El gobierno de Venezuela se   declaró ayer “libre” de la Organización de Estados Americanos (OEA) pero aplazó la formalización de su salida, anunciada para el jueves, sin explicar la razón de ese cambio.

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, dijo ayer que su país es “libre” de la OEA y que nunca más volverá a la organización, aunque lo todavía no inició el procedimiento de su salida y que ésta no será efectiva hasta dentro de dos años. No obstante, Maduro dejó claro que su gobierno no reconoce ya “ninguna reunión, ninguna decisión de la OEA que vulnere el derecho internacional e intervenga en los asuntos de Venezuela”. “Tengo el orgullo de decir que tomé la decisión de retirar nuestra patria de la OEA, de liberar nuestra patria del intervencionismo, de liberar nuestra patria de tanta ilegalidad, de tanto abuso, somos libres de la OEA y más nunca volveremos”, afirmó Maduro en un acto con simpatizantes en Caracas.

La canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, anunció el miércoles que el jueves formalizarían su salida de la OEA porque la organización aprobó convocar una reunión de cancilleres para abordar la crisis política del país pese al rechazo frontal del gobierno a esa sesión. Sin embargo, en la tarde del jueves fuentes diplomáticas informaron que la entrega del documento con el que se oficializa la petición de salida se aplazaba al viernes, sin explicar el motivo de ese cambio. Por el momento no hay ni hora ni tampoco confirmación de si el encargado de entregar esa carta a la Secretaría General será el embajador en la OEA, Samuel Moncada, o la representante alterna, Carmen Luisa Velásquez.

El proceso para pedir la salida de la OEA, algo que ningún Estado hizo hasta ahora, comienza con que el gobierno del país en cuestión presente una comunicación escrita a la Secretaría General en la que se anuncie la decisión de denunciar la Carta de la OEA, su documento fundacional de 1948. “Transcurridos dos años a partir de la fecha en que la Secretaría General reciba una notificación de denuncia, la presente Carta cesará en sus efectos respecto del Estado denunciante, y este quedará desligado de la Organización después de haber cumplido con las obligaciones emanadas de la presente Carta”, indica el artículo 143 de la Carta de la OEA.

El secretario general de la OEA, Luis Almagro, recibió ayer el premio “Libertad” de la organización Freedom House precisamente por su “defensa de la democracia” en Venezuela y por su “trabajo en favor de los presos políticos y sus familias” en ese país. Aunque su discurso y su galardón estuvieron centrados en Venezuela, Almagro no se refirió a la salida del país del organismo. El ex canciller uruguayo, que asumió el liderazgo de la OEA en mayo del 2015, prometió llevar personalmente su premio a los “presos políticos” venezolanos cuando haya una Venezuela con democracia y derechos humanos. “Este premio es de la gente de Venezuela, de los presos políticos, yo sólo soy su custodio, y me comprometo a llevarlo personalmente a mis amigos (Antonio) Ledezma, (Leopoldo) López, en una Venezuela con democracia y derechos humanos”, dijo Almagro en su discurso de aceptación.

Por su parte, Delcy Rodríguez, anunció ayer que el próximo 2 de mayo Venezuela informará de un grupo de países que se incorporarán al diálogo político en el país caribeño, proceso que la oposición abandonó a finales de enero tras acusar al gobierno del incumplimiento de los acuerdos alcanzados. Venezuela solicitó ésta reunión para denunciar “la violencia” de la oposición en estas protestas antigubernamentales que desde inicios de mes hasta hoy han dejado 29 muertos, cerca de 500 heridos y más de mil detenidos. Maduro insistió ayer en el acto con simpatizantes en que las protestas forman parte de una escalada de violencia promovida por los medios de comunicación internacionales para derrocarlo.

Por otro lado, unos dos mil venezolanos se movilizaron ayer hacia las cárceles donde están recluidos Leopoldo López y otros opositores, para reclamar su libertad y exigir elecciones generales, pero contingentes de militares y policías les bloquearon el paso. “¡Libertad, libertad!”, gritaron en las afueras de Ramo Verde, en Los Teques, a 30 kilómetros de Caracas, donde López cumple una condena de casi 14 años acusado de llamar a la violencia en protestas del 2014. Con banderas venezolanas y camisetas estampadas con el rostro de López, los manifestantes protestaron frente a las barreras metálicas instaladas por militares de la Guardia Nacional afuera del penal. “No nos dejaron pasar a ver a Leopoldo. Con una sirena no nos dejaron escucharlo. Tenemos un mes sin verlo ni oírlo. Lo que dicen es que está  sancionado con aislamiento. Libertad para todos los presos políticos”, declaró a la prensa Lilian Tintori, esposa del opositor, acompañada de la madre de éste, Antonieta Mendoza.

Grupos de opositores se concentraron en distintos puntos de Caracas y llegaron a San Antonio de Los Altos desde donde caminaron 14 kilómetros a Los Teques. Otro grupo protestó en las afueras del centro de reclusión del servicio de inteligencia El Helicoide, en la capital, y hubo pequeñas movilizaciones en otras ciudades del país. A su vez, un grupo de diputados sesionó en las afueras de la cárcel, justo al frente del cordón de seguridad, en una mesa colocada en plena en calle.

A su vez, un grupo de expertos de la ONU demandó ayer que Venezuela investigue la muerte de una veintena de personas en las protestas opositoras. “Estamos seriamente preocupados por las acusaciones de uso excesivo e indiscriminado de la fuerza durante las protestas, así como por las detenciones arbitrarias y las muertes”, dijeron los expertos en derechos humanos en un comunicado. Además criticaron la política del gobierno de Maduro de desplegar unidades militares y de civiles armados junto a la policía para responder a las protestas. “Las manifestaciones pacíficas deben ser facilitadas, no tratadas como una amenaza inherente a la seguridad”, apuntaron.