El papa Francisco celebró la primera misa de un pontífice bajo el rito caldeo en la iglesia San José en Bagdad. En el segundo día de su gira de tres días a Irak, el Papa lamentó en su homilía que el mundo priorice a ricos, poderosos y famosos. "Vale quien tiene, quien puede y quien cuenta", criticó el Papa.

La gira histórica  es celebrada por el presidente iraquí, Barham Salih, de religión musulmana, con quien se reunió en su primer día en el país. Salih asistió de sorpresa a la misa del Papa como un agradecimiento por los lazos estrechados por el pontífice con la comunidad caldea, la rama predominante del catolicismo en Irak.

 "A menudo quien posee más medios puede adquirir más conocimientos y tener más oportunidades, mientras que el que tiene menos queda relegado(..)Se trata de una desigualdad inaceptable, que hoy se ha ampliado", sostuvo durante una misa marcada estrictas medidas de seguridad por la pandemia y con un número de asistentes que no llegaba a 200 personas.

Francisco también estuvo acompañado por el cardenal católico iraquí Luis Rafael I Sako, Patriarca de Babilonia de los Caldeos y cabeza de la Iglesia católica caldea. Durante el rito, Francisco reafirmó su cercanía con los cristianos perseguidos en Irak. "Tantos hermanos y hermanas que aquí también han sufrido prejuicios y ofensas, maltratos y persecuciones por el nombre de Jesús", sostuvo desde la iglesia San José en la capital. Según datos del Vaticano, existe una persecución hacia los cristianos que explicaría porqué el número de fieles pasó de 1.2 millones a unos 300 mil en el país asiático.

Antes de la misa, el Papa se había reunido con el ayatolá Al Sistani en Nayaf, unos 160 kilómetros al sur de Bagdad. Gran Ayatola de Irak desde 1993, Al Sistani es considerado como el mayor líder espiritual del islamismo chiíta en Irak y el hombre más influyente de ese país en la actualidad. Luego el Papa se desplazó a Nasiriya donde se llevó a cabo un encuentro interreligioso en la llanura de Ur, donde la tradición dice que nació el patriarca Abraham, venerado por las tres grandes religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo e islam. 

Por la tarde, regresó a la capital para presidir la misa en la catedral caldea San José de la capital iraquí. El Papa eligió el rito caldeo para rendir homenaje a las iglesias cristianas orientales.  Habló en italiano y los fieles contestaron en árabe.