Como había anunciado su defensa, el joven Agustín Morales (21), acusado de haber dado muerte a su abuela María Leonor Gine, declaró ayer en el juicio que se sigue por este hecho. Dijo que no recuerda nada respecto al crimen y que no puede creer que haya pruebas contra él, culpó a su adicción por la pasta base de esa falta de recuerdo, y también por la muerte de su abuela. Aseguró asimismo que jamás incriminó a Federico Detzel y negó conocer a Tania Aguirre, las otras personas que están imputadas y detenidas por el crimen, por haber estado en el departamento de la avenida Belgrano la noche del asesinato.

"Del hecho no me acuerdo nada, no puedo creer que yo esté involucrado en esto, que haya pruebas que me tienen hoy acá. Desde el primer día que estuve detenido pienso en eso y no puedo recordar", manifestó Morales respecto al femicidio de su abuela ante el Tribunal de Juicio de la Sala III, compuesto por la jueza María Gabriela González como presidenta y lxs vocales Carolina Sanguedolce y Pablo Farah. 

Inicialmente Morales repasó su relación con las drogas: "A los 17 me enganché con la pasta base. Fue lo peor que me pasó en la vida (...) Mi abuela muerta, culpa de la pasta base", expresó. El joven dijo que se arrepiente de lo que hizo mal, y de no haber valorado a su familia, manifestó que tiene miedo de lo que pueda pasar. También contó que empezó desde más chico, a los 13 años, con el consumo de alcohol y marihuana "para ir a andar en bici, salir a un boliche, a una juntada". 

"Después comencé a consumir cocaína (...), lo que me hizo más adicto era tener relación con los que venden que me la daban para hacer una entrega, y yo consumía sin pagar. Iba a la escuela, comía, ya drogado", sostuvo. Dijo que a los 15 probó la pasta base y comenzó a mezclar pastillas con alcohol, para "equilibrar un poco" los efectos de la pasta base. Explicó que en el consumo de esta sustancia, "los pibes se cortan los brazos para bajar (los efectos) o toman pastillas: valium, alplax, o clonazepam, "la pasta base te acelera mucho, te sube y el alcohol te baja", añadió. Fue entonces que dijo que cuando tenía 17 años comenzó con una fuerte adicción, contó que en su círculo de amigos, "se drogaban todos", en su caso tenía que consumir de lunes a lunes, y luego el triple o cuádruple de dosis. 

Morales refirió a que sacaba la plata para comprar droga del trabajo con su abuelo, o usaba la que le daba su madre. También contó que empeñaba su ropa y sus celulares para conseguir droga y llegó a vender las baterías del vehículo de su abuela y una hidrolavadora de su padrastro, pero negó haber robado el teléfono de Gine. Cuando no tenía plata le pedía incluso a desconocidos en el centro para seguir consumiendo. Además, añadió que para conseguir pastillas, compraba la receta, "hay personas que las venden".

"La única que me hacía el aguante"

En coincidencia con otros testimonios de allegados a Morales, el joven ratificó que tenía una buena relación con su abuela.

Explicó que "venía rebotando" por su problema con las adicciones. "Mi abuela era la única que me hacía el aguante. Aprovechaba que ella me daba plata, para comprar más droga", relató. Según dijo, Gine lo llevó a vivir con ella porque no quería que fuera a parar a la calle. Indicó que desde fines de febrero estaba viviendo con su abuela, su rutina consistía en salir de noche y volvía a las 2 o 3 de la madrugada. En la cuarentena no salía casi de noche, como máximo esta afuera hasta las 12 o iba un amigo a la puerta del edificio. 

Sostuvo que mientras estuvo con su abuela, trataba de acompañarla, cocinaba, jugaba al buraco con ella, la acompañaba a tomar café y dijo que veía que eso a ella le hacía bien. "Mientras hacía las cosas cotidianamente, iba al baño o a la pieza y fumaba (pasta base)", contó. 

"A mi abuela yo siempre la amé, la amo aunque no esté", expresó. Contó que ella ayudó con su crianza y que ya habían convivido en una finca en Colonia Santa Rosa. Recordó que era uno de los nietos preferidos de la víctima, quien tenía fotos suyas por todo el departamento. 

