¡Queridos camaradas! 5 PUNTOS

Dorogie tovarishchi, Rusia, 2020

Dirección: Andrei Konchalovsky

Guion: Elena Kiseleva y A. Konchalovsky

Duración: 121 minutos

Intérpretes: Yuliya Vysotskaya, Vladislav Komarov, Andrey Gusev, Yuliya Burova, Sergei Erlish.

Estreno en Google Play.

En los primeros días de mayo de 1962, los trabajadores de la fábrica de locomotoras eléctricas de la ciudad de Novocherkassk, en el extremo suroeste de la Unión Soviética, iniciaron una huelga. La medida de protesta estaba motivada tanto por el aumento de las cotas de producción que exigía la administración central, como por una creciente carestía de los productos de primera necesidad. Un mes más tarde la huelga seguía, y el gobierno de Nikita Khrushchev decidió cortarla de cuajo. Las tropas del ejército cumplieron la orden al pie de la letra, dejando un saldo de 26 muertos civiles y 87 heridos. Eso según las cifras oficiales. En su monumental crónica Archipiélago Gulag, Aleksandr Solzhenitsyn invierte las cifras y consigna que los caídos fueron alrededor de 80.

Coescrita y dirigida por Andrei Konchalovsky -veterano realizador de la legendaria Siberiada (1979), y también de la feroz Escape en tren (1985)-, ¡Queridos camaradas! construye, alrededor de esos hechos, la caída en la realidad de Lyuda Semina (Yuliya Vysotskaya), que tiene un cargo en la representación comunal del Partido. En la secuencia introductoria Lyuda se queja del aumento en el costo de los alimentos, que se suma a un racionamiento cada vez más estricto. Añora aquellos dorados tiempos de Stalin en que los precios en lugar de subir bajaban. Viuda de un héroe de guerra y con una hija que decide sumarse a los manifestantes, los hechos convertirán a esta comunista convencida en mater dolorosa, removiendo la tierra en busca de Svetka, al tiempo que la KGB la investiga por su sospechoso parentesco. A su alrededor, militares venidos de la capital ponen en la mira a las autoridades locales, que no supieron prevenir la rebelión, arrancando a los testigos declaraciones en las que juran no haber visto nada.

El tener por protagonista a una funcionaria da a Konchalosvky carnet de paso a las oficinas del poder. Allí, enviados del gobierno central interrogan a los representantes de las fuerzas armadas locales como si se tratara de un juicio extraoficial, y los funcionarios hacen declaraciones de fe soviética, a la medida de lo que sus superiores esperan. Claro que a esta altura de la historia universal, que desborda de documentación sobre la represión, masacres y conjuras de silencio orquestadas por Stalin y sus sucesores, nada de lo que muestra ¡Queridos camaradas! provoca sorpresa. De hecho, las filmaciones oficiales de “juicios” montados para dar una fachada legal a las purgas (ver, sin ir más lejos, la increíble El proceso, estrenada hace unos meses) provocan una conmoción que el film de Konchalovsky está lejos de producir, en tanto lo que narra no es otra cosa que lo esperable.

Filmada en la clase de blanco y negro que la tecnología digital de alta resolución está en condiciones de ofrecer y receptora del Premio Especial del Jurado en Venecia 2020, ¡Queridos camaradas! recurre a resortes dramáticos tan elementales como pueden serlo la celebración de una fiesta en las mismas calles ensangrentadas días antes, la propaganda oficial que machaca la televisión o la ironía amarga con la que Lyuda entona un himno que exalta la grandeza de la URSS. No lo hace sola sino en compañía de quien resulta su más fiel ladero. Se trata de un asombroso agente “blando” de la KGB, tan culposo por la gigantesca operación de ocultamiento que no duda en tenderle la mano a la angustiada funcionaria. Para subrayar que el núcleo de la historia es el amor de una madre por su progenie, Konchalovsky se ve en la necesidad de insertar, en medio de una escena cualquiera, la imagen de una perra que amamanta con amor a sus cachorros.