“Ustedes pelearon como verdaderos soldados y van a ser recordados por todos los argentinos como héroes”, les dice un cínico militar a los jóvenes combatientes de Malvinas, chicos de 18 años, hacia el final de Iluminados por el fuego, la gran película de Tristán Bauer. En esa frase también hay un tiro por elevación con el que Bauer apela al espectador: ¿qué hizo el pueblo argentino? ¿Cómo recibió a esos combatientes? Ahora, el documental Buenas noches Malvinas, de Ana Fraile y Lucas Scavino no se detiene tanto en el "aquí y ahora" de la guerra ni en los efectos del conflicto bélico en los ex combatientes sino en la historia de un conscripto, Fabián Bustos -sobreviviente de Malvinas-, contada básicamente por sus familiares. El documental, cargado de emoción pero evitando los golpes bajos, se estrena este jueves 31 de diciembre a las 20 por Cine.ar TV (repite el sábado 2 de enero a las 20) y a partir del viernes 1º podrá verse también gratuitamente en la plataforma Cine.Ar Play.

En abril de 1982, Dalmiro Bustos y Elena Noseda enfrentaron uno de los momentos más difíciles de sus vidas, cuando su hijo mayor, Fabián, fue enviado a combatir a las islas, junto a cientos de soldados conscriptos. A casi cuarenta años de los hechos, Dalmiro, Elena y sus dos hijos menores, Javier y María Elena, cuentan en el film lo que no pudieron decir entonces, en un intento de ir tras las huellas de Fabián y poner en palabras las angustias y los dolores que aún permanecen. Fabián escribió un libro sobre su dolorosa experiencia, Crónicas de un soldado, y la lectura de fragmentos por parte de Rafael Spregelburd, entrelaza los testimonios. La película de Fraile y Scavino pone sobre la mesa las distintas formas de hacer frente a lo traumático y las cicatrices físicas y psicológicas que persisten a casi 40 años del conflicto bélico.

"En 2011 conocimos a Dalmiro Bustos cuando hacíamos una licitación para Encuentro por la serie 30 años de Malvinas. Y uno de los videos que teníamos que hacer para armar la licitación incluía a Dalmiro", cuenta Freile a Página/12. "De todas las posibilidades que había para licitar nos gustó esa por lo que decía ese capítulo. Ese fue nuestro primer acercamiento a la historia. Dalmiro es psicólogo y cuando nos fuimos con Lucas nos causó una impresión muy grande y coincidimos en que valía la pena seguir explorando porque había una semilla de película que nos interesaba mucho por todo lo que había relatado sobre su concepción sobre la Guerra de Malvinas, el trabajo del grupo de padres, el psicodrama como herramienta terapéutica y un montón de cosas que contó que nos parecieron muy fascinantes y nos cautivaron", agrega Fraile.

Scavino señala algo que también les pareció muy interesante: "El padre y el hijo escribieron cada uno un libro durante la experiencia de la guerra. Nosotros primero tuvimos acceso al que escribió Dalmiro, El otro frente de guerra, en el que cuenta toda la experiencia del grupo de padres en la ciudad de La Plata y de la experiencia de un programa radial llamado Buenas noches Malvinas, que era un intento de comunicación de ese grupo de padres con los soldados en las islas a través de una antena de Radio Provincia y de otra en la Patagonia para que los hijos pudiesen escuchar los mensajes que los padres les mandaban todos los días a las 8 de la noche. Eso nos pareció muy interesante y Dalmiro nos empezó a comentar de Fabián. En ese momento, no teníamos acceso a él porque estaba internado. Pero nos resultó muy atractiva la posibilidad de conocerlo. Y empezamos a tener un vínculo a través de Dalmiro y finalmente pudimos concretar un encuentro con Fabián en su casa, en la ciudad de La Plata", agrega el codirector.

-Hubo películas sobre Malvinas que abordaron el dolor de los soldados por lo que significaba la guerra y por lo que les hacían los militares y también sobre los efectos en los ex combatientes, entre otros temas. Esta película más bien se detiene en un aspecto casi no explorado por el cine argentino: qué les pasó a los familiares.

Ana Fraile: -A eso apuntamos. Había una idea que Dalmiro nos transmitió a partir de ese primer encuentro: que Malvinas es una herida de nuestra sociedad que nos afecta a todos. No importaba dónde estabas ni de qué generación eras porque es una herida que traspasa de generación a generación. Ese concepto nos impactó. Y es la historia de una familia, donde una de las personas de la familia fue a la guerra y volvió. Mientras tanto, hay otros cuatro que vivieron un montón de cosas y siguen viviendo. Es cierto que la familia como grupo social no fue muy explorada y nos parecía muy rico en esta película poder rescatarlo.

-La voz en off de Rafael Spregelburd asume la lectura de Crónicas de un soldado, el libro escrito por Fabián. ¿Cómo es la historia aquel libro?

Lucas Scavino: -En realidad, es un libro escrito con posterioridad a la guerra, pero basado en apuntes y notas que hizo Fabián durante la guerra. El libro recorre su experiencia ya en la conscripción, en su última etapa en el Regimiento militar, pero finalmente cuenta toda la experiencia de movilización hacia las islas, de llegada, de incertidumbre… Después en el trabajo del correo, el lugar donde Fabián logró instalarse a trabajar y coordinando la correspondencia entre el continente y las islas. A la vez, una cosa muy interesante que tiene el libro esa esa suerte de observador distante por momentos concentrándose en la geografía del lugar, en los pobladores, en su propia experiencia en primera persona y en el terror que le producía, por ejemplo, el efecto de bombardeo nocturno cuando se acercaba la tropa. Es un libro con mucho contraste emocional y, a la vez, con una prosa muy poética. Leer ese libro nos impactó mucho y nos hizo centrar mucho la atención en la posibilidad de viajar a las islas, de registrar esos espacios por los cuales había transitado Fabián y de combinarlos con el texto de Fabián en primera persona, que es lo que la voz de Rafael Spregelburd relata en la película.

-¿Por qué decidieron sumar a los testimonios de los hermanos de Fabián un trabajo escénico teatral?

A.F.:-Todo se remite a esos primeros encuentros con Dalmiro. El nos habló del psicodrama, entre otras cosas, que era la técnica que él utilizaba como terapia grupal. Estudiamos mucho sobre el tema. Hablamos mucho con él y con otras personas también sobre ese tipo de terapia grupal y de cómo eso podía reflejar esa herida de la sociedad y que podíamos usarlo como una de las líneas de relato de la película. El psicodrama se compone de una persona que guía y un grupo muy grande, y van surgiendo escenas que otros representan. Esas escenas son las de alguien que cuenta algo que le pasó, algo que le duele, algo que siente. Como necesitábamos un montón de gente para hacer eso y como Lucas había presenciado una sesión de psicodrama que dirigía Dalmiro, le pareció súper potente. Pero comprometía a un montón de gente que nosotros no podíamos contener luego de la sesión. Luego de varios años analizando las posibilidades, Dalmiro nos dijo que él no se sentía en condiciones de liderar algo así y menos que toque el tema Malvinas, que no estaba con la fortaleza anímica de hacerlo. Pero nos propuso pasar la posta a su hijo Javier. Y cuando hablamos con Javier, él nos dijo: "¿Por qué en vez de hacerlo como psicodrama no lo hacemos con teatro espontáneo?" Es un poco más dirigido, recurrimos a actores profesionales. Y el sentido era poder rescatar esas heridas y representarlas. Era una forma de contar lo que uno siente en el cuerpo del pasado, pero en el presente.