A Marcos Díaz, una de las figuras del partido, lo embocaron con una masita y, con ese gol, Independiente se quedó tres puntos que le permiten ilusionarse con dar pelea en la parte más alta de la tabla. 

El fútbol tiene estas cosas. En el primer tiempo hubo dos remates muy bien colocados de Alan Velasco, uno de jugada y otro de tiro libre y en los dos disparos Díaz voló espectacularmente para mandar la pelota al corner. Y hubo dos tiros de Alan Soñora. Uno desde la medialuna, tremendo bombazo que obligó otra vez al vuelo salvador del arquero y otro desde una posición parecida, pero suave a colocar. Era una pelota sin peligro alguno pero un inesperado y sutil roce en Claudio Yacob cambió un poco la trayectoria de la pelota, lo suficiente como para desacomodar al 1 de Huracán. Gol.

Ganó bien Independiente. No le sobró nada, a veces parece perdido en la cancha, pero tuvo más y mejores llegadas, y esa terminó siendo una medida válida en un partido que fue un poco más entretenido en el primer tiempo que en el segundo. En la primera mitad hubo dominio alternado, algunos encuentros entre Fabricio Bustos, Soñora, Silvio Romero y Velasco y en fugaces momentos quedó flotando la sensación de que cualquiera de los dos equipos podía llegar al gol. 

A las ya mencionadas de Independiente se debe sumar una subida de Bustos y un remate apurado que salvó Díaz. Y en el otro lado se anotaron un toque de Yacob desde muy cerca bien resuelto por Sebastián Sosa y un remate a quemarropa de Ismael Quilez, en la llegada más clara del Globo, que salvó, con mucho esfuerzo, el arquero uruguayo.

El segundo tiempo fue un verdadero plomo, un simulacro de partido de fútbol. Cuando los defensores no pasan al ataque y pifian seguido; cuando los volantes no pesan; cuando los delanteros naufragan en tres cuartos de cancha a la espera de algún pelotazo acertado o de un error defensivo, cuando el que va ganando se conforma rápido y el que va perdiendo no tiene la menor idea de cómo torcer el rumbo, todo se hace insoportable.

Alguna gambeta de Velasco, alguna corrida de Silvio Romero, un par de pases bien dados de Patricio Toranzo, cuando entró en el último tramo, pusieron lucecitas tenues en las sombras de Parque Patricios.

Independiente quedó a cuatro puntos de Talleres y eso no está mal. Pero los hinchas medianamente exigentes pretenden que el equipo juegue como lo hizo contra Colón, que no se achanche cuando saca alguna ventaja y que se hagan más frecuentes los circuitos de toque.

Huracán quedó con 13 puntos, a cuatro del fondo de la tabla. Sus hinchas piden un milagro para no seguir descendiendo en el promedio porque alguna vez va a haber descenso.