Cuando arribó a la Argentina en 2010, nada le habría hecho pensar a Ned Howey que siete años después volvería a Estados Unidos, su país de origen, para recibir en la ciudad de Las Vegas el Premio Reed al Mejor Sitio Web Europeo, por el diseño y desarrollo digital para la campaña de Sadiq Khan como alcalde de Londres. Los premios Reed, que se entregaron el pasado 17 de febrero, son conocidos como “los Oscar de la industria política” -ya que convocan a los más destacados representantes del marketing y la comunicación electoral- y llevan el nombre del fundador de la publicación “Campaigns & Elections”, Stanley Foster Reed.

Howey es fundador, junto a Mariana Spada, de Tectónica, la empresa argentina que desarrolló el sitio web de Khan, pero también de otros tantos de gran relevancia en la arena política (digital) a nivel internacional, como el del Partido Laborista de Inglaterra o el del Partido Nacional de Escocia. 

Howey nació en Nueva York, estudió literatura y filosofía en Montreal (Canadá), y luego se instaló en San Francisco, donde trabajó durante una década en distintos tipos de organizaciones asistiendo a personas en situación de calle, con problemas de adicciones, de HIV y de salud mental. En 2010, a pocas semanas de haberse mudado con su esposo a Los Ángeles para realizar una maestría en Política Pública, Howey enviudó repentinamente. Luego de pasar un tiempo sumergido en una profunda tristeza, desahuciado compró el ticket de avión más económico que encontró y que lo traería a la Argentina, más específicamente a Buenos Aires. No tenía ningún plan ni hablaba castellano, y sus referencias sobre el país de destino eran sólo literarias, por Borges y Cortázar, a quienes había leído en la universidad. De su época como estudiante rescata su militancia a tiempo completo en organizaciones de izquierda y del colectivo LGTB. Dice que allí aprendió casi todo lo que hoy utiliza para su desempeño profesional y que las convicciones se mantienen.

En 2011, ya completamente enamorado de la ciudad en la que había recalado por azar y sin mucho más resto monetario para seguir su vida de turista, Howey comenzó a trabajar en una empresa de diseño web, en la que debía tratar con los clientes extranjeros angloparlantes. Allí se produjo el encontronazo con Mariana Spada, a quien considera su “heroína”. ¿Alguien con poderes extraordinarios capaz de transformarse para actuar en pos del bien común? Mariana por ese entonces era Gerardo, un joven corpulento de casi cien kilos y barba tupida, director creativo de la empresa en cuestión. Al año siguiente ambos empezaron a pergeñar la idea de un nuevo emprendimiento en el que pudieran desarrollar sus creatividades en proyectos más interesantes y afines a sus inquietudes. Así fue como se independizaron y a comienzos de 2013 crearon Tectónica, con la idea de darle cauce digital a propuestas políticas progresistas, causas sociales justas y campañas electores de candidatos/as afines ideológicamente. 

2013 fue un año fundacional en todo sentido para Spada, no sólo por el nuevo rumbo profesional, sino también porque decidió, sorpresivamente para muchos, iniciar su transición para convertirse en Mariana, una mujer trans lesbiana, que es como ella se reconoce felizmente hoy, tratando de zafar de los binarismos cis al uso. 

No conocía a nadie trans y ni se le ocurría como posible la combinación de lesbiana y mujer trans. Para esa época, cuenta, “tenía mis inquietudes políticas pero, como todavía no había transicionado, estaba un poco como adentro de un tupper. Creo que mi transición es una gran toma de conciencia sobre cómo la posición que ocupamos dentro de una sociedad nos provee de ciertos privilegios y nos quita otros. Por ejemplo, mis privilegios como hombre cis heterosexual blanco, en mi vida anterior, se vieron bastante reducidos, porque ahora soy una mujer trans lesbiana. Pero gané el enorme privilegio de ser un poco más fiel a mí misma y el de sentirme cómoda, porque estoy mucho más feliz, más sana, más tranquila y más contenta”.

