Como en el juego de estrategia, TEG, en el que la resistencia se encuentra en la pequeña península de Kamchatka y que inspiró una película. Para el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, la ciudad más septentrional del país, La Quiaca, se convirtió en casi su único punto a vencer para dominar toda la provincia.

Desde el 2019, el bioquímico Blas Gallardo, integrando el Frente de Todos y acompañado de una coalición conformada por organizaciones sociales, campesinas, e indígenas, le arrebató la intendencia al histórico Miguel Ángel Tito, socio político del Morales desde su llegada a la gobernación.

En las últimas elecciones provinciales, el espacio de Gallardo se llevó las tres concejalías en juego para su localidad, logrando equilibrar un órgano legislativo que le era adverso. Y en las nacionales fue la única ciudad importante en donde ganó el Frente de Todos, superando por varios puntos a Juntos por el Cambio y la izquierda, que en Jujuy se ubicó segunda.

En entrevista con Salta/12, Gallardo confesó que comenzó a militar junto a su pareja, la pediatra Egle Borreda, desde la llegada del Kirchnerismo y a través del programa Médicos Comunitarios, que impulsó el por entonces Ministro de Salud Ginés González García. Consideró que los magros resultados que obtiene el Frente de Todos en esa provincia tiene que ver con la falta de diálogo y la cerrazón de sus dirigentes a la hora de pensar en oxigenar el espacio y abrirlo a otros sectores sociales.

Criticó la forma de distribución que realiza Morales, por ser inequitativa con quienes son oposición. Y aseguró que la detención de Milagro Salas es injusta e indebida, aunque también allí sostuvo algunos reparos con respecto a la forma de conducir.

- ¿Cómo llegó a involucrarse en la política y pensar en la candidatura a intendente de La Quiaca?

- Yo y mi señora volvimos de estudiar de Córdoba en el 2005, ella es de ahí, yo soy nacido y criado en La Quiaca y siempre supe que iba a volver. En ese momento comenzamos a través del programa de Médicos Comunitarios, y de a poco nos fuimos involucrando en política, aunque en ese momento no era partidaria. Pero en la última etapa de Cristina (Fernández de Kirchner) conformamos la mesa de gestión del CIC (Centro Integrador Comunitario), y desde ahí pudimos bajar un montón de recursos materiales para la construcción de centros vecinales, polideportivos, y eso te da una participación enorme, y nos permitió conocer más del 50% de los barrios de la zona.

Ahí conocimos a muchos referentes sociales y fuimos tejiendo algunas relaciones con gente del Movimiento Evita, Barrios de Pie, comunidades originarias y otros movimientos de base, que después, en el 2018, nos permitieron comenzar a charlar de cara a las elecciones. Ellos me empezaron a decir que me tenían como una de las figuras y que querían a alguien que salga de sus espacios, y no designado a dedo desde los espacios centrales o la capital del país.

Así que pudimos conformar esa unidad y consensuar toda una estructura que terminó dando sus frutos. Fue histórico poder incorporarse a la política de esa manera, elegido por las bases, y ganarle a gente como Tito, o la candidata radical, la diputada Alejandra Elías, que tenía todo el apoyo de Gerardo Morales.

Después respetamos esa representatividad en todo el gabinete, hoy la secretaria de Gobierno es referenta de una comunidad originaria, el secretario de Producción de un movimiento social. Hemos dado respuestas y conformamos un espacio plural, garantizando la paridad de género a rajatabla, 50-50, e incorporando gente joven. Y así venimos trabajando firmes, cuando la oposición nos daba tres o cuatro meses de gestión y auguraban que se nos caía todo encima.

Pensamos en un gobierno de afuera hacia adentro, incorporando a las comunidades originarias, los movimientos sociales y la ruralidad. No esperamos que la gente venga, salimos a buscarla y a hacerla parte de este cambio. Entendiendo que hay urgencias como las de asistir a los sectores más abandonados por sobre hacer calles en el centro, que puede llegar a ser una crítica hoy.

- ¿Cómo se hace para ganarle al Juntos por el Cambio de Gerardo Morales tanto en las elecciones provinciales como nacionales?

- Tiene que ver con el respaldo de la ciudadanía, nos fue muy bien porque conformamos un espacio que dialoga pero con una fuerte convicción de cuidar los recursos que tenemos y que son de los quiaqueños. Y logramos eso tanto con el oficialismo provincial, con el que somos oposición, pero también con los nuestros, con el PJ y todo el peronismo, con quienes nos sentimos identificados pero queremos que nos respeten nuestra mirada.

No vamos a negociar cargos dejando de lado nuestras convicciones y la defensa de todos los sectores populares que conformamos este espacio. Eso la gente lo entendió y lo supo ver, por eso acompañó de esa manera. Todo el tiempo visibilizamos que es por nuestro esfuerzo y por la ayuda de Nación, que vino a capacitar y que bajó muchos recursos para La Quiaca, sobre todo en el peor momento de la pandemia. Y no se comen el discurso del gobernador de que todo lo gestionó él.

