Resulta ser que, para paliar el estrés y aliviar los síntomas del agotamiento y la angustia vinculados a la pandemia, vendría de diez recorrer exposiciones, ya sean sobre el trazado cloacal de Bruselas o sobre pilchas de pequeñísimo talle. Al menos, esa es la propuesta que se está cocinando en la cité belga, donde docs con especialidad en salud mental podrán recetar… arte. 

No cualquiera, de momento: aún en su fase experimental, la iniciativa cuenta con el beneplácito de un manojo de instituciones como el Museo de la Moda y el Encaje, en la Rue de la Violette; el Centro de Arte Contemporáneo, en Place Sainte-Catherine; el Museo del Alcantarillado, que explora la historia y función de estos acueductos subterráneos que dejan correr aguas llovedizas y residuales; también la galería que expone la extensa colección de trajecitos típicos con los que visten al niñato meón más famoso de la ciudad, Manneken Pis, una de las estatuas de bronce más reconocidas de Bélgica.

Museo del Alcantarillado

El asunto de prescribir visitas gratuitas a museos está -como se ha dicho- en fase piloto: la prueba durará tres meses; y serán tratados con este enriquecedor remedio, pacientes del hospital Brugmann, uno de los más grandes de la capital belga, que podrán elegir entre la citada oferta cultural disponible. A partir de los resultados, que se publicarán el año que viene, la intención es continuar la propuesta, siempre y cuando se compruebe exitosa la empresa en el tratamiento de diversos malestares psiquiátricos/psicológicos.

Delphine Houba

“Experiencias similares han demostrado que el arte puede ser sumamente beneficiosos para la salud, tanto la mental como la física”, manifestó Delphine Houba, responsable del área de cultura en Bruselas, al rotativo local L’Echo. Y aclaró además que el plan está inspirando en lo que, desde hace varios años, sucede en Quebec, donde docs canadienses pueden recetar anualmente hasta 50 visitas -sin costo- a galerías. Cuando echaron a andar el programa, en 2018, una de las médicas involucradas, doña Hélène Boyer, explicó que “cada vez hay más pruebas científicas en favor de la terapia artística, que aumenta nuestro nivel de cortisol y nuestro nivel de serotonina”. De hecho, agregó entonces que “las personas suelen creer que solo es buena para gente con problemas de salud mental, pero también ayuda a pacientes con diabetes, en los cuidados paliativos, en enfermedades crónicas…”.