Después de haber ganado este año el Grammy por La conquista del espacio, en la categoría de “Mejor álbum latino rock o alternativo”, lo más probable era que Fito Páez se alzara con el Gardel de Oro en la reciente edición del galardón a la música argentina. Y así sucedió. “Era un premio esperado hace mucho”, reconoció el artista rosarino, desde Miami, una vez que concluyó el evento. “Es hermoso recibir esto. Estoy muy feliz”. También venció en tres rubros más, entre los que destacó “Mejor álbum artista de rock”. “Hace muchos años, David Bowie dijo que el rock es una cultura en la que la música no es necesariamente un pasaporte excluyente”, explicó. “Vos podés pensar en Oscar Wilde como un rockero de raza, al igual que en Juan L. Ortiz o hasta en Borges. Esto es filosofía y acción”.

Páez coronó asimismo una dupla junto a David Lebón, ganador el año pasado del Gardel de Oro, en la que alternaron canciones de Seru Giran y de su vigésimo cuarto álbum de estudio. Algo similar a lo que hizo en la edición de 2020, pero con Nathy Peluso: la otra gran vencedora de la noche, igualmente con cuatro estatuillas. Sin embargo, el músico advirtió que “esta alegría inmensa” se encontraba “teñida por la muerte de Palo Pandolfo”. El otrora líder de Don Cornelio y la Zona y Los Visitantes falleció de forma súbita e inesperada el jueves, lo que todavía consterna a la escena musical argentina, por lo que su performance grabada junto a la Fernández Fierro, con una versión fabulosa de su clásico “Cabeza de platino” puso los pelos de punta.

Nunca nadie se hubiera imaginado que el autor de “Ella vendrá” formaría parte, a sus 56 años, del momento necrológico de los Gardel. Al igual que Willy Crook, que terminó venciendo en la categoría “Mejor álbum música electrónica” y tuvo su homenaje. Esta vez de la mano de Las Pastillas del Abuelo, Hilda Lizarazu y Celli, quienes hicieron una versión de “La bestia pop” que terminaron dedicándosela al exsaxofonista de los Redondos. De la misma forma que el año pasado, el trofeo que entrega la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (CAPIF) aprovechó la virtualidad que impuso la pandemia para poner énfasis en los shows musicales. En casi todos los casos, se trataron de cruces pregrabados de artistas que reivindicaron himnos de la música popular argentina.

Cazzu con Lito Vitale.

El primero de ellos fue posiblemente el más curioso porque Andrés Ciro Martínez terminó tributándose a sí mismo. O más bien a uno de los discos emblemáticos de Los Piojos, su antigua banda: 3er arco, a propósito de la celebración de los 25 años de su lanzamiento, con un popurrí de sus temas más emblemáticos. Ambientado además en un cementerio de trenes, y contando con la complicidad de La Chilinga, Daniel Buira y L-Gante, quien le puso el toque urbano a este compilado. Así comenzó, en la noche del viernes, esta versión de los Gardel, luego de que sus conductores, Jay Mammon y Eleonora Pérez Caressi, esta vez desde el teatro Margarita Xirgu (en contraste con el formato estrictamente televisivo del año pasado), hicieran la introducción correspondiente.

A lo largo de poco más de dos horas, los Gardel 2021 ofrecieron cruces exquisitos como los de Soledad y el mexicano Carlos Rivera, quienes versionaron “Himno de mi corazón”, de Los Abuelos de la Nada, en clave folklórica. También sobresalió el homenaje a las “Mujeres argentinas”, donde la trapera Cazzu y Lito Vitale salieron de sus lugares de confort para interpretar un cover emocionante de “Alfonsina y el mar”. A ese le siguió el de “Juana Azurduy”, en el que el ex MIA, vencedor en el rubro “Mejor álbum instrumental – fusión – world music”, estuvo acompañado por la Bruja Salguero. A continuación, Raúl Lavié presentó la terna “Mejor artista de tango”, en la que venció Mariana Mazú con su disco La bella indiferencia. Ya en ese momento, promediaban su intermedia.

Bobby Flores se encargó de presentar la primera terna de esta edición: “Mejor álbum pop alternativo”, que ganó Calambre, de Nathy Peluso. Seguidamente, Los Pericos se encargaron de anunciar al ganador de “Mejor canción de dueto colaboración”, en la que el favorito era Andrés Calamaro con esa versión de “Bohemio” para la que se prestó el hombre del mes: Julio Iglesias. El “Mejor álbum conceptual” fue para Luis Alberto Spinetta, por Ya no mires atrás. Aunque no fue el único Gardel para el Flaco: el “Mejor video clip largo” fue para Almendra I – 50 años, dirigido por Diego Latorre. En tanto que Lisandro Aristimuño se apuntó “Mejor diseño de portada” y “Mejor álbum canción de autor”, ambos por Criptograma. Y Barbi Recanati venció en “Mejor álbum rock alternativo” con el tremendo Ubicación en tiempo real.

Roger, Spasiuk y Parodi en el homenaje al chamamé.

Los Auténticos Decadentes, por su parte, se hicieron con “Mejor álbum en vivo” gracias a Foro Sol, y Virus propinó el batacazo al vencer en “Mejor colección catálogo”, con Agujero interior, por sobre el homónimo debut solista de Gustavo Santaolalla y Buenos Aires 8 de Astor Piazzolla. Al menos el icono del tango recibió un guiño por su centenario, con una versión contundente de “Vuelvo al sur”, a cargo de Lidia Borda y Julieta Laso. También el chamamé fue protagónico, luego de que en diciembre la UNESCO lo proclamara “Patrimonio Cultural de la Humanidad”. Entonces Antonio Tarragó Ros, Teresa Parodi, Elena Roger, Las Hermanas Vera, y el Chango Spasiuk (obtuvo el rubro dedicado al género, compartido con el guitarrista noruego Per Einar Watl) encarnaron esa ofrenda.

El ganador de “Mejor álbum grupo pop”, Bandalos Chinos, juntó fuerzas con 1915, Rosario Ortega y Emmanuel Horvilleur para brindar un tributo a Catupecu Machu del que Gaby Ruiz Díaz, quien falleció este año, se habría sorprendido. Eso dio pie para que un instante después Lali Espósito agradeciera por su trofeo en la terna “Mejor canción”, por cortesía de “Ladrón”, en la que tuvo como secuaz a Cazzu. La música urbana celebró su posicionamiento con las estatuillas de Nathy Peluso y Bizarrap, en “Mejor álbum - canción de música urbana – trap”, y de Trueno con Nicki Nicole feat. Bizarrap, Taiu y Tatoo, en “Mejor colaboración de música urbana – trap, condimentadas por el tándem de María Becerra y Patricia Sosa en su performance de “Endúlzame los oídos”.