¿Arte o producto? Es la pregunta que gira en torno a Tickets, el EP que reúne a Fonso y Andry Bett, dos de los artistas nuevos más iconoclastas de la música popular argentina contemporánea. Allí, movimiento, fibra, sarcasmo y desparpajo esbozan un repertorio que evoca, al menos en su impronta, al maxi Terapia intensiva, compuesto en 1984 por Charly García para la obra de teatro de Antonio Gasalla. "Fonso es un tipazo. Es esa gente que te encanta tener cerca", afirma su cómplice en el material lanzado el pasado 5 de mayo. "Siempre estoy a trescientas revoluciones, y él se toma la vida muy tranquila. Me hace bajar un cambio", explica Andry.

¿Amor al primer feat? Apenas se conocieron por Instagram, la sintonía entre ambos no paró de crecer. Lo que derivó en que Andry se encargara del arte de tapa del último disco de Mansibal: Mandrágora (2020). Luego hablaron de hacer una colaboración. Así nació Tan igual, a la que le siguieron cuatro canciones más. "Todo fue 50 y 50. Lo disfrutamos porque te saca el peso de un proyecto solista, donde la decisión de todo lo que hacés recae en vos."

La dinámica entre sus integrantes, e incluso esa manera barroca de comprender el pop, convierte a este laboratorio sonoro en una suerte de versión argenta de The Last Shadow Puppets. Ahora la duda es quién hizo las veces de Alex Turner, y cuál de los dos sería el Miles Kane de Tickets. "Fonso es Messi, y yo lo acompañaba", describe Bett. "El es súper experimental, tiene una visión puntual de la música y sabe un montón. Pero ninguna decisión fue extraña, para no comprometer al oyente. Al final, nos fuimos acoplando. Es un reflejo de ambos."

Si bien Fonso ya sabe lo que es ser el enfant terrible de la escena, y lo demostró otra vez con su más reciente disco solista, Wedding (2020); Andry lo probó por primera vez el año pasado con la aparición de su álbum debut: Cariño, ¿acaso no lo ves? Con ese disco sorprendió a propios y extraños, porque nadie lo tenía en el radar. Al punto de que ese puñado de canciones, todo un manifiesto (¿o una apología?) sobre el amor en la era del 5G, lo candidateó a ser una de las sensaciones locales en medio de una distopía.

El amor como tópico infinito

Mientras muchos artistas de su generación revisitan a los padres y padrinos del rock argentino, Andry Bett, por casualidad o causalidad, fue directamente a las fuentes de las que bebieron los pioneros. "Con lo que más me nutrí de pendejo fue con los Beatles", revela el músico de 22 años. "Luego aparecieron Bob Dylan y Lou Reed, y después Radiohead. Y desde entonces seguí consumiendo cosas parecidas, como Father John Misty."

¿Y el rock argentino y latinoamericano? "Llegaron bastante tarde. A mis 17, cuando cursaba el quinto año. Creo que eso estuvo buenísimo porque me hizo apreciarlo a partir de un lugar distinto. Con los Beatles reconozco que me cuesta ser imparcial, pero con Charly o Spinetta puedo ser objetivo. Aunque de toda esa camada, uno de mis favoritos es Tanguito: ese nivel de punk, que luego se dio en Simón Poxyran, me encanta."

Lo del otrora líder de Perras on the Beach no es fortuito. "Me metió la chispa. Nos demostró que todos podíamos hacerlo. Tanto ellos como Usted Señálemelo le enseñaron a la gente de mi edad que podía hacer cosas buenas, de alto nivel y con pocos recursos", redondea Agustín Andribet, el músico detrás del alter ego. Y a pesar de que en ningún momento los menciona, Scott Walker y Brian Wilson también forman parte de la paleta de matices que irradian en un disco sin intenciones clásicas y dividido en dos partes.

--Tu disco está presentado en dos lados, donde el A sería el más luminoso y el B el melancólico, ¿por qué?

--Cuando lo comenzamos con Ignacio Acevedo, con quien lo grabé y produje, era más triste. El primer tema fue A través de mí, que es uno de mis favoritos y sería el que inaugura la segunda parte. Los del lado B fueron los primeros que terminamos, y lo del lado A, los últimos. Tenía ganas de hacer música para gente que no la consuma. Fue un proyecto muy largo, y la idea con la que comenzó no es la misma que con la que terminó. A lo largo de esos dos años no sólo cambiaron mis gustos y mis criterios al momento de componer y arreglar los temas, también me pasaron otras cosas.

--¿Cómo cuáles?

