Una iniciativa salida del corazón de la mesa chica de la Unión Industrial Argentina (UIA) genera tensiones internas en la casa fabril, luego de los roces -hacia adentro y con el Gobierno Nacional- de hace unos meses ante el cambio de conducción. Se trata del “Libro Blanco”, un paquete de propuestas y recomendaciones de política industrial que la entidad presidida por Daniel Funes de Rioja quiere acercarle al Ejecutivo que conduce Alberto Fernández.

El escrito, que aún no se terminó de elaborar y discutir, dividió aguas en los carreteos previos por dos razones: muchos aseguran que repite los mismos preceptos de documentos previos; mientras que los más políticos ya paladean un nuevo enfrentamiento con el Ejecutivo y el ministerio de Desarrollo Productivo, cuando ya se habían calmado las aguas tras los roces ante el cambio de manos de la presidencia de los industriales.

La UIA está sin reuniones formales por el período de vacaciones de invierno y recién el próximo 3 de agosto habrá un encuentro de Comité Ejecutivo en el que la iniciativa será parte de la agenda. Hasta tanto no se sabrán los detalles finos, pero este medio accedió a lineamientos generales, que según lo que se comentó, irán en tres ejes: un capítulo fiscal, otro laboral y uno último vinculado al acceso al crédito. Muy similar al pelotón de propuestas a políticos de antaño. 

"Si esto es un libro cerrado, más que un libro blanco, se va complicar", explicó a Página I12 uno de los industriales críticos a una iniciativa que fue una de las promesas de campaña de Funes de Rioja. En el entorno del empresario alimenticio aseguran, de todos modos, que lejos está de ser un tema inconsulto, y que es parte de una idea de llevar a todo el país el debate sobre las cuestiones industriales. "Acá no se hace nada a espaldas de nadie", expresaron. 

Otro de los consultados aseveró que "habría que ver qué conveniencia tiene volver con algo que ya hicimos en la campaña del 2019, como si esta vez se tratara de algo nuevo. Ya se les presentó esta idea a todos los candidatos en la última presidencial". 

Más allá de esto y algún cuestionamiento que consideró impertinente ponerle "blanco" a un documento buscando la idea de pulcritud, la mayor duda entre los industriales es ver en qué podría contribuir políticamente ese documento en el marco de una relación con el Gobierno que está fluída pero que tiene un antecedente que rompió lo que otrora era un clima natural. 

Hace unos meses, cuando asumió Funes en reemplazo de Miguel Acevedo, hubo chisporroteos internos por su discurso de apertura, en el que algunos industriales y sobre todo el Gobierno vio una crítica fuerte sin reconocimiento de las ayudas oficiales al sector en la pandemia. Eso derivó en cruces muy duros, que incluyeron críticas a la mesa chica de entidad y sobre todo a la idea de Techint de formatear una UIA más combativa y menos negociadora. Aún hoy, cerca de Funes lo niegan. 

Los que avisoran que será el Libro Blanco un asunto de discusión áspera, se imaginan que el centro del documento tendrá que ver, exclusivamente, con la situación de los impuestos al sector privado. Si bien éste es un problema que casi todos los fabriles comparten, aseguran que la discusión de las condiciones para producir deben exceder la carga tributaria. Hay algunas cámaras grandes del interior y de Buenos Aires que pidieron un debate profundo y moldear el texto de acuerdo a la realidad de todas las empresas. Un trabajo más representativo del contexto federal.