Falsos millonarios             7 puntos

Kajillionaire; Estados Unidos, 2020

Dirección y guion: Miranda July.

Duración: 104 minutos.

Intérpretes: Evan Rachel Wood, Richard Jenkins, Debra Winger, Gina Rodriguez, Da'Vine Joy Randolph.

Estreno en Flow. También disponible en Google Play, con el título Cómo sobrevivir en un mundo material.

Papá, Mamá y su hija Old Dolio (¡vaya nombrecito!) viven juntos en una vieja oficina abandonada. El funcionamiento del negocio lindero, una fábrica de detergente, hace que todos los días, a ciertas horas determinadas, se filtre por la pared un extraño líquido espumoso de color rosado. Apenas un detalle de los varios elementos excéntricos que le dan forma al largometraje más reciente de la performer, video artista, escritora y realizadora Miranda July, cuya ópera prima, Tú, yo y todos los demás, se transformó en niña mimada del circuito festivalero circa 2005. Dibujado sobre las siluetas del power trio integrado por Richard Jenkins, Debra Winger y Evan Rachel Wood, el clan de Falsos millonarios es la antítesis de cualquier modelo cinematográfico de familia tipo, ya sea en su versión luminosa o todo lo contrario. De lo que no caben dudas es que se han caído del sistema, y la supervivencia depende de pequeñas estafas cotidianas, como entrar al correo del barrio para robar sobres y paquetes con cheques u objetos que puedan “devolverse” para recibir un reembolso.

Para ello, la más joven de la familia Dyne, la extraña de pelo largo, ingresa al local luego de realizar una serie de cuerpos a tierra y vueltas carnero, como si fuera la protagonista de una serie de tevé de temática bélica de los años 70. La solución al problema de los 1500 dólares que necesitan para seguir viviendo en la covacha brota como un eureka luego de ganar un premio en millas aéreas: simular la pérdida de las valijas y cobrar el resarcimiento de la compañía. Es entonces, en pleno viaje de vuelta, cuando aparece Melanie (Gina Rodriguez), a partir de ese momento inseparable cuarto miembro del grupo y elemento desestabilizador del statu quo. Si la descripción precedente de Falsos millonarios ofrece la apariencia de una particular heist movie –una de esas películas de robos sofisticados–, la realidad es otra, bien distinta. En el fondo, el de July es otro relato de familia disfuncional, aunque de maneras muy diversas a las usuales.

Kajillionaire –título original que remite a la posibilidad de ser inmensamente rico– es también una suerte de comedia romántica en la cual el romance asoma su rostro recién sobre los tramos finales y el humor nunca circula por los carriles habituales. ¿O acaso Old Dolio, con su pelo largo y llovido y su buzo cinco talles más grande de lo recomendable, se asemeja en algo al clásico interés amoroso, en cualquiera de sus variantes? Una muestra cabal del peculiar modo de funcionamiento del cerebro de los protagonistas llega cuando Papá Robert decide pagar el depósito y la primera cuota de un moderno jacuzzi, testigo de un intento de trío sexual tan inesperado como imposible. La excentricidad del modelo July deja a las películas de Wes Anderson a la altura de un relato naturalista. Más allá del talante preciso, en sus características generales y peculiaridades, del personaje interpretado por Wood, Richard Jenkins y Debra Winger (con pelo canoso desmañado y ausencia total de maquillaje) están impagables como esos padres que no han hecho más que construir una cárcel invisible para su hija, absolutamente convencidos de que se trata de lo mejor para ella.

“Así comienza El Grande”, afirma Papá Robert durante cualquier mínimo temblor de la tierra, ante la indiferencia del resto de los habitantes de la ciudad, habituados a esos movimientos sísmicos. El verdadero temblor, el que lo cambia todo, no proviene de las entrañas del planeta. Lo que termina alterando para siempre la configuración de ese puñado de vidas es Melanie y los chispazos que genera en Old Dolio; el descubrimiento de que existen otros modos de relacionarse, tan extraños y desconocidos como el lento reptar de un bebé recién nacido hacia las tetas de su madre, que Old Dolio observa como si se tratara de un extracto de la vida en Marte.