“Necesitábamos inventar algo así para seguir viviendo: un concepto que ayudase a entender que la pena no era una fatalidad ni un bloque inexpugnable sino un laburo, una perseverancia, algo que acometer a diario hasta metabolizar y dotarlo de sentido histórico.”  Marcelo Figueras

Ellas, las Madres y las Abuelas, probablemente para metabolizar la pena, inventaron la lucha por Memoria, Verdad y Justicia y la dotaron de sentido histórico. Fueron las Madres y las Abuelas las que retomaron el legado de Perón y Evita y nos enseñaron a incluir el amor en la política para vencer al odio. Así comenzó en la Argentina una historia de amor político que afirmó el “Nunca más terrorismo de Estado”, que luego de la experiencia macrista se amplió a un “Nunca más neoliberalismo”.

Los grandes pensadores que se ocuparon de reflexionar sobre lo común, como Spinoza y Freud, a pesar de sus diferentes concepciones, se toparon con el odio como obstáculo al lazo social y a la construcción cultural. Ambos concluyeron que un régimen afectivo no se desvanece por la vía de los argumentos o de las ideas, sino por un régimen afectivo nuevo, más fuerte y de sentido contrario. Spinoza opondrá las pasiones alegres y democráticas a las tristes, que utiliza el tirano impotente para debilitar y dominar. Por su parte, Freud sostendrá que Eros, que consiste en un posicionamiento a favor de la vida y las unidades cada vez más amplias y amorosas, puede funcionar como un retraso, determinando rodeos respecto de la pulsión de muerte.

El odio, expresión de la pulsión de muerte dirigida al exterior, por su carácter desintegrador es un afecto antipolítico. Las actuales guerras psicopolíticas se valen del odio para destruir gobiernos y demonizar a la oposición, estimulando la xenofobia y el racismo. Es el modo que tienen los totalitarismos de tramitar las diferencias.

El neoliberalismo no es posible sin la satisfacción en el odio, el narcisismo y el consumo, formas de goce que masifican y contagian, transformándose en sedimentaciones culturales que se actúan y repiten.

En el Seminario Aun, de Lacan, el amor recibe un nuevo enfoque. Ya no se trata de lo ilusorio, mentiroso o narcisista que no quiere saber nada de la falta. No es el amor repetición o puramente fantasmático, sino que se trata del amor como signo del inconsciente, e implica el encuentro entre dos lalenguas. Es un resorte de la singularidad que anuda el goce solitario y hace posible una relación de amor entre dos inconscientes. Es un amor que descompleta, que no tiende al cierre ni al Uno, sino que reconoce al otro y se muestra capaz de construir lo común con ese con el que no tengo nada en común. Ese es el punto en que el psicoanálisis se encuentra con la política.

Lacan en el Seminario de La Angustia afirmó que es el amor lo que le permite al goce condescender al deseo. Jorge Alemán con su categoría Soledad: Común afirmó que ese goce singular e irreductible, es precisamente lo más común que tenemos. El goce aparece como materialidad para la política de lo común y es capaz de fundar un lazo que podemos denominar amor político

En sus interminables rondas las Madres colectivizaron el dolor y dieron a luz un camino que afirmaba la vida y elevaba la lucha a muerte a la dignidad de la política.

Las infinitas Abuelas buscando y restituyendo nietos, transmitieron el derecho a la identidad singular y colectiva: cada nieto restituido es un pedazo del cuerpo social que se compone.

El amor político implica dar lo que no se tiene, lo que no entra en ninguna contabilidad ni cálculo, que no se compra ni se vende; lo que resiste la lógica del discurso capitalista, que consiste en un rechazo del amor. De ahí que la derecha, los expertos y management están imposibilitados para sensibilizarse, entender una lógica de lo común basada en el amor y la igualdad; son, desde esta perspectiva, analfabetos políticos parafraseando a Bertolt Brecht.

El amor político es la asunción de una decisión que rechaza el odio en sus múltiples expresiones, una apuesta ético-política y una forma de vida.

Psicoanalista, Magister en Ciencias Políticas