“La sensación de compartir viajes y de volver a Santa Fe y Rosario, nos tiene con una ansiedad muy hermosa”, es lo primero que dice Mariano Di Césare. “Tanto la gente como nosotros nos dimos cuenta de cuánto necesitábamos estar en contacto y rodeados de una atmósfera sonora, de una experiencia que es bastante sanadora”, agrega el líder de Mi Amigo Invencible, que hoy a las 21 presenta Nuestro Mundo (Devil in the Woods, 2020), su nuevo EP, en Distrito Siete (Lagos 790).

La banda mendocina con sede en Buenos Aires, nominada al Gardel 2020 por el disco Dutsiland (Crack Discos, 2019), inicia con Nuestro Mundo una nueva etapa con el sello mexicano Devil in the Woods. Cuatro canciones y tres videoclips que también son testimonio del año transcurrido, cuando “esa experiencia sonora y sanadora” quedaba suspendida. “Desde siempre, las canciones fueron reflejos de las experiencias de la cotidianeidad y el entorno. Nosotros prendemos una antena y lo traducimos en música. Durante el año pasado, no había mucha escapatoria de la pandemia a la hora de componer, y no fue sencillo, porque yo no tenía ganas de escribir canciones sobre eso, la situación ya era muy invasiva. La idea de hacer música y canciones tiene que ver con tratar de desconectar, o tal vez conectar con elementos que no están a simple vista. Entonces, fue imposible no escribir en base a esas sensaciones, al estar uno tan afectado también, pero tratando también de componer desde la mayor desafectación emocional. Ya está, las canciones son un reflejo, un tatuaje de lo que sucedió. Y la verdad que estamos bastante contentos”, explica el músico a Rosario/12.

-¿Puede decirse que estén en un momento bisagra?

-Nosotros estamos siempre en un estado de renovación y de pregunta, es lo que nos motiva y lo que nos empuja a experimentar. Toda esta incertidumbre, toda esta falta de respuestas, hizo que tratáramos de encontrar nuestras propias herramientas, y eso nos llevó a jugar y experimentar, para buscar la sorpresa que hace que la música brille. Al no tener nada claro, nos entregamos a esta experiencia, para que sucedieran cosas que no buscamos. El momento bisagra es éste, estamos entrando en un estado muy profundo de experimentación e improvisación, y creo que ahí ya se abre un camino infinito.

Mi Amigo Invencible se distingue como una propuesta consciente de lo amplia y variada que es su procedencia, por el origen mendocino y por los destinos diversos que convocan. Con Dutsiland, el grupo que conforman Mariano Di Césare (voz, guitarra eléctrica), Arturo Martín (batería), Nicolás Voloschin (guitarra eléctrica, sintetizador, voz), Lucila Pivetta (bajo), Leonardo Gudiño (percusión) y Pablo di Nardo (sintetizadores) visitó Colombia, México y Chile. El reconocimiento les viene ahora del sello mexicano Devil in the Woods. “Ese reconocimiento viene de crear tu propio mundo, tu propio lugar, de armar tu propio espacio, estés donde estés. Tenemos un pie en Buenos Aires pero también en Mendoza y México. Desde chico soñé con ser un ciudadano del mundo y no estancarme en un lugar. Como base de operaciones, Buenos Aires es bastante óptimo y efectivo, pero nos hace sentir bien no pertenecer del todo a un lugar, nos hace sentir seguros”, comenta Di Césare.

-¿Qué perspectivas ofrece trabajar con Devil in the Woods?

-Que un sello internacional nos contactara ya es montón, fue un salvavidas durante la pandemia. En un momento donde no sabíamos qué iba a suceder con nada, nos ofrecieron herramientas para seguir produciendo nuestra música. Al ser un grupo independiente todo sale de nuestros bolsillos y nuestros cuerpos. El sello ahora nos permite que hagamos lo de siempre pero concentrados sólo en la creación, y ya no en la búsqueda de recursos, algo ya de por sí bastante ajeno a la hora de crear.

-Disfruté del video de “Algo no ha terminado”, junto con Ruzzi, en donde la letra dice sobre una relación que el montaje no permite: cada uno canta en una terraza distinta, nunca juntos.

-Eso fue una resolución bastante ligada a la hora de realizarlo, con ella en México y yo en Buenos Aires. Pensamos en cómo podíamos encontrarnos en el video y surgió bastante natural. Todo fluyó y la obra se hizo prácticamente sola.

Este querer estar juntos y no poder de la canción, es algo que invariablemente se comunica con los días que tocan. En este sentido, la apreciación del cantante es atinada: “Ahora estamos tocando para gente sentada, y está buenísimo porque nuestra música tiene su cuota contemplativa. Pero estamos como en una especie de espera, manejándonos con un lugar nuevo. No sabemos de qué se trata pero sabemos que es nuevo, esperando que la gente se pare, pero haciendo el aguante para que suceda saludablemente”.