Detrás de cada una de las contribuciones, hay una historia. Mes a mes, queremos darle espacio a las voces más activas de la comunidad de Página/12. En esta entrega entrevistamos a Alicita, socia desde abril de 2018.

Mini bio

Crecí y estudié en diferentes dictaduras. En casa, mi viejo me enseñó a leer entrelíneas, se compraban varios diarios. También me dijo "estudiá, tené una carrera. Tené tu plata, no dependas de nadie".
A mediados de los 70' estuve muy enferma y mis compañeres de secundario que militaban, siempre pasaban por mi casa, tiraban volantes y prensa de las diferentes agrupaciones en mi jardín. Recuerdo que querían que formara parte de sus organizaciones y para el 12 de Octubre del 73', cuando Perón ganó las elecciones, los compañeros peronistas me invitaron a la Unidad Básica del barrio a comer un asadito. Había una tele de esas de pantalla redondeada, blanco y negro, obvio, donde miraban la trasmisión desde Plaza de Mayo. Yo, menor de edad pero brava, dije: "El pueblo en La Plaza y nosotros acá comiendo asado". Organicé grupos de 10 con un responsable para cada uno de los grupos, dí alguna indicaciones (ser docente era mi vocación ¡sin duda!) y fuimos a hacer dedo a la avenida. Así que ese 12 de Octubre estuve en la Plaza de Perón.
El 11 de Septiembre, día del golpe a Allende, en vez de ir a la escuela, fui sola al Congreso. Allí, gente del PRT que estaba encapuchada, me vio nena y sola y me dijeron que me quede cerca de elles, que me cuidaban.
Estuve algún tiempo muy débil tratando de terminar el secundario. Cuando me pude levantar de la cama, me encontré que mi papá se moría, mis amigos estaban desaparecidos o muertos o exiliados. Me mimeticé con el entorno y me sentí muy sola durante muchos años. Facultades cerradas/ intervenidas, etc.. todo ese contexto me llevó a uno de esos viajes iniciáticos por Latinoamérica. ¡Éramos tan hippies!
Desde Buenos Aires por Uruguay, al Carnaval de Salvador (con sexo en las calles y cantantes de los Tríos Eléctricos masturbándose ¡y yo tan argentina y asustada!) Luego cruzar el Mato Grosso, pasar por Bolivia, sentir Tiahuanaku, viajar por las islas del Titicaca hasta el Inti Raymi. Conocer Machu Pichu. Volver e identificarme con La Patria. En ese viaje me enamoré de Bolivia. En el 2015 cuando ví lo que había hecho Evo, lloré todo el tiempo de la estadía.
A la vuelta hice una carrera, me casé, duró poco y trabajé como profesora de secundario en PBA. Fui absolutamente feliz en mi trabajo, espero haber hecho algo bueno por les pibes. Usé mucho notas del diario en mis clases. Textos del querido Tato Pavlovsky, Eva Giberti siempre presente para darles una especie de ESI, que me habían solicitado los padres "porque les pibes me escuchaban". Hasta que me jubilé. Y eso también estuvo bueno.
Al principio de la democracia, con amigues, hicimos un grupo de estudio de Historia Argentina con algunos libros salvados de la quemazón. Fundamental sacarnos de encima el relato pedorro de los milicos.
El 1 a 1 lo entendí de entrada y me dediqué a viajar, que era una de las cosas positivas para las que servía. Mi curiosidad y mi trabajo docente me permitieron instalarme mínimo un mes en cada lugar para ver cómo vive la gente. Nunca usé la posibilidad de sacar doble nacionalidad: Argentina es Mi lugar en el Mundo. Tengo muy claro que las mejores sociedades se construyeron con impuestos graduales según poder adquisitivo, servicios subsidiados, Educación y Salud Pública, por dar un par de ejemplos.
No volví a formar pareja hasta que me enamoré en serio. Hace 18 años que estoy en esto, que vino incluido con una nena que no tiene mis ojos, pero si mis mañas. O algunas.
Tengo mi mortaja, escrita con su letra adolescente "NI UNA MENOS". 
Mis cenizas al Parque de la Memoria, con los compañeros.

Mi historia con el diario

Página lo compré desde el número 0 que tenía al Papa en la tapa ¿o me equivoco? Me fascinó el estilo y las contratapas, con la carta de Lacan, Antony Burgges, Soriano, Bayer etc. Que ese nivel de lectura estuviera en un diario y no en la "Revista Culta", que está bien que esté, pero en un diario como algo cotidiano, no necesariamente un domingo. ¡Groso!
Me gustó el eterno detalle que lo diferencia de otros medios, la nota firmada. Me importa la información correcta, después puedo estar de acuerdo o no con les escribas. Mis manos y cara quedaban siempre manchadas de tinta. Pasaron los años (acá podría contar como después de la segunda de Menem hice un ejercicio que me llevó años para no leer más un diario y así en diciembre del 2001 deposité dólares en un cajero automático. Durante el lock-out del campo reaccioné y volví a informarme ya en formato digital.

Qué me aporta la comunidad de Página/12

Participo en los foros, en general por 2 razones: Cuando me despierto, me hago mate y leo los diarios. Si me despierto temprano soy una Alicia pura, cuasi descontrolada, pero un poco de rock no viene mal. Y, por otro lado, porque veo que hay gente que se angustia y no hace bien y allí me salta el vicio docente de aportar otro punto de vista y/o un poco de humor. 

Mis lecturas favoritas en Página/12

Aliberti, Sandra Russo, las investigaciones de Tuny, Mariana Carabajal, Irina Hauser, Zaiat, Mario, Rulo, Marta Dillon y queda gente afuera, perdón. El NO siempre fue necesario, y que se abra a Catamarca, Salta y Rosario, me parece fundamental. ¡el SOY! Rudy y Paz y...
Lo bueno del formato web es que mantiene notas de días anteriores.

PD: Gracias Eva Giberti por tus notas, me ayudaron mucho, yo no había querido ser madre, no tenía planes con niñes en mi vida.

Qué iniciativas propondría para el futuro del diario y de la comunidad de soci@s:

-Le falta (y siempre le faltó) una sección crítica de eventos culturales y no un informe que espoilea o deja sin entender qué pasa realmente en la obra. Quiero leer una crítica y que me lleve a desear ver la obra: teatro, peli, serie.)

-Le pido a la comunidad de socios que separen los párrafos, para que sea mas fácil leer las contribuciones.