Sin informar detalles ni dar justificaciones, el Banco Central comunicó la "suspensión de operaciones de cambio" de la comercializadora de cereales santafesina Díaz & Forti SA. "Sin previa autorización de este Banco, las entidades financieras y los operadores de cambio no deberán dar curso a las operaciones de cambio correspondientes a Egresos por el mercado de cambios, a nombre o por cuenta de Díaz & Forti SA", señala la Comunicación "C" 88678 del BCRA. Se trata, nada menos, que se una pequeña firma comercializadora hasta 2019 pero que en 2020 pegó un salto espectacular, ascendiendo a los primeros lugares entre los exportadores, operando las instalaciones de Vicentin SAIC, pero con un volumen de compra y venta de granos a una escala difícil de explicar por la ausencia de capital propio o formas de financiación conocidas que lo justifiquen. Para muchos, incluidos los autores de una investigación ordenada por el Banco Nación, no son más que la pantalla a través de la cual Vicentin sigue operando, burlando las inhibiciones proipias de su condición de empresa concursada y en cesación de pagos.

La crisis de Vicentin abrió el espacio para la expansión durante 2020 de dos grupos empresariales vinculados a la actividad pero con trayectorias y características muy diferentes: Olio y Glencore. El grupo Olio se constituyó como un jugador emergente en la exportación de commodities a través de la conformación de una red de empresas compuesta por una firma agropecuaria (Los Reartes S.A.) que luego incorporó aceleradamente actividades de comercialización (Díaz & Forti S.A.), un frigorífico (Frigorífico Alberdi S.A.) y empresas financieras (Compañía Bursátil S.A. y otras).

Un informe elaborado por los investigadores Alejandro Gaggero y Gustavo García Zanotti sobre la crisis de Vicentin, describe a la empresa Díaz & Forti como "una comercializadora que hasta su incorporación al grupo tenía un volumen de negocio acotado y que prácticamente no cuenta con activos físicos (...). La crisis de Vicentin le permitió realizar contratos de fazón con la empresa para procesar soja y utilizar sus instalaciones portuarias para exportar granos. Los primeros contratos se firmaron para la planta de Soja de San Lorenzo, con vigencia desde mayo de 2020 hasta fin de año".

El resultado fue notable. De un volumen de exportaciones escasamente significativa en 2019, no más de 4 millones de u$s, entre mayo y octubre de este año acumuló operaciones por 630 millones de u$s. 

"Una segunda tanda de contratos fue firmada para los años 2021 y 2022 con un fuerte aumento en la utilización capacidad de procesamiento de las plantas de San Lorenzo, y también para las instalaciones de Ricardone, por parte del grupo Olio", refiere la documentación aportada por Gaggero y Zanotti.

A su vez, aportan información sobre los antecedentes del grupo Olio. "Mostró una estructura de financiamiento poco convencional en relación a la magnitud de las operaciones que desarrolló. · Durante los años 2019 y 2020 se observó una baja participación del crédito bancario en el sistema financiero local. Los principales préstamos provinieron de una mutual dedicada al otorgamiento de créditos prendarios (Mutual 18 de julio) y dos cooperativas de crédito (Fincredit y Crediserv). · Existe una estrecha relación personal y de vínculos societarios entre las instituciones prestamistas y el propio Grupo y sus dirigentes". Se refiere a directores cruzados entre empresas o parentesco entre las autoridades del grupo y las de las entidades financieras.

"La empresa realizó una colocación en el exterior –de un monto muy reducido- y también informó que obtuvo financiamiento de bancos extranjeros, aunque esta última información no pudo ser corroborada y resulta poco creíble", indica el informe que resume la investigación.

Con respecto a Díaz & Forti, el financiamiento de su expansión también queda detrás de un manto de sospechas. "Se pudo cotejar que la firma realizó la emisión de un bono corporativo por US$ 4,3 millones en el mercado de valores de Viena (Austria) el 28 de febrero de 2020 y según lo informado, el mismo tendrá una maduración de 2 años a una tasa del 7% (anual). En entrevistas realizadas a los CEOs, estos aseguraron haber accedido a financiamientos de bancos internacionales, aunque se desconocen las condiciones de estos préstamos y la regularidad de tales desembolsos".

Entre Glencore, a través de su controlada Oleaginosa Moreno, y Díaz & Forti, se quedaron con el volumen total de las operaciones de exportación de Vicentin, incluida la reexportación de soija importada desde Paraguay (el pago de estas importaciones es lo que le objetaría el Banco Central a Díaz & Forti). En ambos casos, toda la operatoria se montó a través de la utilización de la capacidad instalada de Vicentin.

Según el director del Banco Nación Claudio Lozano, "el Banco Central suspende a Días & Forti en el mercado cambiario porque no liquidó operaciones de exportación realizadas por más de u$s 300 millones. Es necesario dejar en claro que, en el contexto de la crisis de Vicentin, Glencore y Diaz & Forti son los que estan reemplazando en la práctica a Vicentin en la exportacione de granos. Glencore ocupa el lugar de primer exportador de harina de soja, y Diaz & Forti creció en forma extraña en 2020. Glencore a su vez esta reemplazando a su vez en la importacion de soja paraguaya en el regimen de admision temporaria, a Vicentin. Queda claro que Vicentin es uno solo, que son la misma cosa, que siguen vendiendo y liquidando patrimonio sin pagarle a los acreedores y que siguen participando a traves de terceros en las exportaciones de la producción argentina. Es importante intervenir para que aquí no se consume una nueva estafa".