Al principio de la pandemia, la meta –anunciaban los especialistas– era conseguir la inmunidad de rebaño. Se señalaba que, con el 60 o el 70 por ciento de las sociedades inmunizadas, por contagio o por vacuna, el Sars CoV-2 dejaría de circular y la pandemia llegaría a su fin. No obstante, la propagación de nuevas variantes más contagiosas hace que, incluso en aquellas naciones que exhiben altos índices de vacunación, los casos continúen a la suba. Lo que sucede en Israel y Reino Unido opera como ejemplo.

El interrogante que se abre, entonces, es si con el Sars CoV-2 y en las condiciones actuales de propagación es posible lograr la inmunidad de rebaño. El dato es que, pese a tener las dos dosis, cualquier individuo es susceptible de infectarse, ya que las vacunas no evitan el 100 por ciento de los contagios. En este sentido, ¿es posible alcanzar la meta de la protección colectiva? “Entre vacunación masiva y las personas ya infectadas, llegaremos a una situación donde la gente que no se pueda vacunar estará mucho más protegida”, dice Andrea Gamarnik, jefa del Laboratorio de Virología Molecular del Instituto Leloir e investigadora superior del Conicet. Luego completa: “El tema es que al ritmo de vacunación actual, hay países que tendrán cobertura en años y eso puede dar lugar a la generación de variantes que se escapen a las vacunas. Por esto es tan importante el concepto de vacunación masiva”.

Las vacunas aún constituyen un recurso tan estratégico como escaso, tanto que la desigualdad en el acceso continúa muy marcada: mientras Israel ya aplica la tercera dosis a sus adultos mayores, algunos países de África ni siquiera inocularon la primera, y aún existe muchísima gente susceptible de ser infectada. Aunque las naciones desarrolladas parecen no advertirlo, el hecho de que no avance la inmunización en esos territorios, podría motorizar la generación de nuevas variantes de aquí a los próximos meses. El dato positivo en relación a ello es que varias de las farmacéuticas que lideran la producción de vacunas contra la covid ya han desarrollado prototipos de fórmulas específicas para combatir las variantes Beta y Delta. Y que, en caso de requerirlo en el futuro, volver a actualizar las sustancias frente a nuevas variantes, no será muy difícil.

“El concepto de la inmunidad de rebaño es muy difícil de aplicar para covid. No deja de ser una enfermedad muy nueva y todavía nos falta muchísimo para conocer el impacto real en la población. A medida que avanza la vacunación, también surgen nuevas variantes, así que ya no alcanza con el 60 o el 70 por ciento de la gente inmunizada”, agrega Sandra Goñi, viróloga, docente e investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes. Después aporta: “No es algo estático como sucede, por ejemplo, con el sarampión. Lo bueno es que, de cualquier manera, a medida que avanza la inoculación masiva la tasa de letalidad disminuye porque cada vez la humanidad cuenta con más herramientas para defenderse del virus”.

Quizás no haga falta

“Técnicamente no vamos a alcanzar la inmunidad de rebaño, es muy difícil de lograr. La fórmula del rebaño depende del grado de contagiosidad y las variantes que circulan son muy contagiosas. Sin embargo, no hace falta la inmunidad de rebaño ya: si con las vacunas logramos que la mayor parte de la población consiga adquirir una protección tal que transforme al virus en una enfermedad leve, no necesitamos conquistar ese primer anhelo”, advierte Ernesto Resnik, biólogo molecular y biotecnólogo argentino residente en Estados Unidos. Con el rebaño, como describen los especialistas, se trata de alcanzar un número de protegidos suficiente como para que el virus no pueda circular más y se torne estadísticamente improbable que un individuo contagie a otro.

“Lograr el rebaño es clave cuando las enfermedades son mucho más letales, esas en que una vez que te enfermás estás realmente jodido. En el mundo entero, con vacunas contra covid, lo que estamos viendo es que la gente se infecta igual porque las tecnologías no son perfectas. No funcionan como escudos, de manera que el virus puede ingresar al organismo, pero lo elimina lo antes posible”, explica Resnik. Luego comparte ejemplos personales: ocho personas inmunizadas con dos dosis de Pfizer se fueron a una cabaña en el norte de Minnesota a pasar unos días y cuatro retornaron con covid. Hoy están contagiados y prácticamente asintomáticos. Los padres de su vecina (80 años), inoculados con el esquema completo, también se infectaron pero no desarrollan cuadros graves. Experiencias de este tipo se multiplican de a miles en Argentina, a medida que la campaña de vacunación avanza a paso firme con las segundas dosis durante todo agosto y la inoculación de la primera en la población infantojuvenil. Sin embargo, no hay que relajarse.

Nos espera un futuro con Sars CoV-2 por mucho tiempo, pero eso depende de muchísimos factores. Las sociedades irán adquiriendo inmunidad, a partir del contagio, o bien, a través de la vacuna. Nos acostumbraremos a ver cuál es la cantidad de casos estándar que habrá en las diferentes estaciones del año. Todavía sigue existiendo muchísima población que nunca se expuso al virus. Será, por lo tanto, un virus más al que tendremos que prestar atención y ante el cual haya que mantener las estrategias de cuidado que aprendimos durante este tiempo”, explica Goñi.

Esta situación que relata Goñi implicará la vacunación periódica contra la covid durante los próximos años. Es por ello que la ministra de Salud, Carla Vizzotti, no desestimó la posibilidad de que la inmunización en el mediano plazo deje de ser opcional para pasar a ser obligatoria.

Convertirla en una gripecita

“Naturalmente, con vacunas muy buenas, la transmisión se reducirá a una cifra de casos mucho menor, incluso a lo que hoy vemos que ocurre con la gripe común. Posiblemente en unos años, se vaya apagando la propagación del coronavirus”, imagina Resnik. El Sars CoV-2 ha circulado tanto y se transmite de manera tan masiva que, incluso contando con tecnologías que fueran capaces de evitar el 100 por ciento de las infecciones, se demoraría mucho tiempo en tener un planeta libre del virus.

El Sars Cov-2 podría convertirse en una “gripecita” como adelantaba el presidente brasileño Jair Bolsonaro; solo que el mandatario del país vecino realizó su diagnóstico del virus antes de que estuviesen listas las vacunas y previamente a que murieran millones de personas. Ahora bien, si el coronavirus será una gripecita, ¿qué pasa actualmente con la gripe? “El virus de la gripe muta en forma muy acelerada y se generan virus en animales (como aves o cerdos) que pasan a humanos y emergen nuevos virus. En el presente, se está trabajando intensamente en una vacuna universal de gripe”, explica Gamarnik. De hecho, las vacunas se actualizan año a año a partir de un análisis de la cepa que circula. “Gracias a los enormes avances con Sars CoV-2 nos estamos respondiendo un montón de preguntas que ya nos habíamos hecho con Influenza, pero que no sabíamos cómo responder. El mundo seguramente posee cierto rebaño contra algunas cepas de la gripe y no contra otras”, apunta Goñi. En esta línea, comenta Resnik: “Con la gripe no conseguimos la inmunidad de rebaño, por eso nos seguimos enfermando y mientras tanto el virus sigue mutando. Tenemos inmunidad temporal mientras nos vacunamos y se acaba en un año”. Los virus siempre estuvieron, aunque los humanos nunca les prestaron demasiada atención.

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