--Conocí gente, y perdí gente. Estaba estudiando Ciencias ambientales en la UBA y ahora estoy en Diseño gráfico. Este cuatrimestre termino la carrera. Pasé del ecosistema a hacer dibujitos, y todo eso influyó. El concepto del lado A y el lado B surgió porque el disco trata de expresar diferentes perspectivas sobre el amor, distintas historias y visiones. El lado A no es el más positivo, pero sí el más alegre. Representa el momento en el que conocés a una persona, es más superficial, extrovertido, llevadero, y tiene ritmos elevados. Y el lado B es profundo e íntimo, tuvo más decisiones estéticas, considerando que no a todos les iba a gustar. Pero tenía que hacerlo. Quería que se conecten, y fluyan. Cuando terminé el disco, estaba manija. Era bizarro, si tomo en cuenta cómo acaba.

--Si no tenés el oficio tan aceitado, ¿cómo sabías que tenías lista una canción?

--No me considero un músico. Por eso no soy tan perfeccionista con respecto a la canción. Estoy más en la suma de las cosas que puede transmitir. Hay un punto en que el tema está ahí, al igual que los elementos, y para mí con eso basta. En el caso de muchos de los grandes músicos, sus mejores discos los sacaron medio avanzada su carrera porque aprendieron el oficio de la composición. David Bowie es capaz al que más escuché en los últimos tres años, y sus mejores discos son a partir del cuarto, Hunky Dory (1971). Los anteriores no están tan buenos.

--Cariño está en la segunda parte, y ¿Acaso no lo ves? da la bienvenida. ¿Por qué el título compuesto?

--Una vez que el disco estuvo listo, ahí pensé el nombre. Todos los temas responden a lo mismo: ¿qué es el amor? Pero lo hacen desde distintos ángulos. Siento que esa pregunta está en todos lados. Cuando lo empecé, tenía una mirada trágica y triste que fue cambiando paulatinamente. Cambió tanto que el disco podría entenderse como una búsqueda para saber qué nos gusta y qué no. Qué es el amor, cuál necesitamos, y el que no nos dieron. Aunque no pretendía respuestas.

--Planteaste el disco como una tesis acerca del amor, ¿lograste resolver alguna duda?

--No por el disco. Ese conjunto de canciones son una especie de documental acerca del proceso. Me ayudó a tratar de entenderlo. Por eso estoy muy contento: ahora tengo una pareja que me quiere, que me apoya y que es parte de todo esto que estoy haciendo. Son esas preguntas que no tienen respuesta. El amor es un tópico que siempre me interesó: por eso me gustan las baladas y las comedias románticas. Me encantan esas películas medio goma que tratan sobre las parejas. Algunas personas te dirán que eso es porque soy de cáncer, un signo muy sensible. Puede ser. Casi todos los temas que escribo son de amor o melosos. Está bueno no siempre mostrar lo rockero que sos, sino también ponerte a llorar.

--¿Y qué tan distinto es Agustín de Andry?

--En el secundario hubo gente que pensó que me llamaba Andrés. Toda la vida me dijeron Andry porque mi apellido es Andribet, es de origen francés. Me pareció divertido separarlo. Por ahora, Agustín y Andry van de la mano. Aunque la idea es que cada uno siga su camino. Andry Bett es chamuyero o más mandado. Mientras que a Agustín le daría cosa mostrar su música.

Al igual que Lupe, invitada en el disco, pareciera que saliste de la nada. ¿De dónde venís?

--Lupe es una artista que me re gusta, y aportó los coritos para Dame tu amor, y para otro tema que no entró. Me gusta eso de que ambos salimos de la nada. Pero me parece que eso es algo propio de esta época. Si bien arranqué solista, y no tuve el apoyo de una banda, hubo gente que se fue sumando. Casi todo lo que hago es con mi novia, Ivana (Esersky), que me ayuda en los videos. Sin ella, directamente no me hubiera animado a sacar el disco.

¿En serio? ¿Nunca tuviste ni siquiera una proto banda?

--Seriamente no. Tuve una con mi primo llamada Púrpura, que era más amateur. Pero a este proyecto le quiero dar un matiz más profesional.

Hoy sos un cultor de la canción. Si mañana llegás a ser la nueva promesa, ¿qué harías distinto?

--Si bien el rock siempre intentó cortar con lo anterior, ahora forma parte del establishment. Toda nueva generación trata de romper con lo establecido. Siempre pasó. Nunca va a suceder lo ideal, pero estaría bueno revisitar los géneros y rescatar lo mejor de cada uno.