión, creo que hay momentos donde no avalar determinadas cosas sirve.

En política si no tenés la audacia para hacer cosas distintas vas a seguir siempre repitiendo el mismo camino, que quizá es una de las críticas que yo tengo sobre algunas discusiones que se dan tanto a nivel nacional como provincial, siempre volvemos a las mismas discusiones y no avanzamos como sociedad.

Yo creo que Salta viene de un proceso de decadencia complicado y si no logramos dar un volantazo en serio, no veo otra cosa más que seguir acostumbrándonos a una mediocridad importante.

-¿Decadencia en qué sentido?

-En todo, hay una decadencia clara de dirigentes políticos, creo que Salta ha perdido absolutamente su lugar de peso. Estoy hablando históricamente, no de los últimos años. Pero ahora parece que sacarse fotos en redes sociales es más importante que hacer las cosas.

En infraestructura, Salta se está cayendo, y en términos macro los números son peores de lo que dicen. Salta también perdió liderazgo regional, no es de ahora, ya viene de hace bastante.

Por ejemplo, en materia hidrocarburífera, perdió un posicionamiento enorme, apenas si tenemos el 1% de la producción de petróleo en el país y cerca del 6% en gas. En cualquier momento vamos a dejar de ser una provincia petrolera, y pareciera que esas discusiones no se dan.

-Esos años coinciden con los de la gestión de Juan Manuel Urtubey

-Yo fui crítico muchas veces de los 12 años de Urtubey, más allá de poder encontrar puntos positivos, pero cuando uno mira lo que ha pasado, hay cosas que se han perdido y que son de fondo. La reforma política en Salta brilla por su ausencia, lo que tenemos hoy es de una chatura enorme. No nos animamos a generar un sistema transparente, responsable, con representatividad de oficialismo y oposición. En un departamento en donde entran dos diputados, en lugar de entrar uno por el oficialismo y otro por la oposición, entra los dos por el oficialismo con dos sellos diferentes, y eso es muy malo.

La Corte de Justicia es toda puesta por el oficialismo, la Auditoría de la Provincia, que yo llegué a la Corte denunciando eso, también es puesta por el oficialismo, entonces así el sistema no funciona, y en los últimos años se deterioró notablemente.

También se hablaba de la reforma para limitar los mandatos y está en veremos, las colectoras, el déficit fiscal, la deuda en dólares. Parecía que era una provincia ordenada con obras para el bien de los salteños y se perdió por completo. Salta pasó de usar el 20% del presupuesto en obras a menos del 4% en algunas ocasiones.

No tenemos la capacidad de cambiar los ejes rotundamente, que es quizá la mayor crítica que yo tengo con el gobierno actual más allá de la pandemia, porque no se ven grandes cambios. Nadie se anima a patear el tablero y decir que las cosas se van a hacer de otra manera.

-¿Y tu relación con el gobernador actual? ¿Cómo es?

-Siempre tuve buena relación personal, nos ha tocado competir un montón de veces. Quizá tuvimos hasta carreras políticas parecidas en algún punto. Lo que no me impide marcar las cosas que me gustan y las que no.

Soy un agradecido de que Gustavo Sáenz haya pensado en mí cuando supo lo de YPF. Pero cada vez que hablamos le digo las cosas que pienso, porque creo que hay que apoyarlo, y se lo hace también cuando uno ve cosas que no están tan bien y las dice.

Obvio, conozco a muchos de sus funcionarios, ojalá puedan sacar adelante la provincia a pesar de la pandemia. Porque hoy lo primero que deben estar mirando son los informes de salud para ver después cómo sigue la semana.

Pero sí repito que me hubiera gustado mayor fortaleza para generar algún cambio profundo. Pero bueno, también lleva menos de un año de gestión. Lo que no me gustaría es que el día que salgamos de esta situación, recién empecemos a ver qué vamos a hacer con la educación, las viviendas y un montón de cosas. La pandemia te permite trabajar sobre algunos planes que si bien hoy no se pueden llevar adelante, el día uno, cuando esto esté superado, podés salir a la cancha ya con todos los planes. Y eso uno no ve que esté sucediendo.

-¿Existe la posibilidad de hacer esos cambios desde una provincia? ¿Tienen esa espalda los gobernadores?

-Sí, sí, creo que es más fácil en las provincias que en el Estado Nacional, porque en éste hay intereses económicos muy fuertes, que a veces tienen más poder que incluso el propio poder político.

En las provincias como Salta es mucho más fácil, no hay nadie hoy que tenga mayor legitimidad y poder político que el gobernador, pero no solo por el de ahora, también el anterior y el anterior. Entonces hay que animarse a la discusión política, e inclusive a ceder algunas cosas en pos del proyecto común.