"Todos los días me levantaba e iba a comprar pasta base a la mañana y a fumar", "ni comía por fumar", sostuvo. Respecto al 27 de marzo, aseguró que "no recuerda nada", solo que los policías lo golpeaban cuando lo llevaban. "Desde el primer momento te dicen hacete cargo, capaz que te den menos años", contó. 

"Nunca los incriminé"

"Yo nunca los incriminé", afirmó Morales respecto de lxs otrxs acusadxs, Detzel y Aguirre. Señaló que a Detzel lo conoció por haber estado internado en el centro de recuperación de adicciones y consumo problemático, Fazenda. Y aseguró que no conocía a Aguirre.

"Sinceramente, no se lo que pasó. Esto es consecuencia de la mala vida que venía teniendo yo, de hacer las cosas mal", expresó. Dijo que su consumo de droga "siempre terminaba con una chica o en el peor de los casos, con una travesti". Ante preguntas de la fiscala Mónica Poma sostuvo que no solía ir con prostitutas al departamento de su abuela. 

Morales insitió en que no recuerda el ataque, "no tengo la imagen de mi abuela muerta", sostuvo, dijo que esa imagen la incorporó por las fotografias exhibidas en el juicio, "todos los días tengo la imagen de mi abuela muerta, desde el día que vine a juicio las veo y las tengo en mi cabeza. No me acuerdo nada de lo sucedido". Agregó que ya le había sucedido antes que no recordara tras consumir drogas. 

Morales aseguró que tampoco recuerda la ropa que usaba el día del crimen, pero reconoció como suya la que se mostró durante la exposición de las pericias. También dijo que sí sabía de la caja fuerte de su abuela, que estaba detrás de un mueble, e indicó que algunas veces Gine tenía la llave en la mesa dentro del vestidor o la guardaba, pero que no sabía dónde, ni tampoco la cantidad de dinero que tenía. 

El imputado también negó recordar a Soledad Murillo ni a su exmarido, quienes adquieron el celular de su abuela. Dijo que no recuerda las llamadas a estas personas. Indicó que él iba mucho a comprar droga al barrio Calixto Gauna, también en el Paseo de los Poetas, por las calles Urquiza, San Martín y Alvarado. 

Respecto al momento en que fue detenido, sostuvo que tiene pantallazos de "cuando me venían golpeando" miembros de la Brigada de Investigaciones. "Vinieron a declarar varios de ellos, a ninguno les conozco ni la cara. Eso pasó en la camioneta yendo para contraventores. No recuerdo cuántas personas iban en esa camioneta, si le digo le miento", sostuvo en respuesta a una pregunta de la fiscala. Además, Morales dijo que no recuerda de donde lo levantaron. Por el juicio, afirmó que sabe que lo detuvieron en la calle Urquiza, "yo iba todos los días", indicó y precisó que iba a ver a su amigo con quien consumía drogas, y que es hermano "de un tal Polaco" nombrado en el juicio por la venta de droga.

Últimos testimonios

Ayer también declaron una psiquiatra ofrecida por la defensa de Morales, Raquel Musa y luego la psicóloga Carolina Cornejo y la psiquiatra María Alejandra Colabadino, del CIF. Con ellas finalizó la ronda de testimonios.

Musa entrevistó a Morales dos veces, el año pasado y este año. Dijo que no registraba en su mente el delito que se le imputa, que los dos relatos que brindó acerca de sus recuerdos sobre esos momentos fueron coincidentes, aunque en la primera sesión todavía estaba con síntomas de abstinencia.

Dijo que Morales le contó que la noche anterior al hecho y en los días previos había estado consumiendo alcohol, sustancias psicoactivas y psicofármacos de manera ininterrumpida. Y que el joven comprendía lo que había pasado pero no podía ubicarse dentro de lo sucedido. 

La profesional sostuvo que este cóctel de sustancias puede provocar trastorno mental transitorio. Para ella, el joven pudo haber estado bajo los efectos de una emoción violenta, que implica un descontrol de los impulsos, a eso se sumó el trastorno mental transitorio. Dijo que el acusado habló sobre una discusión que tuvo con su abuela, que estaba enojada con él porque le había vendido el celular y le exigió que le entregara las llaves del departamento. 

Las peritas del CIF concluyeron en que Morales no tuvo un estado de obnubilación de conciencia y que su intoxicación debió ser leve, de lo contrario no hubiera sido capaz de ejecutar las acciones registradas por las cámaras de seguridad, como conducir un vehículo.