Spada, como Howey, estudió literatura. La universidad la cursó en Santa Fe, ciudad a la que se mudó desde su Concepción del Uruguay natal, en Entre Ríos. Desde hace más de una década se dedica al diseño de plataformas online. Para ella Tectónica desde el comienzo fue mucho más que un emprendimiento que le permitía pagar su sustento. “Lo importante no era sólo que tenía un trabajo, sino que sabía que no iba a tener problemas de discriminación porque yo era la responsable ahí adentro”, asume con satisfacción. 

“Pero, por otro lado, en ningún momento esperé que ninguno de los chicos del equipo pudiera tener ese tipo de actitudes, porque los conozco y sé que son divinos, aunque no sean todos LGTB, y son súper aliados. Entonces, eso para mí fue una comodidad”. Es que la transición, con hormonación y cirugía de reasignación incluida, le llevó casi dos años de cambios corporales gigantescos y de mucha vulnerabilidad emocional. Por eso ella repite una y otra vez la palabra “aliados” para referirse a su socio y a su equipo trabajo, que la rodearon con amor cotidianamente durante ese proceso. También la acompañó su novia de ese tiempo -quien actualmente es su mejor amiga-, su terapeuta y su ginecóloga-endocrinóloga. “Ahora estoy un poco más acomodada, es como que puedo dedicarme a vivir la vida de una neurótica común y corriente”, comenta risueña. La relación con su familia se encuentra muy bien, después de cierto momento de ajuste, por lo que Mariana a veces siente que para ella todo fue “injustamente fácil, porque sé que estoy rodeada de privilegios”, reconoce a sabiendas de que ha pasado por situaciones violentas debido a su condición -como escupidas o piedrazos en la calle-, o rechazos al momento de seducir a una chica. “Pero son pavadas al lado de la violencia sistemática que se está empezando a rearmar otra vez sobre lo que pensamos que era terreno ganado”, afirma luego de leer la noticia sobre una razzia policial en el barrio porteño de Once contra chicas trans inmigrantes. “El Estado represivo se está ensañando con los más vulnerables”.

Tectónica trabaja no sólo para la contienda electoral -del lado de partidos progresistas- sino para la política y sus causas justas en un sentido amplio, así es que desarrolla plataformas online para diferentes asuntos de su interés, como por ejemplo: “No Way To Treat A Child”, un sitio destinado a concientizar sobre el maltrato por parte de militares al que son sometidos los niños y niñas palestinos en los territorios ocupados; o el sitio web del Egale Centre de Toronto (Canadá), una organización que se propone brindar alojamiento y atención a jóvenes LGTB en situación de calle; o sitios web destinados a promover el matrimonio igualitario en diferentes estados de EE.UU., o anti armamentistas, o para la campaña por el “Sí a la Paz” durante el referéndum colombiano. 

Para Argentina armaron un programa que se llama Acción Local, por medio del cual realizan una convocatoria anual a organizaciones sociales que no tengan recursos para desarrollar su plataforma online y les ofrecen gratuitamente el servicio. Las beneficiarias hasta el momento fueron la Asociación de Mujeres Unidas y Refugiadas en Argentina (AMUMRA, www.amumra.org.ar), y Mujeres de Artes Tomar (MAT, www.mujeresdeartestomar.org). Además, en su momento desarrollaron por cuenta propia un sitio web en el que explicaban la situación con los fondos buitre (www.stopthevultures.org), porque consideraban que lo que se transmitía sobre el tema en los medios de Estados Unidos y Europa era incorrecto y sin información certera.

“Ella es el talento, es una genia”, asegura Howey con admiración. “Tiene una visión del diseño que no es sólo para hacer cosas lindas. Hay mucho de estrategia en los proyectos que armamos, siempre se trata de ver cómo hacemos para explicar una causa y para invitar a los usuarios a tomar acción para cambiar las cosas”. 

Howey comparte la visión de su socia en relación a la difícil coyuntura política actual pero, como ella, es optimista y está contento. “En plena era política Trump, en la cual el mundo parece adentrarse en la división y en la búsqueda de chivos expiatorios, que un estudio cuyos socios son miembros del colectivo LGBT haya jugado un rol en la campaña que permitió elegir al primer alcalde musulmán de una capital europea, dice mucho acerca de cómo al trabajar juntos nuestra diversidad y nuestras diferencias nos hacemos más fuertes”, concluye.