Para la biología no hay demasiadas vueltas. Un parásito es un organismo que se aloja en otro con un solo fin: subsistir en ese hábitat ajeno. El cineasta coreano Bong Joon-ho se sirvió de ese concepto en 2019 para exponer la lucha de clases en la premiadísima y socarrona Parasite. Ya unos años antes, en 2013, un trío de estudiantes de cine franceses eligió ese mismo término y en plural –Les Parasites– para nombrar a su colectivo artístico.

Con varias menciones por sus cortos y un frenesí productivo en redes, la banda encabezada por Guillaume Desjardins, Jérémy Bernard y Bastien Ughetto terminó por propulsarse con The Collapse (AMC), la miniserie de ocho episodios que narra de la manera más fiel y urgente posible el fin de la sociedad como la conocemos, y que también está disponible entera en Flow. Y al igual que el director asiático, Les Parasites tienen mucho de ingenio, amargura, caos, humor negrísimo, heterodoxia y preguntas sobre qué pasaría si todo finalmente explotara.

La doctrina del shock

The Collapse ubica al espectador en el centro del shock: la cuenta regresiva al orden establecido ha comenzado. No hay conexión aparente entre los relatos ni protagonistas, salvo la progresión del quilombo. Ningún capítulo pasa los 20 minutos. El inicio es en un supermercado desabastecido donde el cajero, hijo de inmigrantes, debe decidir si se suma al hurto perpetrado por su novia y amigos acomodados. Unos días después, en una estación de servicio en las afueras de París, los dueños cambian nafta por víveres, hasta que un policía inicia la anarquía. Tercer acto: un ricachón usa sus armas y contactos para escapar del desorden masivo. Luego vienen un hospital abandonado, un intento de vida comunitaria, una planta nuclear, una náufraga y un estudio de tevé.

Estrenada a mediados de 2020 vía Filmin, The Collapse sorprendió por su hiperrealismo en medio de la pandemia global. "Lo que describimos en el episodio del supermercado y lo que sucedió con la COVID-19 son comportamientos fáciles de anticipar. El programa no es premonitorio, solo intentamos hacerlo lo más realista posible. Si algo sale mal y la gente cree que se va a quedar sin comida, ¿qué se hará? Queríamos mostrar cuán dependientes somos de un sistema de suministros vulnerable que puede detenerse en cualquier momento", le dijeron sus creadores a El NO.

Foto: Les Parasites | Prensa

The Collapse, entonces, más que una miniserie es una empresa audiovisual tentadora y disruptiva por motivos obvios. Está la presencia del género distópico que la liga con producciones tan disímiles como Black Mirror, The Walking Dead, Years & Years o Dark. Pero The Collapse está compuesta de viñetas que indagan en los primeros casilleros de este entorno catastrófico. Como si fuera la miniserie sobre el apocalipsis que los hermanos Dardenne, Krzysztof Kieslowski o Michel Gondry hubieran querido rodar. Y también hace su parte la llamada "colapsología", término sociológico que Les Parasites desconocían pero engrosaron con esta obra.

"Solo tratamos de filmar una serie apocalíptica de carácter realista y que nos representara. Pero sí, esas referencias están ahí. Nuestra inspiración vino de un montón de libros; uno de nuestros favoritos es Malevil de Robert Merle, que cuenta la historia de un grupo de granjeros franceses en medio de un ataque nuclear. Pero a nivel cinematográfico nuestra mayor influencia fue Niños del hombre, la película de Alfonso Cuarón", apuntan Les Parasites.

El fin en plano secuencia

De buscar tampones en las góndolas vacías a cargar sin demasiado sentido un cuadro de Van Gogh, ser parte de la turba o actuar con consciencia grupal. La miniserie pone la lupa sobre el comportamiento en masa y algunos "no lugares" muy reconocibles. "Elegimos contar historias en todos esos espacios para asegurarnos de llegar a mucha gente. Todo el mundo va al supermercado o a las estaciones de servicio. Y si no es así, puede que estén acostumbrados a ir a estudios de televisión o están suscritos a algún tipo de garantía para ricos", responden.

Sin embargo, lo que unifica y distingue a The Collapse es el uso del plano secuencia. Recurso que eligieron por su carácter "inmersivo y orgánico". Por razones de producción, no hubo tiempo suficiente para prepararse mucho: una sesión de lectura con los actores, medio día para ensayar y un día de rodaje. "Nos adaptamos a lo que teníamos para cada episodio e intentamos hacer nuestro mejor esfuerzo. Con una preparación tan corta, sucedieron cosas inesperadas y tuvimos que lidiar con eso e improvisar. Dejamos algunas de estas cosas en el corte final, ¿pueden darse cuenta cuáles son?"

No es la primera vez que Les Parasites trabajan temáticas referidas a la escasez de recursos con una postura ambientalista (ahí está su documental La carnicería ética). Lo mismo para el rigor de trabajar y firmar de manera colaborativa. Ese motor también se percibe en su canal de YouTube, el culto al crowdfunding y a distribuir su obra online. "Somos tres cerebros trabajando juntos para alcanzar el mismo objetivo. Después de años de colaboración ¡es cada vez más fácil saber qué queremos y cómo lograrlo! A veces tenemos que discutir, pero cuando sucede preferimos dejar descansar las ideas e intentarlo de nuevo al día siguiente. Y generalmente funciona bien."

Y si algo no funcionara, si realmente hubiera un colapso como el que cuentan en su miniserie, ¿qué harían? "Tendríamos problemas reales, porque los tres todavía vivimos en una gran ciudad. Entonces, nuestra única oportunidad sería huir e intentar llegar a nuestros búnkers secretos con jacuzzi y sala de cine. Ahora, hablando en serio, hacer la serie nos ayudó a darnos cuenta de que no estábamos preparados y ahora queremos trabajar en ello. Es difícil decir hasta dónde llegaríamos para sobrevivir sin estar en la situación pero haríamos nuestro mejor esfuerzo, como la mayoría de la gente."