Creo que eso en Salta se puede hacer, y hay que tomar el toro por las astas. Salta no puede seguir fabricando pobres y continuar con los indicadores que tiene y golpearse el pecho una vez por año porque encontramos aborígenes con problemas o que algún lugar del interior no tiene agua.

Hay que reordenar prioridades en Salta, no todas, no cien, definamos cinco u ocho, porque si no, queremos hacer de todo y no hacemos nada bien.

-Sí, pero claramente la vorágine de la política, al otro día de haber asumido ya te está midiendo en todos los aspectos. Se vive de elecciones.

-Ese es uno de los problemas de todo el país. Porque los gobiernos normalmente están pensando en la elección. Eso le pasó en el final de gobierno de Cristina, y le pasó a Macri, que llegó con su proyecto, uno puede estar de acuerdo o no, pero apenas vio que no le resultaba en cuanto a la imagen cambió y comenzó a abrir la billetera, y el 2018 le cobró lo que había hecho en 2017 para remontar las elecciones. Hay que comenzar a tener planes que excedan eso, y entender que no es tan grave que pueda gobernar otro.

Pero para eso tenemos que tener una Legislatura más fuerte, con mayorías y minorías bien representadas. Fijate las cosas que hoy no puede hacer el gobierno porque no tiene mayoría en el Congreso, eso lo obliga a negociar, y no es malo.

-¿Y cómo ves a la oposición en Salta?

-Está muy atomizada, es como que no hay oposición clara. Obviamente que eso también se genera porque tampoco Sáenz es alguien muy claro. A veces parece albertista, otras que viene de otro lado, eso hace que tampoco sea tan sencillo. Pero me parece que apenas pase todo esto habrá que tomar posición.

-¿Y cómo ves que se van a alinear el año que viene?

-Yo creo que va a pasar lo que sucede muchas veces, si el Presidente está bien y le va bien, todos los gobernadores van a querer ir con él. Si hay algún problema de gestión, todos van a querer desdoblar la elección y cada uno hacer la suya.

Pero también está lo que los salteños pensamos de nuestro gobierno, y ahí creo que se van a dividir un poco las aguas, con un sector del PRO que se va a mantener en su extremo, y habrá otro del Frente de Todos que haga lo suyo también, y en el medio va a quedar algo que si no se articula bien no va a tener mucho destino. Pero eso sí, no va a ser tan fácil jugar a dos puntas como sucedió en las últimas elecciones.

-¿Tenés ganas de participar?

-Sí, en la medida en que podamos organizar algo que le sirva a Salta y tenga un impacto nacional importante. El año pasado yo dije que iba a ser candidato a gobernador o no iba a ser nada, y no fui. Yo trato a esta altura de participar en la medida en que me sienta cómodo con lo que se puede hacer.

-Con 48 años, arrancaste muy joven en la política. ¿A qué edad y cómo?

-Entré al gobierno de Juan Carlos Romero siendo un abogado muy joven e hice carrera desde muy abajo. A veces me encuentro con algunos empleados que se acuerdan dónde estaba yo y de dónde vengo, y eso me reconforta.

Al poco tiempo comencé a participar de la vida interna del Partido Justicialista, primero ayudando en las elecciones como fiscal de mesa y así fui dejando mi actividad privada que era un estudio jurídico, en favor de la política.

Y cuando a los 27 o 28 años Romero me designó como secretario General de la Gobernación ya empecé una carrera que no paré más. Me tocó estar en muchos lugares, me tocó ganar, me tocó perder, y creo que eso te nutre como persona y como político.

-¿Cómo evaluás tu carrera? Porque estuviste en el PJ, te fuiste con Macri, volviste

-Bueno, yo tengo en claro cuáles eran las circunstancias del contexto histórico en cada decisión que tomé, cuando me alejé de Romero, cuando estuve trabajando en el Gobierno de la Ciudad con Macri, cuando apoyé a Scioli en 2015.

Cuando me llamaron del Gobierno de la Ciudad yo acababa de perder como candidato a vicegobernador justamente contra Urtubey (en 2007 junto a Walter Wayar), pero fue una experiencia muy buena. Y la historia que vino después, cuando yo en ese momento todavía era muy crítico del gobierno de Cristina, sin embargo, dije que el peronismo debía unirse para ganar y estuve del lado de Scioli, aunque nos tocó perder. Ahora con Alberto Fernández nos tocó ganar y ojalá él pueda generar una síntesis de todo eso.