En la periferia, un valor que siempre se aprecia es el de la continuidad. El Premio DesignMuseu Da Casa Brasileira, apodado el ‘El Oscar del design brasileño’, celebra sus 30 ediciones y lo hace con un libro que reúne sus galardonados y reflexiona sobre el diseño del país vecino de las últimas décadas. 

Lo interesante de esta iniciativa, lo que lo hizo mantenerse, crecer y ganar cada vez más prestigio, es nunca haberse salido de su misión inicial: premiar al binomio diseño e industria, la condición sine qua non para presentarse, en productos ligados a mejorar lo cotidiano. Diseño concreto y real con soluciones que del ámbito doméstico se extendieron a otros campos, como el de la salud, las nuevas tecnologías y el medio ambiente.

Miriam Lerner es la directora del museo, que depende de la Secretaría de la Cultura del Estado de San Pablo, que lo crea y organiza de manera ininterrumpida desde el año 1986. Para ella “lo que tiene de interesante esta recopilación de las treinta ediciones es que permite hacer hoy un análisis de cómo el impacto de la economía, las demandas del mercado, las cuestiones ambientales y de la industria influyen y han influido en la disciplina”.

El premio tiene siete categorías de producto: mobiliario, utensilios, iluminación, textiles, electrodomésticos, equipamiento de construcción y transporte, todos en modalidad producto o prototipo. Además, hay una categoría para trabajos escritos.

“El museo, después de revisar el origen y constitución de su acervo, estableció las bases de constitución para la valorización e inclusión de objetos ligados al universo cultural del diseño desde 1986”, suma su director técnico, Giancarlo Latorraca.

El libro suma textos de otros tres autores, reconocidos pensadores de la disciplina. Chico Homem de Melo, profesor de la FAU-USP e investigador en diseño gráfico;  Marcos Braga, profesor de la FAU y autor de libros y artículos sobre la historia del diseño, y Já Maria Cecilia Loschiavo, profesora titular de design de la FAU. Otro dato que vale la pena aclarar es que toda la comunidad del diseño del país vecino lo apoyó en el tiempo, entre ellas nuestra compatriota, la genial diseñadora Delia Berú, quien fue numerosas veces parte del jurado y una gran promotora de la disciplina.

Repaso histórico

Lo cierto es que gracias al premio conocimos algunos de los mejores diseños de los profesionales brasileños. Repasando la línea de tiempo se van evidenciando infinitas cuestiones, de una toma de conciencia ambiental hasta la comprensión de los cambios de estilos de habitar, transportarse y por supuesto comunicar. Y ni hablar de que la mayoría revela parte del ADN del diseño brasileño.

A una primera edición repleta de mobiliario donde el premio al diseño fue para el sillón Paulistano de un ícono brasilero, Paulo Mendes da Rocha, siguieron ediciones que sumaron computadoras, electrodomésticos y grifería, obviamente con la participación de otros grandes nombres del diseño de allá, como Mauricio Azevedo, con su siempre vigente banco Ressanquimha (1988), entre otros. 

En la edición de 1993 se alzó con el primer premio en design un martillo para carne de DapDesign -Oswaldo Rocco y Roberto Brazil-, azulejos y tejidos para el equipamiento doméstico  En 1995 se destacó al ventilador de techo Aliseu, de Alex Neumeister, y a la aspiradora WapDryWac. Y en 1996 se premió un lavarropas económico, el Nina, de Gustavo Senna Selles y Miriam Hayashi. También se incluyeron los cepillos de dientes de Alceu Alves y las alfombras antideslizantes para baños de Valter Bachcivanji. Todos diseños que dan respuestas a necesidades simples y concretas.

Luego, en 1998, aparecieron un nebulizador, el Evolusonic de Levi Girardi, y un separador/clasificador doméstico para reciclar basura, el Bicole Brasilia de Fátima Bueno de Oliveira. En la edición del 2001, el premio se lució con excelentes resoluciones: una ducha super funcional, la Aguamax de Ana Lucia de Lima Ponte, el escurridor de platos de Renata Costa Mendes, y el ya ahora famoso ventilador de techo Spirit de Guto Indio da Costa y Martin Birtel, de una morfología increíble.

Y así siguieron, conforme van pasando los años, muy buenas propuestas de productos. En el 2004 se alzó con el primer premio un auto urbano, el 828/2 del equipo de Obvio Design. Y siguieron innovadores y prácticos broches para ropa, perchas, vajilla, otros cestos de basura, ollas, cubiertos, aparatos para fisioterapia y bicicletas, entre muchísimos otros diseños que mejoran el cotidiano. 

Y obviamente muchos productos que dan cuenta de Brasil, kayak y todo tipo de botes para el mar, elementos para el confort térmico como termos, pasando por todo tipo de ventiladores, el inmenso universo del plástico para soluciones geniales y ultra económicas, equipos de música, maravillosos juguetes. 

Un premio que merece ser premiado por lo serio y humano.