“Primero el monaguillo, pasá vos”, le dijo el Papa Francisco al presidente Alberto Fernández en la salida de la reunión que mantuvieron ambos esta semana. Se rieron un rato ellos y algunos presentes por la ocurrencia de un religioso que conoce al mandatario de cuando ambos estaban lejos de los niveles de poder actuales y compartían visitas al mismo médico. La figura del Pontífice fue un factor central de la gira del presidente y el ministro de Economía, Martín Guzmán, por Europa. 

Muy conectado en la cuestión geopolítica, se mostró colaborativo con el contexto de deuda argentino tal como lo hizo en 2020, cuando reunió en el Vaticano a los mismos líderes europeos, al ministro, al Presidente y a la titular del Fondo Monetario (FMI), Kristalina Georgieva, en un evento en Roma que terminó siendo la piedra definitiva del acuerdo que Guzmán cerró con los bonistas privados. En aquel entonces, el Papa alojó a la líder búlgara por tres días en Santa Marta, donde compartieron largas charlas sobre cuestiones económicas y sociales.

Esa postal actual de los actores directos e indirectos de la renegociación de deuda argentina no es casualidad, sino parte de un trabajo coordinado en varios frentes. En este último episodio, además, el Papa atrajo al seminario de economía del Vaticano a dirigentes del Banco Mundial y los Estados Unidos: el caso de John Kerry, ex secretario  de Estado de esa nación y hoy hombre cercano al presidente Joe Biden. El país del norte es clave, tanto o más que Europa, para que Argentina consiga el objetivo doble de zafar de pagar la sobretasa del FMI y, a la vez, patear para más adelante los pagos de este año con el Club de París y el Fondo.

La herencia de deuda de Cambiemos, sobre todo los 44 mil millones de dólares de pasivo irregular, investigado hasta por el propio FMI, le impuso al Gobierno de Fernández una condición: buscarle soluciones políticas a un acuerdo económico con organismos multilaterales

En este contexto es que se generó un cónclave europeo con señales en diferentes sentidos. Con Portugal, Argentina buscó marcar que la solución en la negociación de deuda debe darse a la portuguesa y evitando resentir aún más la cuestión social interna o hacer ajustes. En España se consolidó un nexo que, además, busca reflejarse en inversiones futuras. El país ibérico es, detrás de Alemania, Japón y Holanda, el mayor acreedor de Argentina en el Club de París. Y Francia es el octavo en el escalafón de los reclamos y quien comanda el organismo, que también nació a mediados de los años 50 para resolver lo que fue el inicio de la acumulación de deuda externa nacional. 

Cuentan los que estuvieron con el Presidente que fue Emmanuel Macron quien pidió tanto a Argentina como al FMI dar señales comunicacionales de una relación y negociación encausadas, para que eso habilite la prórroga de dos meses de vencimiento del Club de París de este 31 de mayo. En ese contexto surgieron el comunicado del FMI y el posterior posteo de Georgieva desde su cuenta personal de Twitter, comentando lo charlado en la reunión con Fernández y adelantando que darán tratamiento interno al reclamo argentino de evitar las sobretasas.

El tema de las penalizaciones fue uno de los apoyos centrales del Papa en la reunión con el presidente. Y el resto de la charla giró sobre geopolítica y críticas al sistema financiero internacional. Naturalmente, los gestos de Francisco en esa línea se adelantaron a un contexto global que parece quedarle como anillo al dedo al replanteo argentino de condiciones. La pandemia precipitó discusiones sobre sistemas injustos, inequidades, especulación financiera y deuda de países pobres y de ingresos medios con organismos multilaterales. En ese pelotón está Argentina.

En la comitiva oficial admiten que la gira tuvo un fin presencial en Europa pero que se vienen otros dos capítulos: el primero, un Zoom de Fernández con Merkel, quien mantiene, según cuentan los propios, una cercanía de casi amistad con el Papa. La premier alemana representa al segundo país en importancia en votos y acreencias de Argentina. El segundo episodio, un posible viaje que planifica Guzmán a Japón, también para avanzar en voluntades para la deuda con París.