La Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) entregará un Doctorado Honoris Causa al escritor y periodista de Página/12 Mempo Giardinelli, por sus aportes en literatura, periodismo, gestión cultural y promoción educativa. Su obra literaria fue traducida a treinta idiomas y mereció prestigiosos galardones como el Premio Rómulo Gallegos, el Premio Nacional de Novela en México o el Premio Grandes Viajeros de España, entre otros. El autor de Luna caliente (1983), La revolución en bicicleta (1980) y Santo Oficio de la Memoria (1991) ya obtuvo Doctorados Honoris Causa por parte de la Universidad de Poitiers (Francia), la Universidad del Norte (Paraguay), la Universidad Nacional de Formosa y la Universidad Nacional de Misiones.

“Para mí fue completamente inesperado. Es muy honroso y me produce mucha alegría. Imagino que debe haber sido un debate interesante: en estos casos no sólo entran en juego los posibles méritos intelectuales o literarios, sino también el hecho de que soy una persona que tiene una posición política y literaria muy definida, y a algunos no les gusta. Lo mejor fue que yo no tenía la menor idea de que esto se estaba cocinando, así que fue una grata sorpresa”, expresó el periodista a Página/12, y recordó su paso por la UNNE hace muchos años, cuando empezó a estudiar derecho: “Durante mi juventud fue como mi casa, cursé toda la carrera pero a último momento decidí no graduarme, no quise ser abogado. Mi vocación cambió y a los 19 años me volqué a la literatura y el periodismo”.

Giardinelli interrumpió sus estudios de derecho pero siguió vinculado al mundo académico: durante su exilio a causa de la dictadura cívico-militar dio clases en la Universidad Iberoamericana (México), fue profesor no residente en la Universidad de Virginia (Estados Unidos) y cuando regresó a la Argentina en los ’90 se convirtió en docente titular de la Universidad Nacional de La Plata, por entonces escuela de periodismo. “Siempre estuve entre la literatura y el periodismo. Para mí no son disciplinas opuestas sino complementarias, mientras uno procure no literaturizar el periodismo ni periodistizar la literatura”.

Uno de los méritos –y gran orgullo del homenajeado– es la Fundación que lleva su nombre (http://www.fundamgiardinelli.org/). Creada en 1996 en Resistencia a partir de la donación de 10 mil volúmenes de su biblioteca personal, la institución se dedica al fomento de la lectura, la docencia y la investigación en Pedagogía de la Lectura, con programas culturales y educativos entre los que se destacan el Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura (los primeros dos se desarrollaron en la UNNE), el Centro de Altos Estudios Literarios y Sociales, el Observatorio de Lectura o Abuelas Cuentacuentos. “La fundé con la idea de que fuera la biblioteca literaria que el Chaco no tenía y, creo, aún no tiene el norte argentino. Vengo de una familia de bibliotecarios; mi hermana mayor fundó la biblioteca municipal de Resistencia, así que en mi corazón este reconocimiento lo comparto con ella, que ya no está entre nosotros pero fue mi mentora, la que me leía y de quien heredé muchos libros. La lectura es el corazón del saber y del crecimiento humanístico. Nuestra familia era humilde y no teníamos casa propia, pero siempre estuvo la biblioteca móvil”, subraya el escritor.

La provincia del Chaco ocupa un lugar importante en su trayectoria: nació allí, vive en Resistencia y en sus columnas de los lunes visibiliza algunas cuestiones que generalmente no aparecen en los medios porque el foco suele estar en Buenos Aires. “Yo amo profundamente al Chaco, soy muy chaqueño y es mi lugar en el mundo. Hubo dos o tres premios que fueron muy importantes porque me estimularon y me ayudaron a radicarme acá. Tuve una crianza tropical: para mí el calor, el sol, el río, la calma provinciana que te permite leer debajo de un árbol o pensar en medio de la naturaleza, es algo único. Ahora, mientras hablo, estoy mirando un guayabo espectacular que tengo que podar”, cuenta quien además fue padrino del Parque Nacional El Impenetrable, y asegura que no puede imaginarse en otro sitio. “Adoro Buenos Aires porque tengo muchos amigos y colegas, pero estoy muy bien acá. Supongo que vivir en el Chaco y haber recorrido la Argentina en auto me permite tener una visión más federal del país”.