Se renovaba la mitad del Concejo Deliberante y logramos ganar ampliamente, incorporando las tres bancas en juego, porque éramos minoría ahí. También acá seguimos respetando los términos en los que armamos la coalición y respetamos el acuerdo con las bases. Llegaron una maestra que representa a las comunidades originarias, un militante peronista y otra docente, jubilada ya, pero que fue gremialista, por lo que entiende sobre los derechos de los trabajadores.

En esa lista también tuvimos en cuenta el cupo Trans, con Rosalinda Ancasi, que es la referenta de la organización Damas de Hierro. Así como la representación de la juventud. Hoy ella está trabajando con el programa Argentina Hace y vamos a incorporarla a la municipalidad para seguir respetando el cupo.

Y en lo Nacional fue muy importante, porque los vecinos pudieron visibilizar la presencia de Nación. Acá teníamos un respirador a 300 kilómetros y si no era por el gobierno de Alberto no teníamos elementos para dar pelea a la pandemia. Gracias a toda esa ayuda acá pudimos evitar el colapso sanitario, y la gente tuvo memoria, lo entendió y nos dio ese respaldo.

Logramos el 40% de adhesión, por encima de Juntos por el Cambio que tuvo el 32%, y un 25% de la izquierda. Tenemos un gobierno nacional y popular que hay que defender y acompañar a pesar de algunos nombres y manejos locales del frente con los que no coincidimos.

- ¿Se hace difícil gobernar con Morales como gobernador?

- Mirá, nos pudimos reunir pocas veces, pero siempre defendimos con argumentos nuestro territorio, nuestras decisiones y nuestra gente, como la zona franca, o las comunidades originarias. No con caprichos ni oponiéndonos porque sí. Entiendo que no es que hay que salir a pegarle al gobernador sin fundamentos como lo hacen todos, pero sí con elementos como defender los intereses colectivos en contra de lo que hoy entiendo es el favoritismo a unos pocos.

Acá la coparticipación solo sirve para pagar sueldos y tengo déficit, pero bueno, es porque incorporamos gente y nos hacemos cargo como municipio. Y eso que a la provincia le llega una buena coparticipación nacional.

- ¿Siente que se hace diferencia con la ciudad que usted dirige por ser opositora?

- Sí, y lo hemos manifestado siempre. Lo sabe el gobernador y en algún momento se enojó porque yo había dicho que nos discrimina, pero después lo dijo él hablando de Nación. Nosotros tenemos un montón de temas que tenemos que atender por el simple hecho de ser ciudad de frontera, y además un municipio que atender, y le hacemos frente casi solos.

- ¿Cómo fue gobernar en pandemia en una ciudad fronteriza y lo que eso significa para su economía?

- Fue durísimo, porque la gente de Villazón nos compraba todo por el tema de la devaluación. Y con la frontera cerrada además creció el contrabando, así que fue otra lucha con las fuerzas nacionales para controlar.

Por suerte las cosas van mejorando y esperamos que con la apertura podamos trabajar en conjunto. Además se suma que Villazón tiene un nuevo alcalde con una mirada más cercana a la nuestra, hasta hace poco tuvo un representante de facto, impuesto. Hay que entender que somos dos ciudades divididas por un río, que no es más que una avenida, pero tenemos muchísimas cosas en común.

- ¿Cuál es su mirada con respecto a lo que le sucede a Milagro Salas?

- De injusticia, con juicios que se van cayendo y trabas que ponen para que siga detenida, con mentiras y testigos que mienten. Ojala llegue la justicia para Milagro. Pero ojalá también ella pueda tener una mirada autocrítica de que no somos las personas individuales las que hacemos todo, yo no soy un iluminado, sino que tenemos la necesidad de sentirnos hermanados, por nuestro color de piel, nuestros caminos, nuestra procedencia y a dónde queremos ir.

Hubo modos de organización política del espacio de Milagro Salas (la Túpac Amaru) que no compartimos. Entendemos que no es “vengan y pónganse atrás”, sino “vengan al lado”, y a eso vamos, ojalá lo podamos lograr.

- ¿Cómo se reconstruye el Frente de Todos jujeño para volver a disputar poder?

- Es lo mismo que hablábamos hace un rato, yo hablo con todos, pero es muy difícil construir cuando siempre quieren que el que se suma se ponga por detrás. No creo en eso, el frente tiene que ser justamente de todos, de coalición, y esas cosas molestan mucho, por más que tengan el cargo que sea, senadores, diputados, o presidentes del partido.

Tenemos que mirarnos, reconocernos de otra manera, bajarnos del caballo y entender que hay otra generación de gente joven que hay que sumar. Así lo hicimos y así hemos obtenido muy buenos resultados aquí en la Puna, en donde resistimos escuchándonos y haciendo partícipes a todos los que integran y acompañan el movimiento. Entendiendo que hay un gobierno Nacional al que hay que acompañar.