El traductor del técnico argentino, Salim Lamrani, publicó un libro sobre el trabajo en el Leeds. El fútbol según Bielsa - La extraordinaria epopeya en el Leeds United es una forma de conocer la intimidad de un plantel de fútbol profesional.

Recién asumido al frente del Leeds, Marcelo Bielsa aceptó la propuesta de su asistente Salim Lamrani de convocar a los jugadores profesionales para limpiar el centro de entrenamiento del club. Juntaron 13 kilos de basura. Era una forma de homenajear el esfuerzo de los hinchas que pagaban costosas entradas para ir a la cancha. Un partido equivale a tres horas de un salario mínimo en Inglaterra. Lo cuenta Lamrani en su reciente libro El fútbol según Bielsa - La extraordinaria epopeya en el Leeds United. Lamrani trabajó como intérprete de Bielsa en el Olympique de Marsella y lo acompañó hasta el 2019 también como psicólogo del Leeds. Por otras cuestiones no pudo seguir con el plantel cuando logró el ascenso a Primera, a mediados de 2020. Pero la experiencia le sirvió para describir al argentino desde adentro.

Lamrani repasa cada momento desde que el entrenador llegó a Yorkshire con el objetivo de ascender al Leeds tras quince años en Segunda División. De entrada cayó bien entre los jugadores, dirigentes e hinchas. Redujo el grupo de trabajo y arrancó. “Cuanto menos uno necesita hablar, mejor entrenador es, pues ello quiere decir que usted comunica a través de las acciones que propone en los entrenamientos”, le dijo a su cuerpo técnico. Elaboró un programa de trabajo específico para cada futbolista en base a su perfil y sus necesidades. Los hizo trabajar a pura disciplina. Pidió modificaciones estructurales en el predio de entrenamiento de Thorp Arch. Creó un espacio para que los jugadores tomen café y conversen, otro para que vean televisión y un tercero que funcionaba como espacio de lectura. El Principito (Antoine de Saint-Exupéry), El llamado de la selva (Jack London) y Los miserables (Víctor Hugo) fueron algunos de los títulos elegidos. Propuso que nadie empiece a comer hasta que no estuviese el plantel completo sentado a la mesa. Convinieron en no usar el teléfono celular durante las comidas colectivas. Costó, pero la costumbre se mantuvo hasta el fin de la primera temporada.

Cuando llegaron los primeros partidos amistosos, el nivel de juego ilusionaba a los hinchas. El inicio del torneo también fue por la misma senda. Pero el plantel limitado cayó ante una serie de lesiones importantes y los imponderables de los resultados. Concentrarse en el juego, evitar polémicas con los árbitros y los rivales y tener paciencia eran los pedidos del entrenador a sus dirigidos. Se impuso otro ritual: tras cada partido los jugadores barrían la suciedad del vestuario. Principio que, cuenta Lamrani, propuso él mismo tras la lectura de un libro que se volvió clave para el plantel: Legado, de James Kerr, sobre la historia interna de los All Blacks.

A medida que el grupo se afianzaba, escribe Lamrani, observaban videos de líderes políticos y referentes del deporte y la cultura. José Mujica, Martin Luther King, Muhamad Alí, Michael Jordan y Will Smith, entre otros. “Siempre privilegio el aspecto humano a los imperativos deportivos”, les dijo Bielsa.

El trabajo más allá de lo deportivo se acentuó con el argentino. Lamrani le propuso a Bielsa, primero, y al plantel, después, llevar ayuda a los sintecho de las calles en pleno invierno. Los propios jugadores llevaron comida, ropa y elementos de higiene. Y se quedaban a conversar con ellos. Pablo Hernández fue, incluso, con su hijo.

El autor recuerda aquel escándalo de enero de 2010, cuando el técnico argentino envió a un emisario a observar el entrenamiento del Derby County, el futuro rival. “Un mes de tempestad mediática”, sintetiza Lamrani. Y recuerda una declaración de Bielsa por esas horas: “Yo sé hacer pocas cosas fuera del fútbol. Mi vida se resume a mi familia y al fútbol. El fútbol me enseñó que, para interpretarlo mejor, es más provechoso ver una película o leer un libro que insistir demasiado en un tema. El exceso de observación no es saludable. La obsesión se describe como una virtud porque la asociamos al trabajo. Cuando analizo de modo demasiado obsesivo mi trabajo, sé que estoy cerca del fracaso”.

En tanto los resultados de su primera temporada al frente del Leeds eran irregulares, los hinchas continuaban apoyando su trabajo, aún cuando el ascenso no estaba asegurado. En medio de eso, ocurrió lo de aquel gol que se dejó hacer el Leeds ante el Aston Villa. La jugada recorrió el mundo y le valió un premio por parte de la FIFA.

La eliminación en los playoffs por el ascenso a la Premier resultó dolorosa. Sin embargo, el ambiente del fútbol destacó el gran nivel de juego del equipo. “Es objetivamente imposible emitir un reproche contra los jugadores o el cuerpo técnico porque todos, sin excepción, consagraron su energía a la realización del objetivo colectivo de un ascenso a primera división”, escribe Lamrani. Once meses de ilusión. Y agrega: “El culto a la belleza, venerado por Marcelo Bielsa, les permitió a los amantes de la camiseta blanca vivir inolvidables emociones que quedarán grabadas en la memoria colectiva de los habitantes de Yorkshire”.

Un año después, y pandemia por medio, el Leeds consiguió el título y el ascenso a la Premier League. Lamrani ya no integraba el equipo, al que siguió a la distancia. 93 puntos (10 de diferencia sobre el segundo y 12 con el tercero), 28 triunfos, 9 empates y 9 derrotas. 77 goles a favor y 35 en contra. “Va a ser un hermoso recuerdo para toda la vida”, recuerda Lamrani las palabras de Bielsa. Lo que siguió fue la Premier. Y el Leeds haciendo historia.