"Cuando Diego estaba en el vestuario varias veces le decía a sus compañeros que tenían que ganar porque tal vez esa sea la única felicidad que tengan millones de argentinos y eso es muy impresionante”, dijo el presidente Alberto Fernández aguantando el sollozo. Luego agregó: “A veces pienso que si todos pensáramos como Maradona qué distinto sería el país. Si cada una de nuestras acciones estuvieran dirigidas a darle felicidad a los que no la tienen”, dijo con los ojos humedecidos durante el tramo en que participó del programa Podemos Hablar (PH) que conduce Andy Kusnetzoff.

"Lo único que quise fue que los argentinos le hicieran un homenaje a Diego", aseguró e incluso sostuvo que todo se hizo a pesar de que se sabía que la cantidad de gente que iba a ir sería "imparable". "Claro que era difícil hacerlo. Quise ponerme al lado de la familia, que la familia resolviera el momento del sepelio y de la inhumación, y ofrecerle lo que a mi juicio Diego hubiera querido", explicó.

Fernández definió como "un momento muy ingrato, horrible" al instante en el que se enteró de la muerte de Maradona. Allí, cronicó sus acciones siguientes y cómo se gestó la decisión de velar al astro del fútbol mundial en la Casa de Gobierno. "Lo único que atiné a hacer es ponerme al servicio de su familia. Le escribí en el acto a Claudia (Villafañe, la ex esposa de Maradona), le dije que lo que necesitara me llamara", contó.

"Lo organizamos sabiendo que íbamos a tener un aluvión de gente que quería despedirse de Diego”, amplió, mientras señaló como "un problema entre comillas" la decisión de la familia del "10" de que "todo terminara a las 16". "Cuando la gente se dio cuenta de que no iba a poder entrar, se avalanzaron sobre la puerta (de la Casa Rosada) tratando de ingresar", explicó las corridas y tumultos que se generaron que, según su visión, "fue un grupo limitado, reducido, de gente, que hicieron mucho barullo".

En cuanto a las críticas que recibió su Gobierno y la organización de la despedida, el Presidente señaló: "Me llamó la atención porque quienes tenían que decidir era su familia y lo que sí esperaba era que todos, en respeto a la memoria de Diego, entendiéramos que algunos iban a poder verlo y otros que no”.

Fernández insistió en que el horario de finalización del velorio fue siempre de la familia y que tras el tumulto en la puerta de la Rosada la gente aún esperaba que la dejaran pasar. Sin embargo, destacó que cuando el cortejo con los restos de Maradona salió de la Casa de Gobierno hacia el cementerio de Bella Vista "la gente dejó la plaza y lo más impactante fue ver que aunque nadie sabía dónde iba a ser sepultado, ni a qué hora ni por dónde pasaría el cortejo, la gente se las ingenió y salió a las calles para ver pasar ese auto y despedirlo. Me impresionó ver los puentes, la autopista repletos de gente”, aseguró.

En ese sentido, reflexionó: “Lo único que demuestra eso es la capacidad que tuvo Diego, incluso el día de su muerte, de movilizar el amor de los argentinos”.